por skiper el Jue Oct 13, 2005 11:32 pm
Arma Blanca - Él Y Ella
Es él y ella, es arma blanca, dlux
Son historias en cada ciudad,
en cada mente, en cada corazón
hay una luz y hay un lado oscuro.
Ella tenía todo lo que él buscaba de una mujer,
era ese ángel escondido tras su piel con labios de miel.
Él siempre supo qué escoger y ser fiel a su compromiso,
preso del sabor de la hiel que luego le trajo un beso.
Así cedió por amor, por miedo a perderla, no quiso
ser la perla en manos de alguien que no apreciaría el tenerla.
Él y ella, conocerla fue un paso hacia un paraíso,
estaba (premio para el que adivine la palabra) su trofeo, éste era el precio de quererla.
No hay aviso, cuando todo se complica uno se aplica.
Incluso siendo ateo él le pidió a Dios un deseo.
Ella era esa chica típica que tiene a quien quiere,
pero que no quiere a quien tiene, sólo quiere de manera psíquica.
Él sabía que no era nadie sin ella, como yo sin la música.
Sólo la estética no ayuda a que una relación sea estática.
Con una táctica estratégica puedes oler el engaño,
pero no calmar el daño de antaño que hoy causa réplica.
Él y ella, vertían de esa botella su rencor,
si salían juntos a bailar, él siempre acababa en un rincón.
Siempre añoraba con nostalgia días felices o de ausentes,
pero cuando el respeto se pierde, muere la magia.
Cansado de hacer de una habitación su prisión de noche
él salió y conoció a esa dama blanca dentro de un coche.
Él y ella frente a un espejo se juraron amor eterno,
nada tierno, si esa voz que le hablaba venía del infierno.
Demasiado miedo hay, difícil es encontrar quien te sepa amar,
sin prejuicios, él y ella.
Cada paso en falso me destroza el corazón,
dama blanca soy yo, hoy me vienes a buscar.
Yo te alejaré de la realidad,
tan alto como quieras volar.
Después de esa primera vez ella le hizo soñar
con su eterna primavera él creyó estar volando.
Él y ella pasaron la noche entera conversando,
en un rincón de la guantera de aquel coche, conectando.
Ella mostraba cada instante en otra dimensión
y él, con tensión en el rostro y distante, entró en su cárcel.
Él y ella, un matrimonio prohibido,
como una huella que recuerda el olvido, un destello de lo no vivido.
Ella daba confianza, juntos vivieron soledad,
juntos buscaron venganza y borraron sus viejas heridas,
moldeando sus sueños en barro dentro de esta fábrica.
Él y ella como imagen elástica entre la nostalgia.
Ella fue cada botella, cada golpe contra el suelo,
pero él la comprendió, la cobijó y le dio consuelo.
Ella daba recompensa, pensar en ella era escaparse.
Al taparse con su manto de hielo, perderse era encontrarse.
Junto a ella, princesa vestida de blanco,
sus pasos la dirigen a un altar sobre un espejo en aquel banco.
Sus cifras disfrazan su vida y él se da cuenta,
piensa que ella vale más que sus rentas y nada comenta.
Ella y él, como lágrima dulce y amarga,
y él cómo espina clavada en tu alma y brisa del amanecer,
cómo el sol que ilumina el milagro y esta extraña luna.
Él y ella, como voz que se apaga y buscar fortuna.
Demasiado miedo hay, difícil es encontrar quien te sepa amar,
sin prejuicios, él y ella.
Cada paso en falso me destroza el corazón,
dama blanca soy yo, hoy me vienes a buscar.
Yo te alejaré de la realidad,
tan alto como quieras volar.
Pero cuando el amor se paga, tarde o temprano nacen llagas,
caricias por norma se transforman en dagas.
Cuando la llama de un fuego se apaga, todo es oscuro.
Él abrió los ojos siendo ya tarde, sólo vio muros.
Fueron tiempos duros, nada en los bolsillos, sin amigos.
Justo castigo para aquél que juega con cuchillos.
Para ella fue tan sencillo someterlo al completo olvido.
Para él fue tan utópico recuperar lo perdido.
Endebles castillos de falsas esperanzas derruidos,
campos sembrados con sueños, a cenizas reducidos.
Él sumido en la depresión que provoca la soledad,
ella con frialdad paseaba con otros por la ciudad.
Y es que el tiempo no conoce piedad, cobrándose actos,
no admite sobornos, hace que el pasado quede intacto.
Ir con ella fue entablar un pacto con demonios,
perderlo todo como árboles su follaje en otoño.
Ella no tiene dueño, controlarla fue más que difícil.
Sin ella él creía no ser útil, y buscó la huida fácil.
Aquella noche en aquel puente su frágil mente decició,
un paso al frente dio diciendo así a sus problemas adiós.
Ninguna de ellas concedió nada por este peregrino,
ninguna cedió lo mínimo por alterar su destino.
Quizás su sino era yacer en un lecho eterno y estrecho,
pero tu cuida tus pasos, porque ellas están al acecho.
Demasiado miedo, difícil es encontrar quien te sepa amar,
sin prejuicios, él y ella.
Cada paso en falso te destroza el corazón,
dama blanca soy yo, hoy me vienes a buscar.
Él y ella.
Demasiado miedo hay, difícil es encontrar quien te sepa amar,
sin prejuicios, él y ella.
Cada paso en falso me destroza el corazón,
dama blanca soy yo, hoy me vienes a buscar.
Yo te alejaré de la realidad,
tan alto como quieras volar.
Él y ella.
Demasiado miedo hay..
Demasiado miedo hay...