por the paranoia el Lun Mar 19, 2012 5:50 am
su apunta un tal paranoia para numian
Pues el Ángel de la Muerte extendió sus alas al viento, y posó su aliento sobre la cara del enemigo al pasar, y los ojos de los durmientes se tornaron muertos y helados, y sus corazones antes latientes, ¡Ya por siempre parados!