por La luz de los caidos el Mar Jun 05, 2007 6:46 pm
Sircanelo: Libro encontrado:
Nombre: Historia interminable o La historia sin fin (tiene esos dos nombres)
Escrita en 1979 por el alemán Michael Ende
Resumén: Primera parte: Narra la historia de Bastián Baltasar Bux, un niño gordo y torpe que sufre de graves problemas en su colegio, tales como abusos, insultos, vejaciones y ridiculizaciones por parte de sus compañeros por inventarse historias, que se cuenta a sí mismo, y “vivir con la cabeza en las nubes”.
Bastián siempre se ha considerado un niño rechazado y como no tiene el valor de enfrentarse con los que le vapulean la vida, prefiere ocultarse en el mundo de los libros. Un día, huyendo de sus perseguidores, se esconde en una librería, cuyo dueño es Karl Konrad Koreander (tres Kas, como el nombre del protagonista, tres Bes. No es un detalle menor). En el momento de la interrupción, el señor Karl está leyendo un libro que inmediatamente llama la atención del introvertido Bastián: La Historia Interminable. El libro, con tapas de color cobre, atrae al muchacho. Miró fijamente el título del libro y sintió frío y calor al mismo tiempo. Eso era, exactamente, lo que había soñado tan a menudo y lo que, desde que se había entregado a su pasión, los libros, venía deseando: ¡Una historia que no acabase nunca! ¡El libro de todos los libros! El señor Koreander sale a atender el teléfono y Bastián cede al impulso y roba el libro. Corriendo bajo la lluvia se dirige al colegio. Como llega tarde y no hay nadie en los pasillos decide esconderse en el desván con la culpa y el deseo de comenzar a leer atormentándolo.
Una vez que comienza a leer no es capaz de dejar las aventuras de Atreyu, un indio Piel verde, por el mundo de Fantasía, lugar donde transcurre la historia. La Emperatriz Infantil, soberana del vasto reino, se encuentra mortalmente enferma y, con ella, también Fantasía lo está. La Nada se extiende, devorándolo todo a su paso. A Atreyu, por deseo expreso de la emperatriz, se le encomienda la búsqueda de una cura para la enfermedad de la Emperatriz.
Atreyu va de un lugar a otro de la enorme Fantasía, buscando la solución al enigma que supone la Nada, cada vez con menos tiempo, pues la Nada está devorando todo el paisaje con una rapidez inusitada.
Bastián se verá involucrado en situaciones cada vez más extrañas. En un momento de la lectura Atreyu escucha claramente un grito de Bastian. Éste último ve a Bastián a través de un espejo en otro momento del relato, y lo describe a la perfección, sentado con las piernas cruzadas, en el desván, con el libro en su regazo.
Atreyu descubre en sus viajes (más concretamente en el oraculo de Uyulala, que se derrumbo después de su visita) que, para curarse, la Emperatriz necesita que se le dé un nuevo nombre. Sin embargo, ninguna criatura fantástica puede hacerlo: sólo alguien del mundo de los humanos podría. A medida que Bastián lee, se hace cada vez más evidente que el llamado a darle ese nuevo nombre es él, pero le falta el valor.
Bastián no encuentra nunca el valor para pronunciar un nuevo nombre para la Emperatriz. Ella sabe que él está ahí, de modo que decide obligarlo a intervenir: va a visitar al Viejo de la Montaña Errante. El Viejo de la Montaña Errante escribe en un libro todo lo que acontece en la Historia interminable (que es la historia que se cuenta, el libro que lee Bastián y usted) mientras sucede, incluyendo lo que le pasa a Bastián. Para obligar al niño a darle un nombre a la Emperatriz, ella hace que el Viejo comience a leer todo lo que ha escrito desde el principio. Las primeras palabras que pronuncia parecen ininteligibles: “Nóisaco ed sorbil…” Bastián cree que se trata de alguna especie de hechizo, pero no. El libro que el lector (el de carne y hueso) sostiene entre sus manos parte con estas mismas palabras. Deben ser leídas al revés, de derecha a izquierda, porque así es como se ven desde el interior de la librería del señor Koreander. Bastián lee, atónito, como su propia historia es contada por el Viejo de la montaña errante, no puede dejar de leer porque la Historia interminable es también su historia, está atrapado en ella. La única escapatoria para el círculo interminable que se ha iniciado es darle un nuevo nombre a la Emperatriz.
Finalmente, Bastián grita un nuevo nombre.
Fantasía nacerá de nuevo a través de tus deseos, Bastián, que se harán realidad a través de mí, le dice la Emperatriz infantil a su llegada a Fantasía. Pues al pronunciar un nombre, Bastián es arrojado dentro del mundo fantástico. ¿De qué deseos habla la Emperatriz? Bastián puede crear lo que quiera, porque Fantasía es la historia que él contará. ¿No puede un autor escribir lo que se le antoje? Puede hacer que el cielo sea verde, que el mar sea firme, un escritor puede desear lo que quiera y, en cierta forma, hacerlo real en la prosa. Fantasía es, ahora, la historia que cuenta Bastián.
Segunda parte:Bastián comienza su peregrinaje por esas maravillosas tierras, siguiendo sus propios deseos. Lleva el símbolo de la Emperatriz: el Áuryn. Al reverso del amuleto están inscritas las palabras Haz lo que quieras. Bastián puede desear cualquier cosa y ésta se hará realidad.
Gracias al Áuryn logra conseguir que todos sus deseos se hagan realidad, como ser un gran deportista, un inteligentísimo sabio, un gran artista. Sin embargo, esto supone un gasto para él, pues por cada deseo que se pide a sí mismo, pierde un recuerdo. De este modo, al convertirse en un chico fuerte olvida su debilidad; al convertirse en un artista, olvida sus modestas e imaginativas historias de cuando era pequeño; al convertirse en alguien temido, olvida que una vez fue la víctima de los abusos de los demás, etc...
Así pues, Bastián acaba descubriendo a sus antecesores en la Ciudad de los Antiguos Emperadores en uno de los momentos más intensos del relato. Se trata de un lugar de locura, dantesco, donde van a parar los viajeros de fantasía (esto es, creadores de historias) que vinieron antes, pero que se perdieron allá, que olvidaron todo sobre el mundo “real”, que dejaron de desear. Es terrible como los actos de estos antiguos emperadores de Fantasía se parecen notablemente a las acciones de algunos artistas llamados “modernos”. Hay uno, por ejemplo, que hace un agujero en la tierra y entierra en él una vela encendida. Sin embargo, lo más impresionante es un juego que se lleva a cabo: los lunáticos (a ese estado están reducidos los antiguos emperadores) hacen rodar unos dados con letras inscritas en las caras. Ya no saben narrar. Han perdido el lenguaje. Por eso he inventado ese juego para ellos. Como ves, los entretiene. Y es muy fácil. Si lo piensas, tendrás que admitir que todas las historias del mundo, en el fondo, se componen solo de veintiséis letras. Las letras son siempre las mismas y solo cambia su combinación. Con las letras se hacen palabras, con las palabras frases, con las frases capítulos y con los capítulos historias. (…) Y si se juega eternamente tendrán que surgir todos los poemas, todas las historias posibles, y luego todas las historias de historias, incluida esta precisamente en la que estamos hablando. ¿Es lógico, no?
La tercera fase de la historia se inicia cuando Bastián ya no quiere poder, ya no quiere ser reconocido, ya no quiere ser sabio, ya no quiere ninguno de esos deseos banales y sin sentido que había tenido... sólo quiere ser querido, ser amado por lo que es. Pero estos deseos no hacen más que seguir destruyéndole por lo que, al final, con su último recuerdo en sus manos, todo lo que recuerda de su anterior vida en el mundo que no es Fantasía, inicia un viaje. Pero, por desgracia, todo lo que conservaba se perdió para siempre por culpa de sus propias creaciones anteriores. Bastián pierde su último recuerdo. Sin embargo, ocurre un milagro. Al comienzo de sus viajes, Atreyu consigue, a pesar de su resistencia, que Bastián le cuente todo acerca de su mundo. Atreyu recuerda por Bastián. Nueva metáfora: Bastián se ha dejado impreso a sí mismo en sus creaciones. Y no es casualidad que el héroe que finalmente acude en su ayuda es el mismo que, en un principio, le hizo sentir el deseo de leer.