Una historia epica o algo parecido

Un lugar donde los héroes se reúnen a discutir, reír y beber!

por Lord Athos el Vie Jul 21, 2006 7:34 pm

sigue...

CAPITULO OCTAVO

CUANDO LOS CHOFERES DE TAXI NO SON PRECISAMENTE LO QUE UNO LLAMARIA PURITANOS, CASTOS Y ORTODOXOS

Caminando así, por muchos valles y caminos, atravesando ríos y pantanos, prados y montañas, poblados y desiertos, bulevares y centros nocturnos de sano esparcimiento masculino, llegué hasta la capital del reino, la ciudad de Akatezakamoselpellejópolis cuyo nombre no me inspiraba mucha confianza, este había sido cambiado por idea de unos urbanistas modernos que además gastaron los recursos de tres años de la ciudad en la construcción de un urinal público en forma de medio cadillac gigantesco pintado de púrpura con motas verdes. Lo ultimo que se supo de ellos es que después de haber sido sometidos a las dos mil quinientas ochenta y tres torturas del verdugo de la ciudad Temajolajeta, los pisó una manada de bisontes furiosos y quedaron mejor.

Dudando de la seguridad de las calles hice parar (despajes de correr tres cuadras con la mochila a cuestas y quedar sudado como calzón de gorda) un Yegua-Cab (taxi tirado por caballos, blindado y pintado de amarillo, nada que ver con los Yellow-Cab por si acaso) que era todo un ejemplar del tunning criollo: estaba equipado con spoilers, lunas tintadas y foquitos de colores por todos lados, amen de unos zapatitos de bebé en el espejo retrovisor junto al ambientador en forma de pino y los dados de peluche, además de stickers de dibujos animados por todos lados acompañados del tradicional bordado de la bendición de Urkupiña* y tampoco puedo olvidar las borlitas de colores y plumas de avestruz que adornaban a los caballos…

Sentado en medio de ese ambiente carnavalesco semifolklorico, multicultural, plurilingüe y todogustoide (por no decir cholo**) me sentí tan seguro como Georgi Busch sin sus guardaespaldas en medio de una mezquita iraquí en pleno ramadán, rociando cerveza y bailando música country con las mujeres de todos los hombres presentes que además están armados hasta los dientes… vestido solamente con una tanga rosa y un sombrero de vaquero por si las dudas.

Debido a las rápidas miradas que el chofer del antro-móvil dirigía a mis cosas empecé a ponerme medio inquieto, pero al ver que aparte de eso hechaba ciertas miradas medio libidinosas sobre mi humanidad ahí nomás le dije que pare el carro, convencido de que era mejor ser victima de atraco que de acoso sexual.

Bueno, eso explica la pinta del carro -me dije y poniéndome la mochila al hombro fui caminando por las calles de la ciudad, con bastón en mano listo para dar de garrotazos a cualquier malviviente o malentretenido que se me acerque, en defensa del bien público, de las buenas costumbres y de la sana moral.

En eso, una pandilla se me acerca, son bastantes, parece que todos andan borrachos. O algo peor…

Me detengo, la relación es de uno contra veinte, alisto mis armas y me dispongo a dar lucha hasta la muerte, tomo fuerzas de los recuerdos: el pequeño Timy en su lecho de enfermo luchando por sobrevivir, el perrito toby jugando en el parque, la primavera con sus flores llenas de candor y pureza, están mas cerca, ya casi puedo sentir el horrible hedor a inmundicia que traen encima y que recogen de sus antros de perdición, entonces uno de ellos me dice algo, bajo las armas y luego…








* Bendición Urkupiña: bendición de la virgen de Urkupiña, patrona de los chóferes en
Bolivia.

** Cholo: ordinario





























CAPITULO NOVENO

LA PARRANDA

-Si ven una piña colada en el bar!!!
-Bob esponja!!!
-Su cuerpo absorbe y sin estallar!!!
-Bob esponja!!!
-El mejor amigo que podías desear!!!
-Bob esponja!!!
-Y como a un pez le es fácil tomar!!!
-Bob esponja!!!
-Quien es???
-Bob esponja!!!, Bob esponja!!!, Bob esponja!!!
-El es Booob, esponjaaaaaaa!!!!!

Se aclara un poco la cortina de humo de las pipas y de las antorchas, y allí, medio escondido entre la multitud de seres de distintas razas y la mesa cubierta totalmente de botellas vino, se encuentra al que todos festejan, semiinconsciente por la cantidad de licor que ha tomado, con la ropa en sucia y en desorden y con dos mujeres, una sobre cada pierna, mientras bebe y habla sin parar, un viejo mercenario que acaba de entrar a la taberna del dragón (como se llamaba aquel tugurio)intrigado se pone a averiguar que era lo que pasaba:

-¿Que sucede?, ¿otra vez la noche de poleras mojadas? –preguntó a un enano tratando de abrirse paso entre la multitud-

-Nada de eso –le respondió un enano- es un forastero que llegó hace tres noches y no ha parado de beber, para contando historias fantásticas y por cada tres palabras que dice: tres son burreras, pero burreras tan bien dichas que se ha hecho todo un festejo a su alrededor, te digo viejo que este es el tipo mas mundano y parrandero que he visto en mi vida, lleva bebiendo los tres días y todavía no cae –terminaba de contar mientras se oía otro montón de risotadas- parece que otra vez esta contando la historia de las amazonas.

-¿Y como se llama este tipo? –preguntó el curioso-

-No sé, creo que Arcos, Atroz o algo parecido, pero acá todos le dicen Bob esponja por lo bebedor- le respondió el enano y luego se puso a ver como unos elfos hacían un break-dance mientras ponía tachuelas en el piso.

-Mmm, tengo que conocer a este sujeto -se dijo el mercenario- tal vez pueda serme útil- y se puso a conversar con los que rodeaban al cuenta cuentos

¿Pero como es esto? ¿Qué hace el paladín de la pureza, la castidad y la buena moral haciendo sociedad con semejantes impíos? ¿Qué le pasó a Lord Athos?

La respuesta es bien sencilla, cuando estuvo a punto enfrentarse con los tipos esos a los cuales tomó por pandilleros estos le reconocieron como a un viejo excompañero de la promoción de la academia de magos donde habían estudiado y le invitaron a tomar unos tragos, el aceptó y después de mucho fandanguear y de quedar abandonado por sus antiguos compañeros que se cansaron de pedirle que vaya a descansar, se instaló en el figón de mala muerte donde permaneció hasta hoy y en el cual había hecho varios amigos y “amiguitas”.

Esperemos que se recoja de la parranda pronto y recupere la conciencia, para que –si queda algo de el- podamos seguir la historia.
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por maguis06 el Sab Jul 22, 2006 11:54 pm

wop! y hay termino¿??
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por Elnor el Dom Jul 23, 2006 3:34 am

jajajajajaja, que bueno!!!!!, que alguien le pague o algo!!! jajajaja xDDDD

Enserio, deberias hacer un comic o un libro tio jejeje xDDD

Dark: pues creo que si, almenos yo quisiera saber de que va, me intriga...; )
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por Lord Athos el Lun Jul 24, 2006 2:33 am

Nanay, sigue

CAPITULO DÉCIMO

LO QUE QUEDA CUANDO LAS GUITARRAS DEJAN DE SONAR Y EL VINO DEJA DE CORRER

Amanecer sobre la mar, una nave se mece suavemente sobre las olas empujadas por una leve brisa marina, sobre la cubierta del barco está durmiendo la tripulación mas variada que uno pueda imaginarse, orcos con collares de dientes, elfos vestidos con hojas, hombres con harapos sobre el cuerpo pero con finísimas espadas en las vainas y uno que otro enano con su hacha mas grande que el, en medio de toda esta comparsa había un mago todo sucio que dormía en un rincón, ese mago era yo…

De repente me desperté y al verme en semejante lugar pegué un grito de padre y señor nuestros:

-¡Epa que pasó aquí!, ¿donde estoy?, ¡yo nunca me he subido a un barco!, ¡¡¡quiero a mamá!!!- dije mientras me ponía en posición fetal y me balanceaba mientras me chupaba el dedo.

En eso un orco negro grandote que parecía inflado con esteroides se puso detrás de mí y me dio un sopapo tan fuerte en la nuca que por poco y me arranca la cabeza haciéndome rodar por la cubierta, fui a aterrizar en medio de las barbas de un enano, pero por los pellizquitos que me dio en las nalgas comprendí que era una enana (las enanas también tienen barba y a los enanos parece importarles poco esto, por eso y por que son amantes de las joyas todo el mundo piensa que los enanos son gays y eso no es cierto, aunque pareciera)

-Hey tu marwiquita con vestidou –me dijo el bicho deforme con un marcado acento del norte, mientras miraba como trataba de zafarme de la enana que el creía enano- o tu cerrar la mouth, o mi rompértela a patadas-

Luego de escapar dificultosamente del romance furtivo con la mini bestia peluda, pensé: “tenia que ser un orco gringo”, asi que me dispuse a encarar al bisonte de dos patas: sumí panza, inflé pecho y poniendo mi mejor pose de John Wayne, me planté firme frente al susodicho:

-Oyeme tu, pedazo de tumor de axila de águila calva –dije mientras me erguía amenazante- mas te vale que no oses poner de nuevo uno solo de tus “americanos” dedos sobre mi persona, por que si no te voy a enseñar lo que es amar a Busch en tierra islámica-

-¿Tu y cuantas mawriposas more? -me dijo mientras aparecía una docena de orcos tan o mas feos que el detrás suyo y me rodeaban en menos de lo que llegó la ayuda a Nueva Orleáns-

En ese momento vi pasar mi vida delante de mis ojos… luego de pedir que se dejara de pasar mi película autobiográfica en la sala de audiovisuales del barco (que estaban adelantando con el control remoto), me preparé para la pelea, considerando que la relación de fuerzas estaba tan despareja que lo mas probable era que me quebraran hasta los pelos de la nariz, sin embargo, sin que yo me de cuenta en ese momento, un viejo mercenario me veía desde el puente del barco atento a mis movimientos, como si fuera delantero del Barça en una final contra el Real Madrid… o como si tuviera un puchichi* del tamaño de un durazno en medio de la frente.











* Puchichi: forúnculo, grano.















CAPITULO ONCEAVO

LA MASACRE

Sopesando la magnitud de la situación establecí metódicamente mis posibilidades de acción:

A) Pelear y esperar la peor parte de los golpes y probablemente la muerte.
B) Hacerme el muerto y rogar que no sean caníbales.
C) Ganarme sus corazones con una canción de Julio Iglesias.
D) Pedir clemencia.
E) Suicidarme.

Mientras trataba de decidir cual de las opciones sería la más conveniente, se iba formando el típico corillo de mirones, con esto los orcos empezaron a farsear y a alistarse para sacarme la infundía, empuñaron unos garrotes inmensos, se quitaron los mantos y sobre el pecho desnudo traían tatuajes muy ilustrativos:

“Hannibal the cannibal its me” (Aníbal el caníbal soy yo) decía uno.

“I hate you Julio Iglesias” (Te odio Julio Iglesias) pregonaba otro.

“No mercy” (No hay piedad) anunciaba uno mas.

“The life is a give” (La vida es un regalo) concluía otro.

Teniendo en cuenta que los tres primeros tatuajes anularon mis opciones B, C y D y que el último me llevó a una reflexión profunda sobre la E, me quedó solamente el plan A, aunque a la larga era lo mismo que el plan E solo que mas doloroso, sin embargo como bien dijo el compadre Serafín que luego murió de disentería: “Mejor morir obrando que descansando”.

Me adelanté unos pasos hacia el orco grandote que me había dado el primer golpe y que traía pinta de jefe y le dije de repente: -Tienes las agujetas de tus zapatos desamarradas-, se agachó para ver y entonces como mis mejores tiempos de golfista amateur le planté un bastonazo en la jeta que lo elevó unos cuantos metros en el aire, inmediatamente todos sus compañeros se lanzaron en tropa encima mío formando un montón en ese momento lancé un hechizo para enceguecer que me salió por fortuna bien, como pude me escurrí por debajo y me senté a ver mientras comía palomitas de maíz, como se masacraban entre ellos creyendo masacrarme a mi.

Cuando estuvieron todos muertos me levante de mi silla y desperezándome deshice el conjuro, todos los mirones que andaban a tientas vieron de repente el montón de orcos muertos y a mí tan fresco y relajado como si acabara de levantar de la cama, empezaron a cuchichear asombrados mientras observaban como me adelantaba y le echaba un balde de agua al orco-jefe tendido de espaldas noqueado para despertarlos, cuando se levantó y vio a todos sus compañeros muertos de una manera tan salvaje se puso a gritar:

-¡OH! ¡Tu ser terrorista! –Me dijo con los ojos desorbitados- ¡Mi acusar con papi Jeorgh de que tu tener armas de destrucción masiva!- entonces se arrojó al mar y se puso a nadar en dirección a la costa mas rápido que el mismo barco.

En ese mismo momento toda la tripulación y los pasajeros se me vinieron encima y se pusieron a aclamarme y a llevarme en hombros, o por lo menos eso creía, en realidad me levantaban para echarme por la borda por haber golpeado (y no haber matado) al hijo del rey del reino al que íbamos y haber matado a sus guaruras, de esto yo no tenía idea pues no sabía ni donde estaba, solo me di cuenta de lo que iban ha hacer cuando ya estaba en el aire.

Mas tarde me enteré de que este había sido un favor al no entregarme a las autoridades del puerto, pero en ese momento lo único que me preocupaba era no morir ahogado.

Así pues me encontré de repente en medio del mar al despertar de la resaca sin saber como cuernos había llegado allí.
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por Lord Athos el Mar Jul 25, 2006 10:19 pm

maldita sea los mensajes no se graban!!!!
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por Elnor el Mié Jul 26, 2006 1:35 am

Es un gran fallo del foro, pero la historia esta muy buena ^^ ; )
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por Lord Athos el Mié Jul 26, 2006 9:50 pm

ya esta ya se grabo!!!!!

esta en la primera pagina
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por Lord Athos el Vie Jul 28, 2006 10:11 pm

mis ultimos capitulos...




CAPITULO DOCEAVO

EL NAUFRAGO

En medio de las playas de una isla desierta se halla un hombre, un hombre barbudo y semidesnudo que parece estar ocupado, ¡y si que lo está!, se cansa de tratar de encender una fogata, ¡vaya! Parece que se ha cortado la mano, sangra, agarra una pelota y la arroja lejos, luego la recoge y se pone a hacer dibujitos en ella como un menso y parece que le habla, veamos que es lo que dice:

-Si Spalding, te repito que el fuego se prende mejor cuando está mojado con saliva… ¿Qué el fuego no se hace con saliva sino por el calor producido durante la fricción de la madera? Si claro, ahora resulta que una pelota de hule sabe más que yo de supervivencia…-

Si, es Athos, el mismísimo Lord Athos, hace tiempo que ha llegado a esta isla desierta, para ser precisos hace tres días y ya le están empezando las alucinaciones, pero al parecer algo llamó su atención, un paquete ha llegado traído por las olas…

Me fijé en el mar y vi que hay una caja en la playa, fui a ver si tenía algo para comer, desde había llegado a esa isla estuve a plan de cocos y frijoles crudos con arena, aunque Spalding me dijo que la arena no era comestible y que era mejor comer ostras y cangrejos ¡Ostras!, ¡Cangrejos! Que me iba a comer esos bichos feos.

En fin me fijé en la playa digo y veo una caja, voy corriendo y la recojo, la examino y veo que tiene un par de pequeñas y graciosas alas dibujadas en el papel que la envuelve…

Arrancó el papel de un tirón antes de que deje de chorrear siquiera y veo un gran libro, en el titulo leo:

“Manual para la construcción de planeadores ultralivianos para viajes sobre el mar a gran distancia utilizando solamente cuerdas artesanales, hojas de palmeras, cocos, cintas de video y una pelota de volleyball, viene con herramientas incluidas”

-¡Vaya! –le dije a Spalding- ¡imagínate si alguna vez alguien en una situación similar a la mia no quisiera abrir un paquete como este por el mensaje esperanzador que hayan podido transmitirle las alitas!-

Como tenía todos los materiales necesarios para la construcción del aeroplano (tenia una caja llena con los veintiún volúmenes en VHS de mi película autobiográfica que habían arrojado por la borda después de mi) me dispuse a construir el planeador y menos de lo que un manco cruza el Océano Pacifico nadando lo tuve listo, no me quedo tan bonito como el del dibujo, pero por lo menos volaba.

Resumiendo: salí volando en el planeador, que me llevo sin grandes novedades por espacio de una hora, en eso cuando divisé tierra y cuando ya me creía salvado se me acabo el “jet fuel” de frijoles (ya se imaginan como funcionaba), entonces el planeador tuvo que hacer las de planeador de verdad, pero como llevaba sobrepeso, ni corto ni perezoso arroje a Spalding al mar, aun asi la nave seguía demasiado pesada y continuaba bajando alarmantemente rápido, y como ya estaba sobrevolando tierra no podía saltar, resignándome cerré los ojos esperando que el aterrizaje no sea duro.

El aterrizaje no fue duro, fue muuuuy duro, tras barrer todo un campo de espinos, salir despedido de mi planeador por el golpe que se dio en una piedra, y haber dejado pedazos de pellejo en el suelo de granito por el que rodé media hora y que terminaba en un precipicio, fui a caer en un poblado donde se realizaba una comida comunal de sopa de cangrejos y no se que otros bichos, caí justo en plena olla hirviendo la cual tumbé apagando asi el fuego y arruinando todo su festín, me paré torpemente adolorido por las espinas, los golpes, las raspaduras y las ampollas de las quemaduras, y tras sacarme la olla de la cabeza y ver todo el pueblo que ya había sacado sus armas y las hacían relucir a la luz del sol me dije:

-¡Hombre!, ¡que suerte para la desgracia!

Y caí desmayado.
CAPITULO TRECEAVO

EL POR QUE ANTES LOS PUEBLOS ERAN ARRASADOS TAN FACILMENTE

Al despertarme en una cabaña por un rayo de sol que cayó sobre mi rostro, luego de haber soñado una aventura erótica con Kate Beckinsale, vi con sorpresa que no estaba amarrado con cadenas, ni puesto en una cárcel, mucho menos puesto en un centro de tortura, vi con admiración compresas en mis heridas, y toda clase de un ungüentos esparcidos sobre las llagaduras que cubrían mi cuerpo, definitivamente este era el mejor despertar que tenia desde que comencé esta aventura, vi afuera niños jugando con sus madres y hombres con la azada al hombro, me bastó este vistazo para comprender que este pueblo no tenía pizca de guerrero, ni de comerciante, ni de citadino.

Luego de conversar un poco con el jefe del pueblo me enteré de que estuve inconsciente dos semanas y de que un gran ejército orco se dirigía hacia estos lares y estaría aquí en tres días…

-¿Y entonces por que no huyen? -les pregunté-

-¿De que?- me respondió el jefe-

-¿No tienen miedo de que los maten? –dije sorprendido-

-¿Matar que es eso? –pregunto curioso-

Hasta entonces no había calibrado el grado de pacifismo que tenían estas gentes, que eran tan belicosos como Mahatma Ghandi, eso se debía a que estaban aislados del mundo: por un lado el mar, a los otros dos lados una cadena de montes infranqueables y al otro una gran llanura llena de nada de donde provenían las hordas del Rey orco Jeorgh Buch (nada que ver con George Busch) que venia hasta aquí por el rumor de que había una población en sus dominios que se había atrevido a no ser miserable comiendo Mc Donalds, asi que como le gustaba hacer el trabajo bien hecho mandaba a todo su ejército comandado por su hijo el príncipe Jeorgi para destruir un pueblo que no pasaba de los 700 habitantes (toda casualidad con la realidad no es ninguna coincidencia).

Comprendiendo la gravedad de la situación (ya que no existía modo de escapar), y en agradecimiento por el buen hospedaje recibido, decidí entrenar a estos aldeanos en el complejo y refinado arte de la guerra… en tres días.

Las armas que tenían eran viejos trastes encontrados en un antigua campo de batalla que no sabían usar para nada, pero que sacaban a relucir cuando llegaba algún forastero a manera de joyas, como no había tiempo para enseñarles a usarlas, por lo menos les enseñe como sostenerlas.

El entrenamiento incluyó el típico desayuno de yemas de huevo crudas, una botella de agua individual con pico que no derrama, una sesión de hidromasaje, dos clases de yoga al dia, una hora de spining por las mañanas, clases de natación, media hora saltando la cuerda, otra media hora de Tae-bo y la canción “The eye of the tiguer” tocada en clavicordio para subir los ánimos.

Obviamente no esperaba que con este entrenamiento los aldeanos se conviertan en los maestros del combate, pero por lo menos morirían con una buena imagen.











CAPITULO CATORCEAVO

UNA MINÚSCULA ESPERANZA

La mañana del dia de la llegada del ejército orco estaba revisando las armas para ver cual iba a usar a la hora de mi muerte, pues de todas mis pertenencias (incluida la ropa) la única que había logrado conservar era mi muy querido báculo mágico, bueno, decía que estaba buscando armas en el almacén lleno de trastes viejos del pueblo, cuando encontré una vieja lámpara, pensando que podría servir como bacinilla de emergencias para no oxidar la armadura, la froté un poco y surgió un genio tamaño estampilla liliputiense que me hablo con estas palabras:

- Saludos mortal, soy el genio de la Pequeñalamparaqueaparentaserunabacinillaperonoloes, y estoy a tus servicios- dijo con voz de trueno, solo que con unos 300000 decibeles menos-

-El genio de la Pequeñalamparaqueaparentaserunabacinillaperonolo… ¿Qué?- pregunté-

-Es –respondió fastidiado- y estoy para servirle en lo que desee-

-¿O se a el tradicional genio que concede tres deseos?,-¡yupiiiii!–grité saltando en una pata-

-Bueno tanto así no…- contestó acalorado- como soy un genio de décimo milésima quincuagésima tercera mano solo te puedo conceder un deseo… y no muy poderoso por si acaso- dijo el mini-genio de bolsillo que ya me empezaba a desilusionar

- ¿No muy poderoso? –Dije con desencanto- ¿pero creo me puedes ayudar en la pelea de hoy no?

-Yo creo que si, hacia tiempo que deseaba estar en una pelea –respondió sonriente el genio-

- Magnifico –me dije- parece que no todo esta perdido, tu vete tranquilo a tu cuchitril yo te hablo mas tarde- le dije al pedazo de genio, una vez este volvió a su bacini… digo lámpara escogí mis armas y mi armadura y después de guardar la lamparita en mi bolsillo, fui a arengar a la tropa.

El ejército orco estuvo al pie de la colina donde estaba la aldea al mediodía, la pura verdad que estaba como para un espectáculo, cualquiera diría que se estaba rodando la batalla de Isengard del señor de los anillos con todo y efectos especiales, y la verdad que eso era poco: toda la colina estaba rodeada de una masa negra compacta de unos 12.000 orcos negros, el mas bajo de ellos de 1,80 de estatura, todos igual de feroces, igual de malos, igual de musculosos, igual de bien armados e igual de gringos, al verlos rugir en las faldas de la colina como unos endemoniados, estuve realmente tentado de usar la lámpara como bacinilla cuando recordé al genio, inmediatamente froté el bacin…




















CAPITULO QUINCEAVO

LA GRAN BATALLA

- ¿Ya decidiste cual es tu deseo? –Preguntó el genio ni bien salió de la lámpara- apúrate que tengo que ir a ver mi novela-

-Bien –le dije- quiero que mi tropa derrote a ese ejército-

-¿¿¿Ese??? –Preguntó matándose de la risa mientras miraba primero el tremendo ejercito orco, perfectamente equipado y entrenado y luego mi pequeña tropa de unos 200 hombres- ¡¡¡yo creí que la pelea a la que te referías era una de borrachos, no una de proporciones Tolkienescas!!! ¿Y quieres vencerlos con esa tropa de campesinos disfrazados de soldados? la única manera de derrotarlo en estas condiciones sería trayendo a Chuck Norris, y yo no soy lo suficientemente poderoso ni para lo uno ni para lo otro-

-¡Diablos!, si habría una manera de hacer que estos campesinos se conviertan de repente en unas maquinas de pelea… ¡pero ya sé!, ¡¡¡ quiero que me hagas aparecer 200 latas de esa cosa verde que come Popeye el marino!!!

-Bueno eso no es tan difícil yo las paro comiendo –dijo el genio antes de desaparecer-

Justo después aparecieron doscientas latas como las de Popeye, y les ordené a los aldeanos que las abran y que se coman lo que había dentro, obedecieron al instante y una vez que comieron eso se irguieron y sonó la cancioncita del programa, inmediatamente se lanzaron gritando como desaforados contra el ejercito enemigo lanzas en alto, cuando las lanzas se quebraron de tanto atravesar orcos sacaron las espadas, cuando las espadas perdieron el filo de tanto cortar usaron los escudos, cuando los escudos se quebraron de tanto romper cabezas, mataron a puño pelado, con mordidas a las orejas, con codazos en el espinazo y con patadas en las talegas, yo apenas podía creer la indescriptible carnicería que se estaba dando ante mis ojos, cuando ya no hubo un solo orco en pie, uno de los aldeanos vino arrastrando de un pie a uno que casi le doblaba en tamaño.

-Este es el príncipe Jeorgi- me dijo sonriente- háblele… mientras vive-

-¿Por qué quisieron venir a destruir este pueblo?- pregunté majestuoso como un rey en su trono (o como un hombre en el inodoro que es lo mismo)-

-¿Destroy? –Apenas contestó Jeorgi- lo únicow que quewríamos hacer era espantarlos un poquitou, poner un parque temáticou, quitwarles todo su money y obligarlos a comer Mc Donald’s –dijo antes de convulsionarse y morir-

-Bueno al menos ahora no tiene ejercito con que aterrorizar pueblos –me justifiqué-

Revisando las latas vi las etiquetas que decían:

“Espinacas”

Justo cuando pensaba en lo sanas que son las verduras y en lo útiles que son para el desarrollo pleno de las aptitudes físicas del hombre, observé que una tenía el papel un poco desprendido, lo despegué y vi esta otra etiqueta debajo de la anterior:

“Hojas de marihuana maceradas”

-Bueno, eso explica muchas cosas -me dije meditando en que haber pedido “espinacas” y no “la cosa verde que come Popeye” hubiera sido una gran chambonada.


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por Elnor el Sab Jul 29, 2006 4:13 am

noooooooooooooo!, no quiero que acabes!.Sigue haciendo, por favor son muy buenas y tu tienes mucha imaginacion, sigue...; )
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por Lord Athos el Mié Mar 07, 2007 5:50 pm

Proximamente los ultimos capitulos
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por sefiroth222 el Mié Mar 07, 2007 5:53 pm

me da ladilla lee esa bain::sad::
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le gustan las guitarras
legusta hablar en tercera persona xD
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por Lord Athos el Mié Mar 07, 2007 7:58 pm

(?)
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por fibs el Jue Jul 12, 2007 4:56 pm

cuando continuaras con tus historias????
estan buenisimas!!!!!!!!
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