Capitulo 6



-Ostín-

-Maestro-

-Llámame Estebanes de ahora en adelante-

-Si, Estebanes-

-Ya sabes que necesito que vayas con mis hijos a Elgar Neel, y que con ustedes irá Heraldo Saaba, el hijo del tabernero. Necesito que les protejas, Archias te ha agraciado con dones que pocos tienen. Tus padres deben de haber ayudado en ello, pero no cambiaré el tema. Quiero que encuentres a la madre de mis hijos, Ostín, y que le preguntes por la verdad-

-¿Qué verdad?- preguntó curioso.

-La que cuenta de su objetivo en este mundo, Archias no nos tiene aquí para adornar-

-Cierto, maes… Estebanes-



Estebanes y Ostín estaban charlando en la parte de atrás de la taberna de Mafioso, cuyo nombre desconocían porque de noche no se veía nada. Junto a ellos llegaron Gusster, Elfa y Heraldo. El último llevaba una carta que leyó en voz alta, y esta decía:



“Jóvenes viajeros:



Espero excusen mi ausencia, pero es necesaria. Que la suerte les sonría en su camino al paraíso de los muertos. Que Archias se apiade de ustedes y les deje entrar en su mundo, Elarg Neel. Se que su marcha será larga y difícil, por ello he dispuesto cuatro caballos y provisiones. Ruego por su buena ida y regreso,



Mafioso Saaba, el tabernero.”



-¿Dónde esta tu padre, Heraldo?- cuestionó Estebanes.

-En el pueblo, debía asistir a una misa-

-Oh, bueno. Venga ya, ¡Súbanse a sus caballos y galopen hasta Elarg Neel!-



Elfa se acercó a su padre, este la abrazó y bendijo. Luego le dio un beso en la frente y le indicó que era hora de marcharse.

Amarraron bien sus cosas, anudaron y revisaron las monturas. Una vez listos se subieron a los caballos mansos. Eran caballos de árabe, de un café caramelo, delgados pero fuertes.

Se pusieron los cuatro en dirección a oriente y, antes de comenzar a galopar gritaron:



-¡A por Elarg Neel!-



El galope de aquellos cuatro caballos se sentía como una manada completa. Tal era la fuerza e impulso que pareciera nunca habían corrido en su vida.







-Joven Nykolas, su habitación está ubicada junto a las habitaciones de los hijos del difunto Señor feudal-

-¿Una habitación de invitados junto a las de los nobles?-

-Era la del Señor-

-Vaya, vaya. Bueno, Bueno, he traído pocas cosas, iré a mis aposentos-

-Claro. Subiendo aquella escalera- le indico con la mirada –luego en el pasillo a la derecha, derecha otra vez e izquierda-

-Gracias- se inclinó un poco y luego comenzó a alejarse –por cierto, ¿Cuál es su nombre?-

-Narat-



Nykolas siguió el camino indicado por Narat. Sentía que las paredes le saltaban encima. Las pinturas y los retratos le carcomían el alma, creando una especie de claustrofobia momentánea. Decenas de caras le miraban como si fuese una alimaña, una criatura de lo peor.



Cerró los ojos y dio unos pasos. Luego sintió chocar con algo y cayó.



-¿Pero que demo...?, ¿Esta bien?-



Nykolas había chocado nada más y nada menos que con Venus.



-Hem… Si. ¿Quién eres tu?- le miró extrañada.

-¿Eres?, ¿Tu?, que falta de respeto. Nykolas, vasallo de Lord Arkalic-



Venus hizo una mueca, detestaba a Lord Arkalic sobre todas las cosas. Sin decir más se retiró.







Aun no había pasado nada bueno, mas Lord Arkalic celebraba. Esta vez había traicionado su Rosé por el Merlot.



-Broly, ciertamente considero que cada día que pasa el benevolente me sonríe más-

-Estoy seguro de que así es, my Lord-



Nykolas hubiera pensado “seguro se reirá a carcajadas”, pero no estaba allí.



Genova estaba calculando los impuestos del mes, tenía que darle alguna excusa a Lord Arkalic para celebrar.



Lord Arkalic había hecho vasallos suyos a Nykolas y a Genova, por el simple motivo de que no tenían Señor. Después de todo lo que había ocurrido, según él, había tomado la decisión correcta.



Arkalic el Gato se caracterizaba por creer que todo el mundo tomaba sus palabras por verdad absoluta, y creer que nadie le sería infiel o deshonesto. Para él, lo máximo del reino se concentraba en una persona, el mismo.



-Genova, deja eso, mañana seguirás-

-Pero my Lord, hay que cobrar los impuestos en la semana-

-No importa, vente a celebrar-

-Si, my Lord-



Genova guardó los papeles en un cajón y se sentó junto a Lord Arkalic. Broly le sirvió una copa, que seguida de muchas otras, le dejó en el sueño más profundo.

Presiento que esta historia no va a terminar bien para mi, aunque al menos no terminare muerto y con mi alma atrapa en un envase de vidrio como en cierta otra historia -Mirada acusadora a Eidahan xD-

~☼~ El gato bebe un sorbo de azucar ~☼~

Capitulo 7



En la cima de la montaña donde se ubicaba la cueva del dragón, Seff, Caurd y Droide rogaban a Fist. Sus manos extendidas hacía el cielo, dos cuerpos ensangrentados y huesos de animales indicaban que el ritual había acabado.



-Caurd, nos tenemos que llevar al legítimo para enseñarle a matar de verdad-



Caurd asintió, después del ritual no sentía muchos deseos de hablar. Droide no recitó ninguna palabra tampoco, estaba como en un transe.



Seff comenzó a bajar la montaña, Caurd y Droide lo siguieron por inercia. Seff comenzó a recitar sus oraciones al poderoso Dios de los bárbaros, unas oraciones que daban miedo a todos aquellos que no conocían su significado.



Al llegar al pie de la montaña los tres entraron a la cueva del dragón. Entraron a la cámara del legítimo y lo llamaron.



-Es hora de que encendamos la llama del futuro, hijo del demonio- anunció Seff.

-¿E-es la hora?, pero mi madre…-

-Ve con ellos, luego podrás volver- recomendó la mujer.

-Droide alimentará a tu madre y al ave de fuego, joven malévolo- prometió Seff.

-Es-esta bien-



Droide tomó lugar sobre la cama de pastos secos. La promesa de Seff era la orden de que se quedará allí. A pesar de que quería observar como el legítimo obtenía su poder lo mejor era obedecer y tomar su lugar como guarda y alimentador del Fénix y de la madre del legítimo.



Sin embargo, el más afectado con la situación no sería Droide, la mujer, Seff ni ninguno de ellos que conocían el mundo de la gente. El más afectado era el mismo legítimo. Aquel que desde siempre fue separado de su madre, y que cuando podía tenerla le era arrebatada una vez más. Pero ella misma era la que daba el pie a su separación, ¿es que no le quería? Mas si no le quería, ¿porqué le demostraba cariño? Su mente solitaria no entendía la situación. Pero no iba a quedarse sentado a pensar, el no era de pensar, el era de actuar, de actos no de palabras.



Seff caminó hacia fuera con Caurd, el legítimo les siguió un poco más atrás. No se despidió de su madre, porque no pensaba morir hasta verla otra vez.







-Juan, he decidido que te quedarás con las tierras-

-¿A que se debe el cambio, Chaman?-

-Me voy a la milicia, mataré a esos athosistas-

-Buena elección hermanito, apuesto a que Drad estaría orgullosa de ti-

-Yo también, a ella le hubiera gustado que matará a esos herejes-



White se acercaba a ellos, no tenía una cara muy alegre.



-Han matado tres vacas-

-¿Qué? ¿Cómo?- exclamaron al unísono los hermanos mayores.

-Parece que fue una bestia, tenían todo el cuerpo arañado y mordido-

-El legítimo- dijo sin pensar Juan.

-¿Quién?- preguntaron Chaman y White.

-Es… es… bueno, la leyenda dice que cuando el legítimo salga de la cueva del dragón, vendrá a recuperar su lugar en Timirp Sereek-

-¿Su lugar?- pregunto White.

-Es el hijo legítimo del Rey-

-¿Matará a Mage?- pregunto Chaman.

-Se dice que matará a los que le arrebataron el poder, si se rinden o huyen no los buscará, su único fin es gobernar-



Juan sabía más que eso, pero no podía decirlo. Juan sabía que en realidad el legítimo era más que hijo del Rey, era además hijo de una mujer descendiente de los infiernos de Elarg Neel. Sabía también que esa mujer luego había tomado importancia en uno de los feudos, y sabía en cual. Pero si decía lo que sabía, probablemente el pánico mataría más personas que el regreso del legítimo.

Lo que Juan no sabía era que esa mujer estaba viva.







El viajero por fin había escalado la montaña.



-Queda poco para que nos veamos- pensó en voz alta.



El desierto florido era lo que los ojos del viajero veían. El milagro más insólito, la cosa más absurda pero más lógica. Un desierto con flores, ¿Qué menos podría esperarse del supremo Dios de todos?



El viajero caminó entre las flores violetas, rosadas y amarillas de aquel maravilloso lugar. La puerta de Elarg Neel no estaba lejos.



-Tres piedras a la izquierda- apuntó a unas rocas con forma de mano –Y una a la derecha- apunto a una gran roca que tenía escrito “Irvrac Bat”.



Siguió caminando, pasó entre las rocas. El cielo se torno rojo, naranjo y rosado, con algunas pintas azules y celestes. Las piedras eran más redondas y ahuevadas a medida que caminaba en dirección al paraíso de los muertos.



-Serpientes sin veneno- dijo al momento en que se le aparecieron un montón de serpientes que se arrastraban de lado a lado.



Cruzó sin pisar ninguna y llego a una especie de portal de rocas. Había llegado a las puertas de Elarg Neel. Por fin podría devolver la vida a su futuro.

jojooooo que bien la vas llevando heraldin! seguila!

Vaya,realmente esta muy bien...¡capitulo 8!

Buena narrativa Heraldo, como que tu ubicacion es una palabra clave en fin, suerte con eso

che heraldo aver cuando me metes en tu historia ahi recien leere

nunca se va a ir es un vicio imposible de ke se vaya

Capitulo 8



Tras muchos kilómetros al galope, la grupilla comandada por Ostín preparaba el campamento para pasar la noche en el desierto. Habían cruzado el bosque que separaba Timirp Sereek de aquel desierto en un día, algo imposible para una caravana real.



Heraldo fue el primero en acabar las labores que se le propusieron, era un hombre de trabajos esforzados que había vivido sin lujos desde su nacimiento. Elfa era la que tenía más problemas con lo suyo, preparar comida no era precisamente su fuerte.



-Gusster, venga, ayúdame- pidió Elfa.

-Si serás, papá debió enseñarte a preparar al menos el fuego-

-Pero no lo hizo, por favor, ayúdame-

-Vale, vale-



Gusster preparó el fuego y puso una olla pequeña sobre el. Luego puso agua en la olla y unas hierbas. Posteriormente colocó un trozo de carne de ciervo que había encontrado muerto poco antes, aun estaba fresca.



-Ya esta, a comer muchachos- anunció con los tenedores y cucharas en la mano.



Una vez todos servidos en sus ollitas de acero, bendijeron la comida y cenaron. Era el primer día lejos de la vida civilizada, aun no notaban la diferencia. La situación todavía no llegaba a sus corazones, pensaban en ella como una excursión de unos días.



Luego de la comida, hicieron echarse a sus caballos y se acostaron sobre unas mantas que llevaban.







La noche aun era joven para Seff y Caurd. El legítimo estaba empapado en sangre, sangre de animales que había matado la noche anterior, pero que se había renovado con los que había matado esa tarde.



Seff examinó al legítimo. Tal como esperaba, no tenía ni un rasguño. Miró sus manos asesinas, el olor a sangre era desagradable. El legítimo tenía la mirada perdida. No pensaba en lo que hacía, obedecía las órdenes de Caurd y Seff, nada más.



-Hijo del demonio, hoy matarás humanos- le indicó Caurd.



Seff parecía complacido, su plan de dominar Timirp Sereek estaba apunto de culminar. Solo un poco de tiempo más y podrían dominar la tierra de esos hombres que creen en la paz de la guerra.



Caurd guió al legítimo hasta el campo que habían atacado la noche anterior. Muchas antorchas encendidas rodeaban el lugar, y grupos de hombres con armadura vigilaban a los bovinos.



-Ve por tu destino, amo del infierno- susurró Seff al oído derecho del legítimo.



El chico corrió hacia el campo. Las flechas de los militares comenzaron a lloverle encima, mas las esquivaba sin problemas. Una horda se le acercó blandiendo espadas y lanzas. Pero el legítimo era más rápido. Salto y mató con sus manos a dos de la primera fila. Corrió sobre las cabezas de aquellos espadachines y lanceros, matando a patadas en los ojos y arañazos. Al llegar al final de la horda, todos los guerreros estaban desorientados, atacando a lo primero que vieran. Las flechas seguían lloviendo, más para su favor que en su contra.



-¡Maldito!, ¡No huyas!- le gritó Chaman.



El legítimo se dio la vuelta y corrió en dirección del capitán del ejército. Con su mano derecha le agarró el cuello en un veloz movimiento y le corto la cabeza. Los soldados más próximos gritaron de terror.



Otro hombre se acercó, gélido como un trozo de hielo. Iceoh era su nombre.



-¡Legítimo, somos tu pueblo!- aulló Iceoh.

-Mi pueblo es mi familia- se dijo el muchacho, antes de matar al hombre de un arañazo en la cara. Los cascos eran inútiles.



El legítimo se aburrió del juego y los mató a todos en breves instantes. Al volver al bosque, las risas de Seff y Caurd retumbaban por todo el lugar.







-My Lord, he terminado las ordenes de cobro de impuestos- anunció Genova.

-Excelente, quizás sea tiempo de que mandemos a los cobradores. Mañana al amanecer llámales-

-Si, my Lord-



Un caballero tocó la puerta de la sala donde se encontraba Lord Arkalic. Broly abrió la puerta y le dejó entrar. Era Lelhiath, el espía que se guardaba en los campos del castillo de Duredspar.



-My Lord- dijo mientras hacía una reverencia Lelhiath.

-Joven espía, ¿qué ha acontecido para que halla abandonado su puesto?- interrogó Lord Arkalic.

-Han muerto cientos de soldados. No se contra que pelearon, pero era uno solo, luchaba con sus manos desnudas- dijo agitado el espía.

-¿Cómo era físicamente?-

-Delgado, parece que tenía la piel blanca, las antorchas no me dejaron ver bien. Cabello oscuro y los ojos como endemoniados-

-¿Y sus manos?-

-Delgadas y con las uñas afiladas, los arañazos que vi eran impresionantes. Hasta cascos destruyó-

-No hay dudas, es el legítimo. Quien diría que el legítimo volvería en tiempos como este, justo tras la muerte de Drad- comenzó un monologo Lord Arkalic. El monologo duró un par de horas, hasta que Broly, Genova y Lelhiath se durmieron.

mmm impecable, batallas rapidas, detalladas pero sin llegar a ocupar mucha parte del relato...

jojo que bien, a varios vejetes les debe haber complacido leer

heraldin escribió:-¡Maldito!, ¡No huyas!- le gritó Chaman.

El legítimo se dio la vuelta y corrió en dirección del capitán del ejército. Con su mano derecha le agarró el cuello en un veloz movimiento y le corto la cabeza. Los soldados más próximos gritaron de terror.

o

heraldito escribió:-¡Legítimo, somos tu pueblo!- aulló Iceoh.

-Mi pueblo es mi familia- se dijo el muchacho, antes de matar al hombre de un arañazo en la cara. Los cascos eran inútiles.