


A continuacion, sigue un breve texto con algunos ejemplos de esto:
Entre todos los destinos inexplicables que pueden aguardar a una persona, quizá el más extraño sea el de "arder" inesperadamente sin que ninguna causa aparente lo justifique. Las víctimas son devoradas por unas llamas tan terribles que en pocos minutos la persona queda reducida a un montón de cenizas carbonizadas.
Estos casos han provocado un gran conflicto entre médicos, investigadores y científicos en cuanto a su origen...
La CHE (Combustion Humana Espontanea) se caracteriza por el extremo calor que genera, de modo que podemos distinguir el fenómeno de un incendio corriente. Normalmente es muy difícil reducir a una persona por completo a cenizas, aunque nos lo propongamos; para ello es necesario mantener la llama durante horas sin parar de echar combustible. De hecho está comprobado que un cadáver mantenido 8 horas en un crematorio a 1100º C aún deja los huesos sin muestras de degradación grave ni quedar reducidos a polvo. En los crematorios ordinarios se alcanzan los 900º C, así que no se reducen completamente a cenizas los cadáveres, quedan los huesos que pasan a un cremoledor que los muele y los deja convertidos en polvo. Siempre, y en todos los casos, las cenizas resultantes son grises, mientras que en la CHE son completamente blancas, lo que demuestra que las temperaturas son mucho mayores, algunos las estiman en 2500º C, lo que es bastante calor si tenemos en cuenta que los incendios que destruyen edificios rara vez superan los 250º C.
En el caso de Leon Eveille, de 40 años, que fue encontrado completamente quemado en el interior de su coche cerrado en Arcis-sur-Aube (Francia) el 17 de junio de 1971. El calor había fundido los cristales del coche. Se calcula que un coche al quemarse alcanza una temperatura aproximada de 700º C, pero que para que se funda el cristal la temperatura tiene que superar los 1000º C. En 1986, cuando un saludable hombre de 58 años, que irónicamente era un bombero jubilado, ardió hasta morir en su casa de Nueva York. Todo lo que quedó de él fueron algunos huesos y dos kilos de blancas cenizas. Como en muchos de estos casos, nada de la casa resultó afectado, y ni siquiera se encendió una caja de cerillas que tenía cerca.
Restos de la señora Helen Conway, hallados en Pennsylvania
Restos del Dr. J. Irving Bentley
Otro caso fue el que le tocó al detective John Heymer, agente del Departamento de Investigación Criminal, considerado uno de los mejores investigadores en CHE. Fue requerido a principios de enero de 1980 para investigar un caso en Gwent (Reino Unido).
Cuando entró en el salón de la casa lo primero que le sorprendió fue el calor sofocante y la humedad reinante en la sala, así como el tinte anaranjado de la luz que iluminaba lo que quedaba de Henry Thomas, de 73 años. En la alfombra había un montón de cenizas blancas en el centro, en un extremo yacían un par de pies enfundados en sus medias, y en otro una calavera ennegrecida. La luz de la bombilla desnuda se mezclaba con la del día, pero lo que le daba el tinte anaranjado era la fina capa de carne vaporizada y condensada que lo cubría todo en la habitación. Lo realmente extraño del caso es que la habitación no presentaba apenas señales de incendio, tan sólo parte del sillón en el que se hallaba sentada la víctima y la alfombra bajo la que se hallaban los restos, que tan sólo estaba chamuscada unos pocos centímetros.
Sobreviviente quemado
Unos recientes informes forenses demuestran que las víctimas de la CHE habían inhalado grandes cantidades de humo, sugiriendo que solo se producía en personas vivas. Afortunadamente, las víctimas parecían adormecerse al iniciarse la combustión.
El caso de Jack Angel parece ser una prueba de ello.
En 1974, en Georgia, Estados Unidos, Angel se fue a dormir y despertó cuatro días mas tarde con unas quemaduras tan horribles que fue necesario amputarle el antebrazo derecho. Por otra parte, el pijama y las sabanas de la cama estaban intactos y no sintió ningún dolor hasta varias horas después de haber recuperado la conciencia. Angel no pudo recordar como se hizo las lesiones, incluso bajo regresión hipnótica.
Pero ¿cómo puede arder el cuerpo de una persona que contiene 45 litros de agua?. Si Thomas quedó reducido a cenizas por una elevadísima temperatura, ¿cómo no ardieron otros objetos cercanos más inflamables como la alfombra o el sillón?