Del deber de la desobediencia civil

Un lugar donde los héroes se reúnen a discutir, reír y beber!

por M3645-xlr el Jue Mar 06, 2008 9:35 pm

aqui va otro pequeño fragmento del deber de la desobediencia XDD
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M3645-xlr

 
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por M3645-xlr el Jue Mar 06, 2008 9:36 pm

Descendiendo a lo concreto: los que se oponen a una reforma en Massachusetts no son cien mil políticos del Sur sino cien mil comerciantes y granjeros de aquí, que están más interesados en el comercio y la agricultura que en el género humano y no están dispuestos a hacer justicia ni a los esclavos ni a Méjico (Frente a este criterio radical, naturalmente, el pensamiento de los políticos siempre fue el de preservar la Unión a toda costa. Incluso años más tarde, la única preocupación de Lincoln como presidente fue básicamente la de no permitir la ruptura de esa Unión.) costase lo que costase. Yo no me enfrento con enernigos lejanos sino con los que cerca de casa cooperan con ellos y les apoyan, y sin los cuales estos últimos serían inofensivos. Estamos acostumbrados a decir que las masas no están preparadas, pero el progreso es lento porque la minoría no es mejor o más prudente que la mayoría. Lo más importante no es que una mayoría sea tan buena como tú, sino que exista una cierta bondad absoluta en algún sitio para que fermente a toda la masa (Primera carta a los corintios, cap. 5, versículo 6.). Miles de personas están, en teoría, en contra de la esclavitud y la guerra, pero de hecho no hacen nada por acabar con ellas; miles que se consideran hijos de Washington y Franklin, se sientan con las manos en los bolsillos y dicen que no saben qué hacer, y no hacen nada; miles que incluso posponen la cuestión de la libertad a la cuestión del mercado libre y leen en silencio las listas de precios y las noticias del frente de Méjico tras la cena, e incluso caen dormidos sobre ambos. ¿Cuál es el valor de un hombre honrado y de un patriota hoy? Dudan y se lamentan y a veces redactan escritos, pero no hacen nada serio y eficaz. Esperarán con la mejor disposición a que otros remedien el mal, para poder dejar de lamentarse. Como mucho, depositan un simple voto y hacen un leve signo de aprobación y una aclamación a la justicia al pasar por su lado. Por cada hombre virtuoso, hay novecientos noventa y nueve que alardean de serio, y es más fácil tratar con el auténtico poseedor de una cosa que con los que pretenden tenerla.

Las votaciones son una especie de juego, como las damas o el backgammon (Antiguo juego, sobre un tablero, cuyas piezas los dos contendientes movían según dictaran los dados.) que incluyesen un suave tinte moral; un jugar con lo justo y lo injusto, con cuestiones morales; y desde luego incluye apuestas. No se apuesta sobre el carácter de los votantes. Quizás deposito el voto que creo más acertado, pero no estoy realmente convencido de que eso deba prevalecer. Estoy dispuesto a dejarlo en manos de la mayoría. Su obligación por tanto, nunca excede el nivel de lo conveniente. Incluso votar por lo justo es no hacer nada por ello. Es tan sólo expresar débilmente el deseo de que la Justicia debiera prevalecer. Un hombre prudente no dejará lo justo a merced del azar, ni deseará que prevalezca frente al poder de la mayoría. Hay muy poca virtud en la acción de las masas. Cuando la mayoría vote al fin por la abolición de la esclavitud, será porque les es indiferente la esclavitud o porque sea tan escasa que no merezca la pena mantenerla. Para entonces ellos serán los únicos esclavos. Sólo pretende acelerar la abolición de la esclavitud el voto de aquel que afianza su propia libertad con ese voto.

He oído decir que se va a celebrar una convención en Baltimore o en algún otro sitio, para la elección del candidato a la presidencia y que está formada fundamentalmente por directores de periódicos y políticos profesionales, y yo me pregunto: ¿Qué puede importarle al hombre independiente, inteligente y respetable la decisión que tomen? ¿Es que no podemos contar con la ventaja de la prudencia y la honradez de este último? ¿No podemos esperar que también haya votos independientes? ¿Acaso no son numerosísimos los hombres que no asisten a convenciones en este país? Pero no: yo creo que el hombre respetable como tal ya se ha escabullido de su puesto y desespera de su país, cuando es su país el que tiene más razones para desesperar de él. Inmediatamente acepta a uno de los candidatos elegidos de ese modo, como el único disponible demostrando que es él quien está disponible para cualquier propósito del demagogo. Su voto no tiene más valor que el de cualquier extranjero sin principios o el de cualquier empleadillo nativo que pueden estar comprados. ¡Loado sea el hombre auténtico que, como dice mi vecino, tiene un hueso en la espalda que no le permite doblegarse! Nuestras estadísticas son falsas, la población está inflada. ¿Cuántos hombres hay en este país por cada 250.000 hectáreas? Apenas uno. ¿No ofrece América ningún atractivo para que los hombres se asienten aquí? El americano ha degenerado en un «Odd Fellow, (Los «Odd Fellows», formaban una asociación secreta y Thoreau realiza aquí uno de sus juegos de palabras: el verdadero americano resulta ser el ,conformista» no precisamente el «tipo raro».), un ser que se reconoce por el desarrollo de su sentido gregario y una ausencia manifiesta de inteligencia y una alegre confianza en sí mismo, cuyo primer y básico interés en el mundo es ver que los asilos se conservan en buen estado y antes se ha puesto su vestimenta en toda regia y ha ido a recabar fondos para mantener a las viudas y huérfanos que pueda haber; en fin, en alguien que se permite vivir sólo con la ayuda de la Compañía de Seguros Mutuos que se ha comprometido a enterrarle decentemente.
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M3645-xlr

 
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por 4nd4luz el Jue Mar 06, 2008 10:26 pm

ya no puedo mas tio, me rindo ::crying:: , se me han secado las lentillas ya y veo borroso... ::tongue::
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4nd4luz

 
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