Historia "Ocaso de Sangre"

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Re: Historia "Ocaso de Sangre"

por LibertadF el Jue Feb 05, 2009 5:49 pm

good!
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Re: Historia "Ocaso de Sangre"

por 23chala el Jue Feb 05, 2009 9:03 pm

te estoy leyendo soul, te estoy leyendo, la historia va bien, muy buena.... segui que cuando me engancho leyendo no paro hasta el final jejeje
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Re: Historia "Ocaso de Sangre"

por Soulafein el Jue Feb 05, 2009 9:04 pm

Capitulo IV: La Corte

- Wulf a tu izquierda!!

Wulf ya se había percatado de la presencia del guerrero que estaba moviendo su afilada hacha en dirección a su cabeza, en un instante se agachó y extendió la pierna izquierda, mientras con la mano derecha intentaba acumular energía arcana, extendió el brazo izquierdo con la espada apuntando a su enemigo que no pudo frenar a tiempo para evitar ser ensartado en el negro filo. Se giró y proyectó su energía contra dos soldados elfos que avanzaban hacia la espalda de su padre, fueron derribados en el acto. Después de eso todo se volvió confuso.

Parecía que la batalla había termindo. Los elfos había experimentado enormes pérdidas pero las bajas de los Dunai también se contaban por cientos. Un joven guerrero Dunai de cabello castaño y armadura dorada charlaba con otro que montaba a caballo. El campo de batalla parecía en calma, el espacio entre los guerreros y la muralla de la ciudad élfica estaba tapizado de sangre y cadáveres. Las tropas cuadradas y listas para la siguiente orden tomaban aliento y esperaban.

- General Gideon, padre, ¿qué haremos ahora?

- Esperar. Maldir pronto debería enviar a alguien a negociar su rendición. Has peleado bien Wulf, eres un orgullo para mí y para toda la casta de los Mayarn. Ya queda poco. Después de que todo este conflicto haya llegado a su fin debemos volver a Belozar. La casta de los Valiere nos ha pedido asilo, al parecer han sido atacados y obligados a huir de su ciudad natal, corren tiempos difíciles para los Dunai.

- Padre, hay algo que no comprendo. Los nuestros piensan que venimos aqui a luchar porque los elfos destruyeron un poblado Dunai, creo que nuestra gente tiene derecho a conocer la verdad.

- Wulf, la razón de que no les haya dicho nada es que necesitamos preservar nuestra identidad, nosotros somos los Dunai, y no otra cosa. Venimos aquí a buscar venganza, a enseñarles a esos malditos elfos que no nos pueden imponer sus leyes, ahora somos fuertes, jamás volveremos a estar por debajo de ninguna otra raza. Los Dunai somos únicos, prométeme que siempre lo tendrás en cuenta. Esta idea tiene que permanecer grabada en las mentes de nuestro pueblo. Es por eso que hay ciertos hechos que han de permanecer enterrados en el olvido. No puede haber dudas, hemos de prevalecer, y hemos de hacerlo como un pueblo con una identidad única y especial.

De pronto la imagen de Gideon empezó a diluirse en el aire, el mundo se volvió borroso otra vez.

Gideon montado a caballo con su armadura dorada se encontraba en frente de un elfo sobre un hermoso corcel blanco. Éste llevaba una armadura plateada que reflejaba el sol cegador, y un yelmo rojo carmesí del que surgían hacia los lados las plumas de un cuervo.
Se encontraban a escasos metros de las puertas de la ciudad y parecían estar parlamentando aunque apenas podía oír sus voces. De pronto el caballo de Gideon se encabritó, el elfo extendió su mano hacia él y de ella brotó un rayó que impacto en el Dunai lanzando su cuerpo inerte a metros de distancia desde la grupa de su caballo.

- ¡¡Preparaos a saborear el verdadero poder de la magia malditos perros, Dar ' kalá!!- Gritó el elfo.

- No puede ser, el propio Maldir ha roto un pacto de parlamento, ¡No conocen el hon - La voz del capitán Dunai se vio interrumpida por una vibración y un ruido ensordecedor, una bola de luz cegadora se alzaba desde las murallas de la ciudad.
Wulf ,cayó de rodillas, no podía dar crédito a lo que veían sus ojos, su padre había sido asesinado a sangre fría, a traición.
El suelo temblaba a su alrededor, él no se inmutaba. Llego un punto en el que el ruido y el brillo eran de tales proporciones que lo obligaron a mirar hacia arriba. Notaba una vibración en su cabeza que hacía que todo diese vueltas, pensaba que le iba a estallar, sus hombres, caídos en el suelo se retorcían de dolor a su alrededor. Lo último que pareció ver fue la ciudad, el lago , el cadáver de su padre, hundiéndose en un abismo, y llevándose aquella luz y aquel ruido ensordecedor consigo. El dolor de su cuerpo cedió, el de su alma no.

Después, de nuevo, todo se volvió confuso, la oscuridad...

- ¡Maestro Wulf! ¡maestro Wulf! - gritaba el soldado

Wulf se despertó sobresaltado. Otra vez la misma pesadilla. Ya habían pasado setecientos años y aun seguía soñando con ello. Los gritos de los elfos y de los Dunai. El hundimento de la ciudad... la muerte de su padre...
Estaba en la sala del trono, en la corte de los Dunai, los problemas q se cernían en torno a ellos lo habían llevado a la extenuación, en mitad de sus reflexiones lo había asaltado el sueño.
Última edición por Soulafein el Jue Feb 05, 2009 11:04 pm, editado 3 veces en total
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Re: Historia "Ocaso de Sangre"

por Soulafein el Jue Feb 05, 2009 9:06 pm

La segunda parte del capitulo ya esta escrita y va en una hora o así, muchas gracias a todos los q la leeis! ::smile::

Para mi gusto lo bueno de la historia empieza ahora ::tongue::
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Re: Historia "Ocaso de Sangre"

por Soulafein el Jue Feb 05, 2009 10:20 pm

Continuación capítulo IV

- Gran maestro Wulf, lamento haberos despertado. El maestro Zarn desea veros y parece que se trata de algo urgente.

- No estaba durmiendo, solo estaba muy concentrado en mis pensamientos - dijo Wulf rompiendo a reír a carcajadas.

Wulf era el más anciano de los Dunai, sin embargo poseía una cualidad que no era común entre el resto. La facilidad para reír, habitualmente reía y bromeaba para extrañeza de los demás miembros del consejo. Decían que era precisamente eso lo que había enamorado a la maestra de la casta Valiere de él.
Sentado en su trono plateado tenía una figura imponente. Su yelmo negro de Filo Negro tenía a la altura de la frente una cabeza de cisne, lo que lo diferenciaba de los demás, bajo él asomaban pequeños retazos de cabellos de un blanco níveo. A pesar de su edad, que se estimaba en mas de mil años, no se observaban apenas los estragos del tiempo en su rostro. Alguna que otra pequeña arruga, fruto de las preocupaciones que conlleva ser un líder, y una imperceptible sombra de barba blanca, eran los unicos atisbos de la edad en su cara. Su espada, en su funda negra, estaba apoyada a su izquierda, y llevaba una reluciente armadura plateada, con toques de negro y púrpura.
Todo ello acrecentaba la sensación de encontrarse frente a alguien poderoso. Su destreza con la espada y la magia eran casi una leyenda entre los suyos. Pero el respeto y el miedo dejaban paso a una sensación de calidez y comodidad cuando posaba su mirada en alguien.

- Pues dile al gran maestro Zarn que pase de inmediato.

El soldado no había tenido tiempo a responder cuando un corpulento hombre, de barba color castaño e imponente armadura de placas entró en la sala.

- Wulf esto es grave, ¡ se trata de Sunk!

- Hola Zarn. Lo sé, yo también lo he notado.

Wulf se levantó del trono y recogió su espada. Solía llevarla siempre consigo, cogida por la vaina en su mano derecha. Se encaminó hacia Zarn y ambos salieron del salon del trono, entre las columnas que caracterizaban toda la arquitectura de los Dunai.
Fuera del salón se encontraba una amplia plaza con una hermosa fuente en el medio, por la que se dispusieron a pasear mientras conversaban.
El palacio de la corte Dunai dominaba lo alto de la colina dónde se hallaba Belozar. Desde él se podía contemplar toda la ciudad. Sus edificios bajos, de no mas de dos plantas ,su color principal siempre era el blanco, pero aquí y allá se podían ver toques de sepia, naranja y colores cálidos. Las abundantes fuentes, los verdes jardines,los huertos y las omnipresentes columnas.
Una alta muralla rodeaba la ciudad por tres de sus lados, dos de los cuales tenían sendas puertas con un arco de medio punto. En el cuarto se hallaba el río Feldos que se ampliaba en esa zona y del cual obtenían agua, alimento y recreo.

Wulf y Zarn caminaban con paso lento.

- Sabes que no es el único problema que se cierne sobre nosotros en estos tiempos.

- Se esta muriendo, lo percibo. Me ha pedido ayuda, tengo que acudir a junto de él. ¿Qué harías tú en mi lugar si se tratase de tu hijo? Un padre ha de proteger a los suyos.

- Tu pueblo también te necesita Zarn. Ya sabes como están las cosas. Un ejército de Lagorz avanza desde el Norte hacia el Este. Otro ejército de elfos avanza en dirección a ellos. En unos días se encontrarán y se producirá una masacre. Como Dunai hemos intentado mantenernos al margen estos últimos años. Sin embargo hemos de estar preparados para lo que sea. Eso incluye acudir en ayuda de los elfos si es preciso...

- Nunca había buscado nuestro pueblo tanto la paz y nunca nos habíamos encontrado con tantas guerras. Cada vez somos menos, tenemos que hacer algo. No es solo mi hijo, tú también has de poder percibir que la respuesta a la maldición que nos afecta se encuentra con él.

- Quizás sea así. Lo he estado hablando con Valiere. Pero aun así hemos de ser prudentes. Los líderes de las tres castas de Belozar hemos de permanecer unidos. Puede que la respuesta al misterio que esta acabando con nuestra raza se encuentre allí. Pero percibimos que allí mora un gran mal, más antiguo incluso que los propios Dunai.

- Llevaré a una parte de mis hombres conmigo por lo que nos podamos encontrar. No le plantaremos cara a nada que no podamos destruir, te lo prometo. En unos días ya estaremos de vuelta.

Wulf miró a Zarn. Su corpulencia le hacía destacar por encima de los demás. Llevaba la armadura típica de los guardianes, una armadura de placas que tenía altamente reforzado el lado derecho, con el que solían cubrirse de los golpes, mientras que el izquierdo iba mucho mas desprotegido, con partes del cuerpo al aire, especialmente en las articulaciones. Esto les permitía la movilidad necesaria para su estilo de lucha. Llevaba barba, signo distintivo de los altos guardianes y del que se sentían orgullosos. Si había un hombre respetado en Belozar despues de él se trataba de Zarn.

- Amigo mío, todo esto me preocupa. Un ejército de Lagorz y un ejército elfo enfréntandose a campo abierto, sin ninguna ciudad de por medio, ni territorio que defender... no es habitual, no me gusta. Desearia tener a todos los guerreros Dunai posibles en Belozar.

- Solo me llevo una décima parte de los efectivos de la casa Mayarn. Ocho mil hombres se quedan al mando de mi capitán. Entiendo que no te guste, pero se trata de mi hijo y de nuestro pueblo. Aun así iré.

- Lo sé.

Dando media vuelta con rapidez, Zarn descencio por la calzada que se dirigía a la ciudad, a sus espaldas brillaba su enorme mandoble de doble filo.

- Suerte - susurró wulf.
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Re: Historia "Ocaso de Sangre"

por Soulafein el Vie Feb 06, 2009 3:06 am

Para los que tengan tiempo libre y esten interesados éste es un anexo que cuenta alguna cosa más sobre los Dunai y ayuda a caracterizarlos un poco más. El simple hecho de leerlo implica un grado medio-alto en la escala Norton-Hewit de friqueza.

- Anexo I (la pluma azul corresponde a Zarn, mientras que la roja corresponde a Sibat)

Libro de batalla de Zarn, supremo comandante de la casta de los Kant:

Capitán Sibat, como nos ha informado Lineor ( Wulf a pesar de su desaprobación de esta misión ha permitido a su propio hijo acompañarnos, quizás se sienta culpable por haber enviado a Sunk a esa misión), ya sabrás que al parecer hay un pequeño contingente de lagorz apostado en el extremo sur del puente que cruza El Abismo. No deberían suponer problema alguno para una décima Dunai, así que opino que sería un buen momento para que comandes las tropas. No será una batalla difícil y te servirá para adquirir experiencia en el campo de batalla.
A continuación figura una lista de las tropas que componen nuestra décima. Quiero que me demuestres tus conocimientos teóricos sobre nuestras tropas, lo que sepas sobre su utilidad y colocacion en el campo de batalla. Anota al lado de cada una lo que creas oportuno. Cuando hayas terminado tráeme personalmente el libro, estaré encabezando la avanzada de exploración, ya sabes que me gusta ser el primero en enterarme cuando vuelven los filos.

Un saludo afectuoso, Zarn


Composición de la décima.Una décima Dunai no suele tener esta proporción de soldados pero puesto que es una mision extraordinaria propondré cual creo que debe ser la táctica a seguir según los efectivos disponibles

-Casta Mayarn:

300 exploradores. Armados con arco largo y una espada corta se situarán en la retaguardia, en filas de tres de profundidad, en tres grupos de cien a lo ancho del campo de batalla. Si la batalla tiene lugar de día la táctica estándar sería lanzar salvas de flechas seguiría este orden, primera, segunda y tercera. De librarse de noche la primera fila lanzaria una salva normal, la segunda y la tercera filas esperarían diez segundos y dispararían simultáneamente flechas nocturnas. Flechas de color negro que cuando el enemigo estuviese reponiéndose del primer ataque caerían invisibles en la oscuridad de la noche.

100 protectores. Armados con armadura de malla, escudo pavés y espada larga, se colocarian proporcionalmente veinte por cada cien legionarios y usarían magia defensiva para repeler proyectiles así como para fortalecer las defensas cuerpo a cuerpo.

50 filos. Formación de hostigadores, diez dirigidos por un filo negro, en caso de que el enemigo no se decidiese a avanzar debido a nuestras flechas, los filos empezarían a hostigarlos. En caso de que avanzasen los filos se mantendrían en segunda línea para irrumpir como refuerzo alli donde los legionarios se viesen superados.

11 filos negros. Función de exploración e inteligencia previa a la batalla, en el transcuso de ésta cada filo negro dirige a diez filos

- Casta Khan:

500 legionarios. Tropa estándar de nuestras décimas, armada con lanza, escudo de torre y espada corta de un filo. Se dividen en grupos de cien, veinte a lo ancho y cinco de profundidad. Pueden arrojar sus lanzas a orden del sargento de la centuria si la situación lo requiere. Si no, su función básica es aguantar las primeras embestidas del enemigo sin retroceder. Hasta que llega el momento de usar las espadas.

100 caballeros. Montados en nuestros mejores corceles, armadura pesada, color acero gastado, para no producir reflejos tanto a la luz del sol como a la de la luna. Escudo redondo, espada larga y lanza de caballería. Se mantienen en retaguardia y atacan por los flancos o la retaguardia enemiga a la orden del comandante.

100 guardianes. Una de nuestras tropas de élite. Armadura pesada de placas en el lado derecho con escudo acoplado al guantelete, el izquierdo más desprotegido, mandoble en mano izquierda. Pelean en grupos de veinticinco, cada uno dirigido por un gran guardián. Se colocan en ambos extremos de nuestras formaciones y una vez se produce la primera embestida avanzan paso a paso ofreciendo el lado protegido al enemigo, atacan descuidando la guardia pero nunca fallan, despues vuelven inmediatamente a la posición de guardia hasta el próximo ataque.

4 grandes guardianes. Dirigen a los guardianes y dan la orden de avanzar cuando llega el momento. Mismo equipo pero armadura teñida de azul celeste en vez de plateada

- Casta Valiere: (probablemente Wulf haya convencido a la maestra Valiere para que enviase más tropas con nosotros)

100 sanadores. Función de atención a los heridos, tropa de retaguardia

100 magos. Armadura de cuero y daga. Segunda línea de combate, usan magia elemental para dañar a los enemigos antes de que se acerquen momento en el cual se retiran del combate para no provocar bajas aliadas.

50 arcanos.Armadura ligera y casco con penacho rojo. Junto con los exploradores y las balistas son nuestra unidad de ataque a distancia, lanzan bolas de fuego y proyectiles mágicos a distancias que no son capaces de alcanzar los magos. Portan una espada larga que también saben usar si se da el caso. Algunos suelen ser asignados para la protección de los sanadores en la retaguardia

5 balistas.Montadas en el propio campo de batalla, función de apoyo, ayudan al enemigo a "decidirse" a acercarse con sus proyectiles. Dejan de ser útiles cuando el enemigo se sitúa cerca de nuestras tropas.

Su confianza supone un honor para mí gran maestro, no le defraudaré.
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Re: Historia "Ocaso de Sangre"

por Necronus Supliciador el Vie Feb 06, 2009 5:10 pm

Vale, lo primero... eso parece una lista de ejército de warhammer xDDDD.

Lo segundo, 150 magos (en general) me parece una BURRADA... a no ser que sean todos N1 xD (entiéndase como N1, comparándose con D&D), porque si cada uno puede lanzar una bola de fuego, son muuchas bolas de fuego... y si es más de una por batalla, ¿para qué llevar más tropas? xDDD




Nos leemos ;)
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Re: Historia "Ocaso de Sangre"

por Soulafein el Vie Feb 06, 2009 5:25 pm

Estos tampoco son unos magos de estos que lo destrozando todo en combate, son de hacer un par de cosillas y largarse que no les da la olla para más...
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Re: Historia "Ocaso de Sangre"

por AnitaP el Vie Feb 06, 2009 5:47 pm

me encanta la historia!! creo q el ultimo capitulo el mejor.. ademas m parece original como has puesto lo dl anexo..aunque yo ahi en la cantidad d tropas no me meto! :P
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Re: Historia "Ocaso de Sangre"

por 23chala el Vie Feb 06, 2009 6:03 pm

bien soul, esto esta bueno jejeje
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Re: Historia "Ocaso de Sangre"

por LibertadF el Vie Feb 06, 2009 8:44 pm

buen trabajo ::cool::
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Re: Historia "Ocaso de Sangre"

por Soulafein el Dom Feb 08, 2009 5:08 am

gente, la publicacion de los siguientes capitulos va a ir mas lenta estos dias que ando con examenes...
un saludo!
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Re: Historia "Ocaso de Sangre"

por Soulafein el Lun Feb 16, 2009 5:57 am

-Capitulo V: La Marcha

La décima estaba avanzando a buen ritmo. Generalmente no solía exigirles a mis tropas un avance a marchas forzadas durante tanto tiempo sin descansar, pero sabía que gracias a su entrenamiento podrían aguantarlo. Si todo seguía como había planeado en dos días deberíamos cruzar El Abismo, eso contando con que los lagorz solo cuenten con un pequeño destacamento vigilando el paso... y por las útlimas informaciones no parece que me deba preocupar por ello.
Estaba pensando en Sunk, se había convertido en un buen guerrero, puede que el mejor de su generación, sabía valerse por si mismo... pero seguía siendo joven. Siempre había sido demasiado impulsivo, y el individualismo propio de los filos habia acentúado este hecho. Desde que era un niño había sido distinto, tenía una sensibiliad especial, y dudo mucho que ese aspecto se lleve bien con tener que matar, si es un filo tendrá que acostumbrarse...
¿Estará vivo aún? ya no lo percibo igual, como si la vida se escapase de su cuerpo... su madre estaba aterrorizada, Anka lo percibe aún con más nitidez que yo...

- Maestro Zarn, comandante ¿me estáis escuchando? - preguntó Krogan

- Perdona Krogan, estaba sumido en mis pensamientos. ¿Cuántas veces te tendré que repetir que me llames simplemente Zarn? llevamos cientos de años juntos y se te sigue escapando demasiado a menudo.

Una risotada proveniente de los otros dos grandes guardianes situados a caballo a mis espaldas terminó de sacarme de mi ensimismamiento. Fern y Gurn, eran hermanos gemelos y su aspecto llamaba poderosamente la atención, su estatura era superior a la mía y a la de la gran mayoría de los dunai, ello, unido a la armadura de placas de medio cuerpo típica de los guardianes les daba una figura imponente.
Krogan había estado conmigo desde que era un niño, tras la muerte de mi padre él se había encargado de continuar con mi entrenamiento y prácticamente con mi educación. Había estado a mi lado cuando llegamos a Belozar durante la era de la reunión. Hace quinientos años que lo conozco y no me termino de acostumbrar a su seriedad y a su forma de hablar, llama la atención incluso entre los guardianes más viejos de la casta. Desde la distancia se lo podría haber confundido con un joven guerrero. Su musculatura y su forma de moverse permanecían inalteradas a pesar de que tenía una edad poco habitual entre los dunai, solo superada por el maestro Wulf y el padre de la maestra Valiere, considerados una auténtica excepción entre los nuestros pues no solíamos vivir mucho más de seiscientos años.
Esta impresion de jovialidad se desvanecía al observar su rostro, sus ojos azules parecían cansados, desprovistos de brillo alguno, el cabello y la barba, característica de los guardianes, totalmente grises, las arrugas surcaban sutilmente su frente y boca, dejando leve testigo de la auténtica edad del guerrero.
Fern, Gurn y Krogan, junto con el joven Sibat formaban mi séquito habitual cuando partíamos a misiones o a la batalla, cosa que últimamente no había sucedido mucho. En la casta de los Khan, al contrario que en la Valiere o en la Mayarn, la guerra se consideraba un aspecto más de la vida de los dunai, tan necesaria como comer o dormir. Por ello el ambiente reinante entre los gemelos y en general en la tropa era de buen humor. Esto se notaba especialmente entre los guardianes, la élite de nuestra casta, que en los últimos tiempos se habían mantenido en un estado de relativa inactividad.
El único que parecía compartir mi preocupación era Krogan, aunque realmente tampoco sabría decirlo a ciencia cierta, pues era difícil adivinar las emociones que se escondían tras ese semblante imperturbable.

A pesar de mis temores una sonrisa asomó a mis labios. Confiaba en estos hombres. Representaban lo mejor de nuestra raza. Con ellos a mi lado parecía que podríamos afrontar cualquier problema.

- Creo que estabamos hablando sobre que ruta seguir para llegar a El Abismo ¿no es así Krogan?

- En efecto. Tendremos que pasar entre las huestes de lagorz y elfos. Aún se encuentran a kilometros de distancia, pero deberíamos evitar que sus rastreadores detecten nuestra presencia.

- Pienso que lo más lógico sería dirigirnos hacia el Abismo pasando más cerca de los elfos, así evitaríamos un encuentro con los lagorz, que, aunque improbable, se antojaría mucho mas problemático. Además, hace mucho que no tenemos noticias de ningún ejército elfo por estas tierras y podría ser conveniente que los filos echasen un vistazo a ver si averiguan algo.

- Creo que es lo que opinabamos todos- afirmó Krogan.

Los gemelos asintieron.

Nuestros yelmos reflejaban el sol del atardecer, su penacho rojo ondeaba al viento en lo alto de la colina. Durante todo el día habíamos tenido que soportar un calor incómodo, frecuente en esta zona, y la brisa que se estaba levantando era todo un alivio. Delante se extendía la llanura Frigia, una tierrá semi-árida al final de la cual encontraríamos el puente que cruza El Abismo. De vez en cuando se podían observar pequeños grupos de árboles dispersos, no se veía ningún grupo de animales a la sombra. Todo parecía en calma. Demasiado.


- Es hora de que volvamos con las tropas maestro, va siendo hora de hacer un alto y montar el campamento para pasar la noche. - comentó Fern.

- Es cierto, volvamos.

Tiré de las riendas de mi caballo y comencé a descender por la colina junto a mis compañeros, camino de encontrarme con mis tropas. Unos kilómetros atrás las encontramos tal y como las habíamos dejado.

Los caballeros avanzaban a la vanguardia montados en sus córceles. Detrás, un pequeño grupo de filos avanzaba con un par de filos negros a la cabeza. Se movían sin rozar el suelo, levitando, cosa que solían hacer cuando avanzaban en formación. Este aspecto los ayudaba a distinguirse aun más, y hablaba de sus capacidades superiores para la telequinesis, eran especialistas en mover objetos pesados con la mente, incluidos sus propios cuerpos, y les encantaba demostrarlo ante los demás.
Los guardianes iban en pesadas carretas de metal tiradas por caballos, como era habitual en ellos, puesto que su pesada armadura de combate les hacía demasiado complicado el recorrer grandes distancias a pie.
A un lado de la columna principal se veía el palanquín del padre de la maestra Valiere, Váler. Le había transmitido el liderazgo a su hija antes de su muerte, cosa que no era habitual. Pocas cosas en él lo eran, su gran edad, casi antigüedad. Su aspecto, frágil, sin embargo cuando se movía lo hacía a una velocidad sorprendente. Su largo cabello blanco se desparramaba sobre su sofisticada túnica de seda azul. De él emanaba una especie de resplandor que no parecía natural. La enemistad entre él y Krogan databa de antaño... de algún tipo de ofensa que había sufrido nuestra casta en el pasado, cual había sido ya nadie parecía recordarlo salvo ellos. No era frecuente encontrarlo personalmente en una misión como esta, pero había mostrado interés y su poder mágico era una garantía si había algún imprevisto.

El resto de las tropas se movían ordenadamente y a buen paso, pero los síntomas de cansancio empezaban a hacerse notar. Las columnas y las filas ya no se veían tan perfectamente alineadas. Los cánticos ya no sonaban tan vigorosos.
Sibat, que generalmente se encontraba controlando la retaguardia, había quedado al mando del ejército, avanzaba en primera línea, al frente de las tropas y sonrío al verme.


- Maestro Zarn, queria agradecerle el honor de haber depositado su confianza en mí al permitirme dirigir la décima en la próxima batalla. Aquí tiene su libro de batalla con mis anotaciones. - Dijo Sibat

- ¡Por Gideon! cuántas veces os tengo que decir que me llaméis simplemente Zarn, quiero que haya familiaridad entre los guardianes, y especialmente entre los grandes.

- ¡Décima alto! - Los caballeros de la primera línea frenaron a sus corceles en seco y rápidamente el resto del ejército siguió su ejemplo.- Es hora de montar el campamento y descanasar, hoy a sido un duro- De repente un grito interrumpió mis palabras.

- ¡Gran maestro Zarn!- gritaba un joven filo mientras avanzaba corriendo hacia mí, corría desaforadamente y cuando se detuvo delante mía apenas le podía entender debido al poco aire que le parecía quedar en los pulmones.

- Tranquilízate soldado, y dime que te ha hecho acudir corriendo de esa manera.

- Se trata de Lineor gran maestro, ¡Lo han matado!

Los ojos se me salían de las órbitas de asombro, el hijo mayor de Wulf muerto... imposible. Estabamos hablando de ,con diferencia, uno de los guerreros de mayor valía entre los dunai, y, junto con su hermano el más hábil de entre los filos negros. Si algo había acabado con él nos enfrentabamos a una fuerza cuya magnitud ignorábamos. Parece que despues de todo no había tardado mucho en aparecer el imprevisto.
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Re: Historia "Ocaso de Sangre"

por Soulafein el Lun Feb 16, 2009 5:58 am

Perdón por los errores ortográficos y demás, mañana le echo otro vistazo y corrijo... :D
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Re: Historia "Ocaso de Sangre"

por 23chala el Mar Feb 17, 2009 6:16 pm

jojojo, cada vez mejor ....
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Re: Historia "Ocaso de Sangre"

por Soulafein el Mié Feb 18, 2009 5:49 pm

-Capítulo VI: El Primer Encuentro

El aprendiz de Lineor corría silenciosamente siguiendo los pasos del maestro. Le costaba seguir el ritmo y a la vez anular el sonido de sus pasos, pero su entrenamiento como filo había dado sus frutos y por ahora creía estar haciéndolo bien. Era su primera misión y le había tocado Lineor de mentor, algo que deseaban todos los jóvenes filos que salían de la academia, esperaba tener oportunidad de poder demostrarle su valía.
El filo negro vestía el atuendo característico de los de su clase. Su armadura ligera negra, dos bandas púrpuras le cruzaban el pecho llegando hasta su cintura, a la espalda llevaba una pequeña espada corta en vez de las usuales de los filos negros. En sus manos llamaban la atención unos extraños guanteletes metálicos cuyos dedos terminaban en unas pequeñas garras, similares a uñas de metal. Decían que los hijos de Wulf habían aprendido un estilo de lucha antiguo que usaba como arma principal las manos, puños y zarpas, y que por ello llevaban estos extraños guantes.

-Ha sido una suerte que me haya tocado el gran Lineor como mentor. Solamente será durante las primeras misiones pero tengo que aprovechar la experiencia al máximo, aprender todo lo posible y causarle una buena impresión. Asi puede que entre tan rápido en los filos negros como consiguió Sunk. El maestro es el más poderoso de los filos negros, a excepción de su padre claro, pero solo tiene la mitad de su edad y su habilidad es excepcional... ni siquiera su hermano pequeño parece acercársele... - pensaba el aprendiz.

Habían estado observando a un reducido grupo de lagorz que parecían estar vigilando algo. Los habían observado al lado de una extraña depresión en el terreno en la que se abría una cueva, no parecía una formación natural. Pero eso no fue lo único que inquietó a los exploradores dunai. En vez del color verde habitual de su escamosa piel estos presentaban tonos rojizo carmesí y lucían armaduras de color esmeralda, brillantes corazas que al igual que su piel reflejaban el sol de la tarde.
Lineor se había mostrado preocupado por estos hechos pero había decidido seguir su camino hacia el Norte en dirección a El Abismo para concluir la patrulla, despúes volvería e informaría de todo.

La marcha continuó a mayor velocidad y cada vez resultaba más difícil seguir al filo negro sin hacer ruido . Súbitamente Lineor frenó en seco y se agachó. Meik, su aprendiz a punto estuvo de chocar con él y consiguió parar con un pequeño tropezón que emitió un leve sonido.
Lineor lo miró con desaprobación para vergüenza del joven filo. Se encontraban en medio de la llanura Frigia, a menos de un kilómetro de El Abismo, apenas se veían vegetación o árboles.Avanzaban sin cobertura alguna tras la que ocultarse y dependían de su habilidad para fundirse con las sombras y permanecer ocultos, cualquier error podría desvelar su posición. Se encontraban en un territorio presumiblemente hostil y no desconocían que peligros les podían acechar, lagorz ocultos o quizás algo peor.

Meik observaba a su maestro con atención, Lineor frunció el ceño mirando al horizonte y señaló con la mano. Dirigió su vista hacia allí y vio como, aproximadamente a doscientos metros, el terreno parecía cambiar su color marrón cobrizo a un tono gris, como cubierto de ceniza.

- Aquí hay algo que no va bien, a partir de ahora avanzaré yo delante. Tú me seguirás a cincuenta metros, si ocurre algo extraño corre a la posición de la décima e informa a Zarn o a Sibat. Recuerda tu entrenamiento de filo, se silencioso, mantén la calma y no delates tu posición.- dijo Lineor.

Meik asintió mientras notaba que se le aceleraba el pulso, este era el momento que había estado esperando durante sus años de entrenamiento en la academia, el momento de servir a los dunai como un auténtico filo y demostrar su capacidad.

Lineor se levantó y echó a correr fundiéndose entre las sombras, Meik esperó un poco y le siguió. Apenas podía distinguirlo, solo notaba su presencia fijando la mirada en el punto en el que sabía que se encontraba. Notó como aminoraba la marcha y comenzaba a caminar despacio, el sol del atardecer dio repentino paso a un cielo gris cuyas nubes ennegrecían el firmamento.
El cambio en el terreno se había hecho patente, no recordaba haber oido nada sobre que las cercanías del paso estuviesen cubiertas de ceniza, la vegetación a su alrededor parecía toda quemada, sin rastro de vida. El ambiente se había enrrarecido, lo notaba cálido, molesto, su garganta ardía. Le costaba trabajo mantener la concentración y por su cabeza empezaban a rondar oscuros temores.

De pronto vio como Lineor se paraba, parecía estar esperando algo. De pronto, a pocos metros de él un surgió un lagorz de entre las tinieblas. Probablemente habría estado acechando invisible de manera parecida a la que lo habían hecho ellos. Era uno de los que habían observado hace un rato, puede que los hubiese seguido. Su piel roja y la ornamentada armadura verde, junto con su envergadura le conferían un aspecto temible. Avanzaba a cuatro patas hacia su mentor con una velocidad endiablada. En su espalda llevaba una enorme espada de filo curvo.

Meik se sintió paralizado, no sabía que debía hacer. Observó como Lineor se hacia visible y se agachaba incando la rodilla izquierda en la tierra, pegando su puño cerrado al costado de ese mismo lado mientras miraba hacia abajo.
El hombre réptil avanzaba hacia él por su lado derecho y cuando se encontraba a escasos metros saltó y desenvainando su espada se dispuso a partir al dunai en dos. Meik quiso gritar pero ningun sonido salió de su garganta. Vio al lagorz volando hacia su maestro mientras el tiempo parecía transcurrir a cámara lenta. Inesperadamente, cuando el guerrero ya parecía perdido, levantó la rodilla y se irguió girándose hacia el monstruo. Al mismo tiempo abrió el puño del que surgió una tremenda onda expansiva que frenó el ataque del monstruo, lanzándolo por los aires hacia atrás.
Su enemigo aun no había aterrizado cuando Lineor extendió los dedos de su otra mano y lanzó un puñetazo de fuerza increíble en direccion a su enemigo. Una ráfaga de viento pareció surgir como una cuchilla desde la punta de sus dedos, golpeando a su enemigo que se encontraba a metros de distancia. Un chorro de sangre verde brotó de su pecho. Su cuerpo inerte aterrizó finalmente en el suelo y rodó llenándose de ceniza.

Meik sonrío aliviado al observar la aparente facilidad con la que Lineor se había deshecho de su rival. Iba a aproximarse a él cuando oyo un zumbido proveniente del cielo. Miró hacia arriba y vio como un enorme lagorz alado con una lustrosa armadura dorada descendía a gran velocidad.
Lineor volvió a adoptar la postura anterior preparándose para la acometida del rival pero cuando este se encontraba a unos metros de distancia remontó el vuelo al tiempo que exhalaba una bola de fuego, ésta se dirigió directamente contra el Dunai que se vio sumergido en una explosión ígnea.
El joven filo observó la escena atónito. No quedaba rastro de su maestro, solo un pequeño cráter ennegrecido, al lado del cual se posó el lagorz con expresión de autocomplacencia. Meik intentaba esforzarse por mantener la calma cuando notó que el lagorz miraba directamente hacia él y emitía un gruñido que le heló la sangre.
Dominado por el pánico dio media vuelta y echó a correr hacia la décima consiguiendo conservar su camuflaje a duras penas y esperando que fuese suficiente para poder evitar ser pasto de las llamas.
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Re: Historia "Ocaso de Sangre"

por Soulafein el Mié Feb 18, 2009 6:46 pm

- Continuación capítulo VI

Horas más tarde Zarn se acercaba al lugar del suceso acompañado de su séquito y del joven aprendiz. La luz de la luna iluminaba tenuemente el lugar.
Los guardianes decidieron desmontar a una distancia prudencial y acercarse a pie por si tenían que plantar batalla, ya que no eran especialistas en combatir a caballo.
Podían ver una forma en la oscuridad, al lado de un pequeño cráter, y, sacando las espadas, adoptaron la postura de guardia mientras avanzaban hacia allí. El lado acorazado con el escudo delante y el mandoble sujeto con una mano con el enorme filo hacia atrás. A los lados de Zarn se encontraban el viejo Krogan y los gemelos mientras que Meik se mantenía detrás de ellos.

Al aproximarse la forma fue tomando la figura de un gran lagorz con las alas extendidas, arrodillado a unos metros de ellos. Se detuvieron y lo miraron fijamente, preparándose para pasar al ataque. Repentinamente alguien surgió de entre las sombras.

- Está muerto. - dijo Lineor

- Que susto nos has dado- respondió Zarn mientras todos relajaban la postura de combate.

- Pensábamos que ese extraño lagorz había acabado contigo.

- Estuvo a punto, nunca me había enfrentado a uno así. Me sorprendió lanzándome una bola de fuego desde el aire. Conseguí escapar en el último instante a través de un señuelo.

- ¿Qué demonios es eso? ¿otro truco de los filos negros?- preguntó Zarn

-Algo parecido. Es una técnica de ilusión muy compleja. Te separas de tu cuerpo cuya forma queda atrás y sirve de señuelo, mientras, el verdadero se funde con las sombras y se aparta para consumar la trampa. Cuando el lagorz se posó dándome por muerto lo ataque por la espalda, atravesándole el pecho, donde suponía que tenia el corazón. No lo encontré pero parece que igualmente sirvió para acabar con su repugnante vida.

Lineor continuó con la explicación.

- Meik ya estaba corriendo y yo me quedé a terminar de rastrear la zona. No solo hemos encontrado estas nuevas especies de guerreros Lagorz. Metros más atrás un grupo vigilaba una extraña gruta, oculta en una depresión del terreno. Y a pesar de todo esto, percibí que había algo más, algo más grave...

- ¿A qué te refier...- Un extraño suceso interrumpio la pregunta de Zarn

De pronto la luz de la luna dio paso a la completa oscuridad. Como si el sol de mediodía se hubiese tornado en un ocaso repentino.
Una sensación de miedo reinaba en el ambiente y un extraño zumbido fue creciendo en intensidad hasta que a todos les dolía la cabeza. El enrrarecido aire fue adquiriendo un olor más desagradable, les abrasaba la garganta, era una sustancia que Zarn recordaba de cuando era niño, azufre.
A unos metros de distancia algo golpeó el suelo con una fuerza tremenda.
En mitad de las tinieblas un pequeño claro se formó en el cielo y la luz se coló permitiéndoles observar la aterradora escena. Quizás habrían deseado haber permanecido a oscuras.

Un monstruo de más de quince metros de altura se alzaba ante ellos, rojo como el fuego. Sus alas extendidas eran del ancho de un barco. Se alzaba sobre las patas traseras mostrando unas garras del tamaño de espadas en las delanteras. Ojos negros como la noche infundían una sensación de pánico que a duras penas podían controlar. Sus fauces eran de un tamaño aterrador.
El dragón escrutaba al grupo con una mueca que parecía ser de diversión.

Los dunai se sentían paralizados. Habían óido hablar de estos seres en antiguas leyendas, pero todos pensaban que solo se trataba de eso, leyendas.

El monstruo abrió sus enormes fauces y de ellas surgieron sonidos que se clavaron en su mente como lanzas.

- Insignificantes elfos, teneis el privilegio de encontraros antes Rag'Nai, un auténtico dragón rojo. devoraré vuestras almas mientras os retorcéis de dolor pidiendo clemencia.

Estas palabras resonaban dentro de sus cabezas. Zarn consiguió que la sangre volviese a fluir por sus músculos, alzó el escudo al frente y gritó:

- ¡No somos elfos! ¡somos el pueblo de los Dunai! ¡nuestra fuerza no conoce el miedo! enfréntate a nosotros y nuestras almas te harán probar nuestro acero.

Una especie de terrorífica carcajada pareció llenar el ambiente. La oscuridad a su alrededor era total. Solo una tenue claridad alrededor del grupo y de la terrible criatura permitía observar la situación.

Zarn y Krogan cogieron sus mandobles con ambas manos y se lanzarón contra el dragón. Los gemelos consiguierón salir de su estupor y alzaron sus escudos el uno junto al otro cubriendo al joven Meik. Lineor colocó sus puños a ambos costados y lanzó dos golpes en dirección al monstruo, cruzando al aire como espadas.
El dragón movió una garra y un muro de fuego surgió en frente de los guardianes repeliendo su ataque que apenas consiguió rozar la garra del monstruo. Los golpes de Lineor alcanzaron su costado cubierto de escamas causándole pequeños rasguños.

De pronto la criatura extendió sus alas hacia atrás y su pecho se expandió, con un súbito movimiento abrió las fauces al tiempo que estiraba el cuello hacia ellos. Una llamarada de un tamaño increíble surgió. Los guardianes apenas tuvieron tiempo de juntarse y preparar sus escudos para intentar resistir el ataque. Parecía que iban a morir calcinados cuando una energía azul frenó el ataque del dragón.

El gran mago Váler, antiguo maestro de la casta Valiere avanzó desde la parte de atrás del grupo, había surgido de la nada. Su pelo blanco parecía alzarse levemente en el aire y su túnica azul irradiaba energía.
El dragón continuó lanzando fuego cada vez con mayor intensidad, mientras que unas extrañas palabras del mago, de una lengua desconocida, se iban elevando en el aire. Un estallido de luz azul llenó el lugar y la oscuridad se disipó. El cielo gris y la ceniza volvieron a hacer acto de presencia iluminados nuevamente por la luna.
La criatura gritó unas palabras que no pudieron descifrar y pareció que una mueca de diversión asomaba una vez más en su terrorífico rostro. Después, con una tremenda fuerza, echó a volar en direccion al Este dejando un cráter en el suelo.

Krogan miro a su antiguo enemigo. A veces parecía frágil, pero cuando hacía uso de la magia su apariencia parecía tan poderosa como la del propio dragón. Era uno de los Dunai más ancianos y aun así su piel parecía tan joven como la de los niños. Tenía tanta edad al menos como Wulf pero para él parecían no pasar los años...

- ¡Por Gideon! ¿de donde ha salido ese engendro? - preguntó Zarn

Váler respondió.

- No hay tiempo para explicaciones. El poder al que nos enfrentamos supera vuestras capacidades y puede que incluso las mías. Hemos de levantar el campamento. Antes de que caiga de nuevo la noche tenemos que estar en la torre oscura. La vida de tu hijo depende de ello, y, mucho más importante, la vida de todos los nuestros...


...A kilómetros de distancia, en un inmenso cráter se alzaba una torre oscura como la noche. Dentro de ella se encontraba Sunk, arrodillado, gritando de inmenso dolor.
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