por mage el Dom Ene 11, 2009 10:10 pm
Weno, decidi separar los posts, en este por favor solo lean y dejen maximo 2 comentarios, con las criticas y la opinion de la historia, el otro post quedara para mas conversacion, opiniones y desvirtuos
No me hagan ponerle clave, SOLO DOS COMENTS MAXIMO POR PERSONA A CADA CAPITULO
Prologo
Luna Roja
La luz bañaba las copas de los arboles, era una noche como pocas, de aquellas en que la luna se situa en el horizonte, volviendose inmensa, imponente, teñida de rojo, augurando malos presagios. En la espesura del bosque algo se movia velozmente, un caballo galopaba en un sigilo casi magico para el tamaño de la criatura. En su lomo, un jinete vestido con un habito de un negro tan pulcro como el de corcel, que solo era interrumpido por lineas violaceas y rojas en sus ropas y por aquel brillo plateado que provocaba la luz de luna al rebotar contra su pechera. El corcel comenzo a avanzar con mas prudencia conforme se acercaban al monasterio, cuidando de guardar el mas absoluto silencio.
Se detuvieron afuera, el joven desmonto, se acerco a las orejas del animal y susurrando unas palabras en una lengua antigua, el caballo se alejo lentamente. El silencio era dulce, se podia saborear en el aire entre el ruido normal de la noche y los grillos con su habitual cantar, el viento silbaba entre los troncos viejos y agüecados, hasta que el caminar pesado del joven hizo sonar el golpeteo de una cota y la montura de su espada mientras se dirigia a la gran entrada. Dio dos golpes suaves en la puerta y no aparecio nadie... otros dos golpes y se decidio a entrar sin mas. Avanzo derecho al fondo, como le habian dicho que lo hiciera, y se encontro con un monje arrodillado frente a un altar diciendo unas palabras inentendibles en voz baja. El joven siguio avanzando se detuvo a unos metros del monje y se sento en una banca.
-Que buscas en estas tierras abandonadas, hijo
-Sin rodeos, padre, sabe perfectamente a lo que vengo
-A buscar el perdon de los dioses, quizas? -dijo el monje, con la voz entrecortada-
-No padre, estoy aqui por la reliquia- respondio el joven llevando su mano a la empuñadura de su espada-
-Ah, hijo mio -suspiro- las reliquias en este templo no son oro ni plata
-Lo se padre... Lo se
Desenvaino la espada, una maravillosa hoja curva, con un filo de esos capaz de cortar el aire por la mitad en un silbido digno de temer. Una sombra negra recorrio la espada comenzando por la base, como si saliera desde el joven, llegando hasta la punta del filo.
-No te atreverias, hijo, este es el suelo sagrado de nuestros dioses
-Los dioses, padre, hace mucho no se preocupan por lo que hago -la voz del joven sonaba fatidica, como si las maldiciones que caerian sobre su espalda fueran un peso asumido para el-
Un cadaver cayo al piso, estaba limpio, ni la mas minima herida, pero sus ojos se notaban vacios, abiertos de par en par, como los de un desalmado. La espada entremezclaba ahora las sombras negras de antes con una luz grisacea. Se movian, se paseaban entre si por la espada, pero no se mezclaban, mas bien, se repelian. El joven conjuro otra vez aquellas antiguas palabras y las auras en la espada se vaciaron sobre el, haciendolo caer de rodillas.
-Lo siento, Padre.
Un negro corcel galopaba entre la espesura del bosque, el jinete en el parecia cansado, la luna parecia mas roja...
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mage el Dom Ene 11, 2009 10:11 pm, editado 1 vez en total
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