Amanece en lo que alguna vez había sido un pueblo alegre, era el tercer día de lluvia continua, el frío calaba en los huesos, y el repicar de las gotas contra el techo de laminas impedía el dormir, por lo que apenas y había pegado los ojos en la noche, me la había pasado pensando y recordando pues no se muy bien cuando fue la última vez que dije "todo va a estar bien", pero sabia que en ese momento nada parecía mejorar, y lo que era peor, en lugar de mostrar alguna alternativa, todo parecía ir a peor.
Recordaba fragmentos lejanos de mi niñez persiguiendo una pelota a lo largo del pueblo, recordaba momentos que ahora me hacían ver cuan inocente era pues veía a mi padre regresar cansado de trabajar y yo pensaba que la sonrisa que mostraba al llegar era por haber tenido un buen día, ahora se que esa sonrisa era causada por ver que su sufrimiento daba frutos al verme feliz. Así de ese mismo modo al ir avanzando en los pedazos de memoria y reconstruir mi vida hasta el día de hoy, pude darme cuenta que cada recuerdo nuevo era mas amargo que el pasado, que cada vez costaba mas sonreír y que el presentimiento de que jamás iba a conocer la felicidad se convertía poco a poco en una realidad de la cual era imposible escapar.
Llegue al abismo donde me sentía parte de la soledad, de la tristeza, al momento en que había consumido y saboreado tanto la amargura que ya no era capaz de apreciar o anhelar algo mas, llegue al momento en que todo estaba perdido, y mas bien siempre estuvo perdido, pero ahora me era revelada la verdad de que todo lo que perseguí lo largo de la vida, estuvo siempre ahí para no ser alcanzado, siempre el destino era distinto al que hubiera deseado, que siempre fue muy tarde para mi, la vida no me alcanzó para salir de la tristeza, mi ser se unieron simbiosis con la soledad. No pude salir de la oscuridad, y ahora no me creó ya eso de que "todo va a estar bien" como iba a estarlo si a cada paso que yo daba, la amargura daba dos, y a cada rayo de esperanza que me llegó siempre hubo un viento frío que apagara el origen. Ases, llegue al punto donde comprendí insignificante que era mi existencia y lo tonto que era haber nacido triste, y negar mi naturaleza deseando ser feliz.
Como dije, el viento frío siempre apago las luces de esperanza que intentaron dar luz a un corazón oscuro, durante el último suspiro de mi espíritu aguerrido vi como se convertía en una verdad irrefutable el hecho de estar destinado a no ser feliz, vi como mi ser se fusionaba con la tristeza y la amargura abrazaba mi pesar, sentí la soledad susurrando que siempre me acompañaría. Y aquel último rayo de esperanza que mantenía mi mirada hacia enfrente y tibio mi corazón, aquella última sensación de que valía la pena intentar, de que podía ir bien, se apago, el viento frío soplo arrastrando la tragedia y apago para siempre aquella llama que de otro modo nunca me hubiera dejado de alumbrar, no solo murió el amor, te llevó consigo.
Fue ese el último recuerdo que recupere, el punto de partida para mi nueva vida, después de ahí no valía ya la pena recuperar el pasado, con solo tener la noción de ir en picada al infierno me entregue a saborear cada vez niveles más amargos de dolor.
Los sueños ahora son muy ajenos a mí, la búsqueda de la felicidad se transformo en un viaje en donde colecciono tristezas, en donde tras aceptar mi naturaleza saboreo los umbrales del sufrimiento para después sin más, reponerme y reírme de la ingenuidad de aquellos que siguen atrapados en el circulo vicioso de jamás alcanzar la felicidad.
Para que perseguir a la inalcanzable felicidad, si todo el tiempo la tristeza busca tu abrazo, ya que de cada corazón la expulsaron y la tacharon de algo malo, mientras que en cada rincón del mundo se te niega la felicidad y efímeras siempre son las migajas que te tira para que sigas persiguiéndola, porque perseguir algo que no se deja alcanzar, porque negar algo que siempre estuvo ahí esperando tu atención.
Ahora me entrego a aquello de lo que siempre huí y de lo que todos huyen, pero que por mucho que corramos nos acabara por alcanzar, huimos de la tristeza y por mas que busquemos alegrías siempre una pena te ha de alcanzar, huimos de la melancolía pero en forma de lo que ya dejo de ser siempre acaba por envolverte el sentimiento de ser muy tarde para recuperar lo pasado, huimos del dolor mas siempre nos alcanza cual cuchilla dejando heridas, cicatrices y borrando la sonrisa, huimos de la muerte pero como dije, siempre fue muy tarde para librar esa carrera…
Ahora me entrego a cada cosa de la que solemos huir, y dejo que me abracen con su oscura forma de hacerte saber que ellos no van a huir nunca de ti y que siempre estarán a tu lado dando todo de si pues no son como la traicionera felicidad que te arroja moronas para mantenerte devoto a ella, ahora es claro para mi, la felicidad juega a tener miles de fans engañando e ilusionando, y la tristeza muestra su verdadera cara sin importarle que todos la aborrezcan. Me entrego a ello, a la tristeza, a la melancolía, a la oscuridad, al dolor, a la angustia y finalmente… me entrego a la muerte.
Sé que ahí estas tu.
FIN

Mapache gris