Lobo -titulo tentativo-

Un lugar donde los héroes se reúnen a discutir, reír y beber!

Lobo -titulo tentativo-

por oasget el Jue Ene 24, 2008 11:48 pm

Pues bueno, inspirado por el texto de eidahan de su diario, he decidido compartirles un escrito que aún no concluyo, biene por capitulos así que no se les va a hacer muy dificil...

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“Los barrotes lucen tan fríos y a través de ellos miro […] la imagen de aquella deidad que ya no recordaba”
A.T.F.R.

-I-

Pasas las manos entre tus largos cabellos dorados que te cuelgan hasta los hombros mientras intentas olvidar la imagen de aquella criatura que conociste a los ocho años. Su mirada perdida te hace despertar de sobresalto de tu sueño… pero ahora sabes que ella nunca existió y que no fue sino una mala jugada de tu mente.
Sonríes mientras te ves al espejo; tus ojos cafés te hacen divagar y decides girar tu mirada hacia tu boca, vez cómo mueves los delgados labios mientras sueltas la palabra “Eres un inútil”, seguramente dirigida a ti mismo. Intentas recordad lo que pasó exactamente, pero no logras ni siquiera atinar en una simple cosa, no logras dar ni siquiera con el nombre del “pueblucho” en el que vivías, que, por cierto, ahora luce mejor que la ciudad en la que cada día pierdes un poco mas de tu vida.
Intentas acomodar tu cabello para que el aire no lo vuele, pero resulta inútil, apenas sales del cuarto y una ráfaga de viento te despeina y te pone el color dorado frente a tus ojos, alzas la mano para quitarlo de en medio mientras caminas a paso rápido. “¿Cómo se llamaba?” Te preguntas haciendo una mueca de disgusto por no poder recordarlo, al final nunca te gustó el pueblo, era normal que no recordases ni su nombre.
Pero, teniendo todo en tu contra, decides ir a dar un paseo por aquel pueblo que ya desconoces. Paras a un taxista apenas sales a la calle.
“¿A dónde lo llevo?” Te dice el chofer mientras te mira por el retrovisor. Tu subes al coche blanco con la franja roja y te quedas viendo por la ventana, un gorrión volaba en dirección a tu casa, seguro era él quien había hecho el nido que intentaste tirar, qué suerte que no pudiste y decidiste dejarlo ahí.
“¿A dónde?” Repite el, alzando la voz para que despiertes.
“Perdón… solo…” Haces una pausa, sigues sin recordar el nombre de tu pueblo. Te sientes estúpido por haber parado el taxi sin siquiera saber a donde dirigirte. Le sonríes y le dices que te lleve a la central de camiones. Te pregunta si te pasa algo, con tono tajante le dices que no tienes nada y que, si tiene un poco de decencia y quiere su paga, dirija su vista hacia la carretera.
Él te hace caso, pero al poco empieza a hablar, sin voltear a verte para que no le reclames. “¿Tiene hijos?”. “No… no.” le respondes, un poco confundido. “Qué pena… Yo sí tengo” Revisa sus bolsillos y saca una cartera de piel un poco vieja. Imitación de piel, tienes por seguro. En un semáforo se detiene para ver dentro de la billetera y encontrar un pequeño papel, te lo pasa mientras te dice “Ëste es Tommy, mi hijo mayor, ahora tiene ocho años.”. Miras la foto, el niño tiene pelo chino, de un peculiar tono rojizo. El cabello un poco abultado le hace ver más grande de lo que es. Sus ojos, azul oscuro, te quedan viendo mientras tú, en cambio, los intentas evitar y miras hacia su rostro, unas pecas debajo de los ojos le dan un toque más infantil. El niño aparece en un parque que recuerdas, tu cabeza empieza a dar vueltas. Quedas viendo la foto por unos segundos más. Al final se la regresas, junto con la foto le diste unas palabras “Es hermoso… Disculpe ¿El parque donde es?”.
El taxista, que hasta ahora caes en que es un poco mayor de edad, sonríe mientras ve la foto. Esperas un segundo, dos, tres, cuatro… Al final te responde, parecía recordar buenos tiempos. “Es en Montilla, allí vive toda mi familia”.
Si, ahora recuerdas el nombre de tu pueblo. Le preguntas a cuanto tiempo queda. Con un poco de tristeza te responde que a menos de cinco horas. Se detiene mientras te dice que ya llegaron a la central. Giras hacia la otra ventanilla y en efecto, estas enfrente de la central de camiones. Le alargas un billete verde y le das un fuerte apretón de manos, sales del taxi dándole las gracias a gritos.
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por - Dasher - el Jue Ene 24, 2008 11:49 pm

::wassat::

chido!!!

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por nykomaniaco el Vie Ene 25, 2008 12:06 am

que genial forma de escribir !¡! xdd
te voy a copiar xD (el estilo no la escritura xdd)
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por Misty H el Vie Ene 25, 2008 5:28 am

::wassat:: wow ^^ ke lindo escribes hijo ::smile:: ^_^
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por oasget el Vie Ene 25, 2008 5:30 am

asias mami ^^ mañana pego el cap. II ^^
Niko, te diré que eres el primero en alabar mi estilo xDD Pero gracias ^^
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por nykomaniaco el Vie Ene 25, 2008 5:36 am

me gusto mucho, en serio, nunca habia visto tan buena aplicacion del narradador testigo (porque es ese no¿? :S xD), muy bien muy bien xD
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por oasget el Vie Ene 25, 2008 6:01 am

Pues está entre testigo y omniciente, pero por ahi va. Haber si leugo leo algo tuyo niko ::bye::
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por nykomaniaco el Vie Ene 25, 2008 6:07 am

la verdad no te lo recomiendo porque escribo del asco xD pero haber si hago algo que se pueda mostrar y no me terminen linchando xD ::bye::
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por borguth machakajetoz el Vie Ene 25, 2008 6:38 pm

bueno, oasget, me gusta bastante como esta escrito, que es en lo que me suelo centrar cuando leo estas cosas, proque a estas alturas poco me puede sorprender un relato "novel" entre comillas.

Quiza se hace algo repetitivo el uso de la expresion: .........y.........,..... .......y.......; hay que evitar abusar de esto tanto como evitar abusar de la repeticion de palabras o del uso prolongado del y a secas. pero me gusta bastante. solo pulir un poquito los signos de puntuacion y la union entre frases..



espero que mi opinion te sirva de algo. saludos!
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por oasget el Vie Ene 25, 2008 11:40 pm

jaja, como no me va a servir! Siemrpe viene bien que le pongan los errores a uno para corregirlos ^^

Bueno, el cap

-II-

Entras por la gran puerta de cristal situada al centro, miras hacia las bancas, para tu desgracia, todas están ocupadas. Caminas hacia la taquilla para comprar un boleto.
Esperas media hora para que te den un solo boleto, miras la hora que te marca. “18:45” Pone con grandes números reproducidos con puntos. Giras hacia tu reloj Casio, regalo de algún buen día con “tu familia”, “17:34” Te marcan las manecillas doradas.
Vuelves a dirigir tu mirada hacia las bancas. Un camión acababa de salir y algunos lugares se habían quedado desocupados. Ves a otro hombre, un poco menor que tú viendo la misma banca, con tu mirada le reclamas que ese es tú lugar y que por más que haga, no te moverá de allí, ambos empiezan a caminar.
Metros antes de llegar a la banca, miras a una mujer ganándote “tú” lugar, la vez con rencor mientras ella mira hacia el suelo. Sueltas un suspiro y te alejas. Una hora parado, valla que sabías cómo des-aburrirte. Caminas un poco y un niño pobre se te acerca. “¿Me regala unas monedas, señor?” Te dice mientras toce un poco. Sabes que solo es tos, pero aún así te apiadas de él. Buscas en tus bolsillos y encuentras una moneda dorada. Decides no dársela y en cambio le dices que se aleje y deje de molestarte. Él parecía acostumbrado, pues ni siquiera intentó quejarse.
Un camión más se va. Más asientos vacíos y otra vez marcas “tú asiento”, el mismo sujeto de antes intenta quitártelo, pero aprietas el paso. Ahora también miras si no hay mujeres que te roben “tú” asiento. El otro hombre se detiene mientras algunos caminan hacia la puerta de salida. Agradeces sin hablar, eso te da el tiempo para llegar y adueñarte del asiento.
Intentas dormir un poco, lo logras, pero al poco despiertas sudando. Volviste a ver a esa niña. Te levantas y caminas hacia la pequeña tienda que habían instalado en la estación. Mientras, a tus espaldas, varias personas se pelean por tu lugar.
Compras un refresco de 600ml. Lo destapas y te refrescas la boca. Caminas un poco más para des-aburrirte. Un poco más a la derecha ves un pequeño local, la curiosidad unida a tu aburrimiento y falta de sueño te hacen ir hacia el.
Al llegar, un viejo, que parecía más vagabundo que dueño de tienda, te da la bienvenida con su mano llena de polvo. Tu le das una sonrisa, intentando ignorar su mano. Ves lo que tiene en las estanterías. “Canasta de cuentos mexicanos” Es lo primero que ves, la portada color naranja fue lo que en principio llamó tu atención. Lo tomas y empiezas hojearlo. La pasta casi rota por el medio te da pena. Lo devuelves a la estantería intentando que no se rompa por completo en tus manos. En parte por el respeto que le tienes y en parte, la mayor parte, por que no querías pagar por él.
Miras rápidamente en redondo, todas las estanterías están llenas de libros viejos, maltratados por personas que no gozaron de su lectura y que pensaban que la utilidad de un libro consistía en estar siempre en un librero para que si alguien llegaba a tu casa y te preguntaba por él, presumieras sin siquiera saber nada, que tú lo leíste completo y que no te gustó en nada. Tu mirada se detiene frente a un libro que en su edición fue de pasta blanca, ahora, por el polvo y los malos tratos, era color hueso. “Jaula de palab…”, las letras “r-a-s” ya no aparecen por que alguien les tiró agua e intentó secarlo… si, querías confiar que solo fue agua.
Lo tomas entre tus manos y empiezas a hojearlo… Cada palabra te llena de alegría, cada cuento escrito allí te da ánimos de leer el siguiente… Pero el viejo que atendía te interrumpe “Estamos cerca de cerrar, si quiere el libro le agradecería que me pagara y se lo lleve.”. Revisas tus bolsas, sientes de nuevo la moneda dorada que estaba en ella. Tomas la cartera y la sacas, la abres por el medio mientras le preguntas cuánto cuesta, tomas un billete de cien mientras el viejo te interrumpe diciéndote “Déme quince pesos.”. De inmediato sueltas el billete rojo con alegría y tomas uno de los azules. Se lo das y esperas a que te dé los cinco pesos que sobran. Son poco, pero, al fin y al cavo, son Tus cinco pesos.
Sales del pequeño puesto y miras tu reloj, las manecillas te marcan que el camión está por salir. Pones el libro bajo tu brazo y caminas rápido para que no te quiten el lugar en el camión.
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por oasget el Sab Ene 26, 2008 9:52 pm

-III-

Revisas el boleto mientras esperas a que los demás suban. “21” Pone bajo los números que marcan la hora de partida. “Bien -Te dices con tono sarcástico-, me toca en el pasillo”.
Esperas un poco mientras todos suben, miras cómo un señor de edad avanzada casi cae, pero, alguien seguramente de su familia, le toma por el brazo y le hace subir, mientras un “alma buena” le ayuda empujándole por la espalda.
Es tu turno, te preguntas con quién te tocará compartir el lugar. Caminas por el estrecho pasillo empujando a los demás para poder llegar hasta tu lugar. Aún está vació el lugar que tienes al lado. Decides no esperar a quien sea que fuese allí y te sientas en el tuyo. Te sientas y subes una pierna para acomodarte mejor, tomas el libro de debajo de tu brazo y lo empiezas a hojear. Pasas al final para ver qué leerás primero.
Te decides por “El Wama”, el titulo fue lo que te llamó la atención. Pasas el primer párrafo cuando una voz te interrumpe. “¿Me das permiso?” Decía una voz femenina, cerraste el libro, poniendo tu dedo por el medio para no perder la línea en que ibas. Miraste a la dama, no se veía nada mal. Después de un segundo recordaste su pregunta y soltaste débilmente “Claro… perdón”. Sabías que con ella sería tu paseo por esas cinco horas, pero te volvió a sacar de tu pequeña burbuja diciendo “Ven, aquí es tu lugar.” Mientras encaminaba a un anciano hacia ti. Te diste por vencido y volviste a leer el libro mientras el anciano pasaba frente a ti.
“Bonito día ¿No, joven?” Te dijo el viejo con voz un poco ronca, pensabas no responderle, pero él siguió hablando. “¿A dónde se va?”. Volviste a cerrar el libro y le dirigiste una sonrisa y, con voz suave agregaste: “Espero que no a donde usted”. Volviste al libro. El anciano no pronunció ninguna palabra en todo el viaje que siguió.
Al terminar los primeros tres cuentos sentiste mareo, cerraste el libro y con el tus ojos. “Solo necesito descansar” Intentabas reconfortarte a ti mismo. El anciano estuvo a punto de preguntarte cómo estabas, pero al abrir tus ojos se giró hacia la ventana y no dijo nada.
Intentaste dormir, en serio que lo intentabas. Pero, en cada intento, volvías a ver la casa “212”.
Era una pequeña casa de sólo dos o quizá tres cuartos, nunca te lo preguntaste. Por fuera estaba pintada de un color amarillo que día con día era roído por el sol. El “212”, pintado con un extraño color naranja, parecía escurrir un poco de su pintura cada día… hasta borrarse. Sus ventanas, por fuera con barrotes negros y por dentro tapadas con maderas, te aterraban, de día sabías que allí no había nada, pero de noche te convencías de que alguien te miraba desde allí. Pero sabías que sólo era la imaginación de un niño… la imaginación de un niño y nada más.
Quizá por eso nunca le dijiste a tus padres, era por eso o por temor a que te llevaran una noche para decirte “¿Vez? Aquí no hay nada, así que no molestes más”, eso claro, en sus palabras, te lo explicaban, pero si cualquiera pasaba, claramente te aseguraba que eso eran gritos y no palabras.
Una noche te aventuraste tú solo. Un día antes de que se mudaran. Te equipaste con una lámpara, un palo y toda la valentía que pudiste juntar a los ocho años, y te aventuraste a la casa 212. El pánico te recorrió al estar solo, quisiste correr y no hacer nada, al fin y al cavo nunca volverías. Pero por alguna extraña razón tu lámpara te daba ánimos. Así que te acercaste al patio, uno pequeño, de no más de diez metros cuadrados, lleno de pasto crecido, te llegaba hasta los tobillos y eso ya te empezaba a dar miedo.
Caminaste iluminando por segundos el suelo y después el camino. Llegaste frente a la puerta y no pasó nada, ninguna sombra parecía abalanzarse sobre ti, ni un extraño ser abrió la puerta para llevarte dentro y que no salieras nunca.
Solo te acercaste y tocaste a la puerta, después de esperar un tiempo y no tener respuesta, fuiste hacia la ventana. Intentaste alumbrar dentro con tu lámpara, pero las tablas te bloquearon el camino. Te giraste, seguro de que nada ocurriría. Caminaste tranquilamente, con mucho sueño. De pronto sentiste un escalofrío, giraste y viste la puerta abierta. Temblaste un poco y no pudiste moverte. Alumbraste rápido. No había nada… Como antes, ni una sombra se te abalanzó ni ningún extraño ser te llevó dentro. Te tranquilizaste y acercaste para cerrar la puerta, antes de eso dirigiste tu lámpara dentro y diste una rápida mirada. Una pequeña mesa de madera se adueñaba de todo el cuarto principal. Sobre él, un vaso roto reposaba con un poco de agua de un tono raro. Sonreíste vagamente y tomaste el pomo de la puerta, lo giraste lentamente y lo jalaste hacia ti, para cerrar.
Viste un extraño peluche tirado debajo de la mesa que te hizo detenerte e ir por él. Era una figura extraña, parecía un lobo. Por el tiempo y los gusanos había perdido la mayor parte de su forma y también sus ojos reemplazados por botones, de los cuales uno estaba colgando. Sentiste asco y ternura al verlo. Lo tomaste y pensaste que si lo limpiabas bien, sería un perfecto muñeco.
Con el lobo, o lo que fuera, en manos te giraste y viste tras de ti, en las tablas, el cuerpo de una niña de tu edad. Llevaba un vestido blanco hasta los tobillos y unos zapatos negros, sus calcetas blancas adquirían un extraño tono rojo. Llevaba un cuchillo que perdía el brillo por el medio del vientre, casi vomitas. Estaba pegada a las tablas por un alambre de púas que le sujetaba desde la cabeza hasta los pies… Tu estomago ya no aguantaba, tiraste al lobo y te tapaste la boca con las manos. Te importó más la imagen que veías a que el lobo tuviese años allí.
Querías salir gritando, pero algo te lo impidió… “Qué mal…” Te dijiste intentando reconfortarte, pero no sirvió. Al final tomaste control de tus pies y caminaste hacia la salida, tranquilamente. A mitad una voz suave y tranquila te habló, al inicio no comprendiste lo que te decía, quizá por eso volviste a la imagen de la niña con el cuchillo. La miraste con tantas ganas de vomitar que si algún día vomitabas no podrías contenerte en horas.
La voz no volvió a sonar en los pocos segundos que la miraste, así que bajaste la mirada hacia el suelo de tablas y estuviste a punto de caminar, pero la voz habló una vez más. “Déjame… ¡Déjame!” Gritaba. Volviste tus ojos hacia la niña… El alambre de púas empezó a enterrársele un poco más, como si tuviese vida propia, ahí sentiste la cena en la garganta, pero aún pasó algo más…
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por oasget el Lun Ene 28, 2008 12:54 am

-IV-


Despertaste lleno de sudor, el anciano que iba al lado de ti en el camión te quedó viendo, ahora no le cortaste tajantemente, “No tengo nada, gracias”. Le dijiste mientras sonreías. Metiste tu mano en el bolsillo y sacaste un pañuelo café, te lo pasaste por la frente para quitarte el sudor. Ahora recordaste por qué dijiste que nunca regresarías a aquel pueblo.
Miraste al pasillo y hacia enfrente, ya era de noche, tal vez una o dos horas más hacían falta para que llegaras. Tomaste el libro que casi tirabas y seguiste leyendo, dos líneas después no pudiste concentrarte. Volviste a ver lo que aquél día. Hacía más de cincuenta años y aún lo recordabas perfectamente.

Después de ver cómo el alambre se le enterraba poco a poco, cortándole cada parte del cuerpo y haciendo un charco de sangre sobre el suelo de madera, ella abrió los ojos. Eran completamente rojos, como si estuviesen bañados en su sangre. Giraste y vomitaste sobre el suelo. Mientras devolvías todo cuanto habías sido capaz de devorar, ella hablaba. “No te lleves a Lobo –Decía con notable tono triste-, el es quien me cuida de él… no te lo lleves… ¡No te lo lleves!” En las últimas cuatro palabras gritó, presa de un terrible pánico y odio. Viste cómo salía sangre de las paredes y te envolvía lentamente… Al final te reincorporaste y corriste fuera, cerraste de golpe la puerta y corriste hacia tu casa lo más rápido que pudiste, corriste sin parar. Al llegar ignoraste a tus padres y te fuiste directo a tu cuarto, cerraste con llave y prendiste la luz. Pasaste la noche casi sin dormir y con la luz encendida, solo esperando a que llegara el camión para que se mudaran.

Volviste tu mirada al libro, miraste la pasta fijamente… Al fin te diste cuenta qué es lo que te hizo comprarlo. La portada tenía la imagen de un gorrión atrapado por un alambre de púas. Quizá lo hiciste inconcientemente, o tal vez lo hiciste a sabiendas pero no lo querías reconocer. Daba lo mismo, tenías aquel libro que te recordaba la 212 en tus manos y no podías negarlo.
El camión se detuvo en una caseta. Miraste por la ventana las luces que los alumbraban, miraste al frente. Viste la cuota de cobro y te alegraste por ir en el camión. Te quedaste dormido en cuanto pasaron la caseta. En todo el camino no volviste a soñar con aquella niña, preferiste poner el libro bajo tu pie para que no tuvieras problemas ni lo perdieras. El anciano de al lado se quedó viéndote, un poco extrañado. Era uno de sus peores viajes. Vio cómo cerrabas tus delgados párpados y, tras ello, echabas a roncar. Vio cómo aflojabas tu pie y soltabas el libro. Vio cómo el libro resbalaba poco a poco, con cada acelerón del conductor. Vio cómo empezabas a sudar de nuevo… Por último vio las estrellas… vio su extraño y reconfortante brillo.


(Se joden si nadie lo lee, yo publicaré ahsta que termine todo xD)
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por nykomaniaco el Lun Ene 28, 2008 12:57 am

te molesta si lo copio y pego en word y lo grabo en mi pc¿? xD
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por restarix 17 el Lun Ene 28, 2008 12:57 am

::wassat:: ::wassat:: se leeria mas si fuera mas corto y participativo y polemico::wink:: ::tongue::
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por onetwotres el Lun Ene 28, 2008 1:13 am

parece q me estubieran contando algo q hice inconcientemente::tongue::
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por nykomaniaco el Lun Ene 28, 2008 1:14 am

existe la segunda persona¿?
yo pensaba que estaba en primera pero en narrador testigo

PD: si existe, perdonenme porque nunca me la pasaron en el cole ».«
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por restarix 17 el Lun Ene 28, 2008 1:18 am

pues ahora que lo leo se mira bien y esta narrado excelente, aqui el amigo sabe cositas narra bien pero solo una cosa...............ya la tienes terminada o la estas haciendo apenas::smile:: ::wassat::
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por oasget el Lun Ene 28, 2008 1:30 am

nico, dame creditos almenos xD

restarix, la extension no es mi problema, ya para eso está en capitulos xDD no peudo dividir un capitulo en 5 partes xDD y por lo de participativo peus no es mi culpa xDDD

Jortecus, vete! digo, vete enseñando que los escritores buscan un estilo propio, porque qué tiene de especial si hago una historia de Jarrri Phother? xD

onetwotres, la idea es meter al lector en la historia xD

Los demás cabros que no leen, almenos lean los comentarios xDDD
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por oasget el Lun Ene 28, 2008 1:36 am

xDDDDDDD restraix, sabías que me empezé de escritor aqui? xDDDD Ya tengo una buena coleccion de cuentos ^^ Y esta historia, tengo hasta el cap. VI creo, después de eso las ideas se me fueron y murió... Pero haber si con esto vuelve la inspiracion y la sigo ^^
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por nykomaniaco el Lun Ene 28, 2008 1:38 am

no te dare creditos ».«
la subire a internet y le pondre que la hice yo ».«
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