Bueno señores, no soy muy bueno escribiendo historias pero aqui les traigo:
Historia de una borrachera
Ese dia me levante temprano, el que mi madre tuviera una pierna rota no fue impedimento para largarme dejandola a su suerte. Fui el primero en llegar pese a que llegue media hora tarde, un complice me espera y aun faltaba mucho camino.
Fueron 2 horas mas antes de llegar a nuestro destino, el lugar privilegiado que precesnciaria mil y un cuentos en tan solo una noche. Con nosotros venian unas ninfas que no se caracterizaban por su dulzura y cachondes solamente. Como es propio de mi, yo me hice acompañar de la mia, pasara lo que pasara no podia dejar de perderme el placer carnal ese dia.
Comenzamos los hombres amenizando con un juego de naipes y apenas la primer copa, las chicas a la par pero solo hablaban, yo las deseo. No pasan muchos juegos antes de que comiencen los bailes.
Pero lo interesante no es ver como mi complice disfruta entre los exoticos bailes de una de las mejores chicas del lugar, sino que discretamente voy secando la botella que en algun momento estaba llena de tequila. Un poco de sexo e el baño no le cae mal a uno, asi que simplemente vamos mi amante y yo y lo ocupamos un rato.
Unas horas mas pasaron, para entonces era de noche y solo quedabamos mi complice, su diosa y la mia. Decidimos seguir tomando y ellas... no se que hacian. Solo tengo imagenes bobrrosas donde bebo una copa, y otra y otra... mi complice no me deja atras mientras el cuenta sus penas conmigo y yo las mias con él.
Fuimos a dormir, aunque no hicimos eso. Estaba yo acostado y mis quejidos emanaban de mi aguardientosa garganta, estaba vomitando pero no era capaz de despertar, una rapida brazada de mi acompañane me salvo la vida. Rato despues vi a mi caompañante sentada al pie de mi cama, solo le dije "¡Ay cabron!", la movi d eun fuerte empujon para vomitar donde ella se encontraba. Mi compañera me dijo en otra ocasion "ve al baño, vas a vomitar", a lo cual yo respondí "...No llego...", dando como resultado que vomitara nuevamente a los pies de la cama. En una cuarta ocasion logré despertar para vomitar y no ahogarme, asi que mientras vomitaba escuché los gemidos y berridos de placer del cuarto de enfrente.
A la mañana siguiente la diarrea, el dolor de cabeza y el vomito eran mis acompañantes, era el pequeño precio que habia que pagar por tanto alcohol y sexo matutino. Nada que un Gatorade no arreglara. Al medio dia nos encaminamos de regreso a nuestros habitats naturales dejando en esa casa todo lo sucedido aquella noche.
A lo mejor es larga pero ya les dije, yo casi nunca escribo historias
