Era de noche. Un hombre encorvado y vestido con una harapienta y apolillada capa, sujetando una botella de vino con la mano, intentaba andar por la calle, pero su embriagado estado solo le permitía tambalearse hacia los lados. El deprimente personaje, bajo las miradas reprobadoras de los vecinos del lugar, se metió en un oscuro y se desplomo en la pared que cerraba el lugar al otro lado.
Dio un trago de vino.
Un hermoso pueblo rodeado de cultivos entre los que correteaban los niños disfrutando de la libertad del campo. Las casas blancas como la nieve y con madera oscura como tabiques mostrándose sobre su tersa superficie eran grandes y confortables para los vecinos. Un hombre salió de su casa dando un sonoro beso a su mujer, que le devolvió el gesto colocándole una rosa en el pelo como hacia todos los días mientras lo despedía desde el portal, hasta que un niño pequeño salió corriendo por la puerta y la madre tuvo que salir en pos de la carrera del risueño chiquillo. El hombre sonrió al ver esta escena y mirar los rubios cabellos, los ojos azules y la pálida cara de su mujer y el pelo negro y los ojos azules de su hijo. Finalmente , dio la vuelta y se fue hacia los campos.
Una lagrima resbaló por la sucia mejilla medio tapada por el pelo y la barba
del borracho mientras bebía otro trago de vino.
Al fondo del pueblo se empieza a distinguir una nube de polvo. Como cosa nada habitual, las mujeres preocupadas se llevan a sus hijos a sus hogares mientras estos consideran su rápida carrera como un nuevo y apasionante juego. La mujer de rubios cabellos se lleva a su hijo a casa mientras se queda en la puerta esperando a su marido para preguntar por lo que podía ocurrir, mientras este, junto con la mayoría de los hombres del lugar, cogía su horca y se preparaba para lo que casi seguro, pues se hallaban en tiempos de guerra, sería una incursión.
Unos ojos verdes y vidriosos miraron fijamente a la botella mientras otro trago de vino fluía por la garganta del desaliñado hombre.
Pronto casi todos los hombres habían caído para no poder volver a levantarse bajo las espadas de los bárbaros que aprovechaban la guerra para rapiñar y saciar su sed con sangre inocente. El hombre de ojos verdes al que una mujer esperaba desde el umbral de su hogar cayó derribado al suelo por un caballo desbocado mientras veía a los bárbaros acercarse a las casas del pueblo.
La oscuro y demacrada figura, sujetando la botella de vino con una mano y dando un gran trago de su contenido, sacó una pequeña y simple daga de debajo de su capa.
El hombre se acercó corriendo hasta su hogar mientras veía a 2 bárbaros meterse dentro empujando a su mujer al interior.
Colocó la daga en su corazón mientras, entre grandes lagrimas, seguía bebiendo mas vino.
Entro en la casa, justo a tiempo para ver como uno de los bárbaros, espada en mano, hundía la afilada punta de esta en el pecho del pequeño retoño del hombre, que caía al suelo sin emitir ningún sonido, y como el otro bárbaro hundía su daga en el cuello de su mujer mientras la besaba. Esta, en su ultima mirada, dirigió sus ojos a su marido dedicándole una amorosa sonrisa...
La botella cayó de la mano del hombre, al igual que la daga mientras, entre abundantes lagrimas y gemidos, el hombre se sumía en un sueño reparador provocado por el alcohol, con lo que no llego a ver una hermosa rosa cayendo del cielo a sus pies....
no hay mucho que decir, otro dia os pongo la version remasterizada, que ahora que la veo da pena