por El Heraldo de Nurgle el Dom Oct 11, 2009 6:17 pm
Capitulo 11
-Nuty, estás muy aburrido hoy- dijo el Rey Mage.
-Ponte un sombrero como este tu y has reír- lo retó la ardilla.
-Yo no soy el tarado que tiene que hacer reír al Rey-
-Yo no soy un rey feo y fofo que come pepinos podridos y luego se queja de que tiene mal aliento-
-Ajajá, Nuty, no me hagas reír, ajajá-
-Pero si ese es mi trabajo…- susurró el bufón.
-¡Ajajá!, ¡Por Archias!-
El rey, más que reír, rugía de lo divertido que estaba.
Tocaron la puerta del salón y entró Rabbit seguido de Rigter.
-Su majestad, dos hombres desean audiencia con usted- dijo Rabbit.
-Háganlos pasar- ordenó Mage.
Al instante entraron dos hombres de cabellos como el fuego del infierno, barbudas caras y ojos azules como el cielo. Mage quedó asombrado por su aspecto, lo normal era ver siervos y campesinos morenos, incluso los nobles tenían en su mayoría el cabello oscuro y los ojos marrones. Por otra parte, era sabido por todos que los únicos que se adaptaban a la descripción de estos hombres eran los bárbaros nórdicos. Sin embargo, eran hombres civilizados hasta donde podía ver.
-Buenos días, su majestad- dijeron a coro los pelirrojos.
-Buenos días... Hem… ¿Quiénes son ustedes?- preguntó el rey.
-Yo soy Caurd, Jarl en lucha, y este es Seff, del mismo rango- afrontó la pregunta Caurd.
Un grito sonoro se escucho desde fuera del salón. El rey alzó la vista hacia la puerta y su rostro configuró perfectamente la confusión. Algo sucedía afuera y era grave.
Mage se puso en pie, pero Caurd le obstruyó el camino.
-Señor, no creo que desee ver lo que sucede allá- dijo con una sonrisa plasmada en el rostro el obstáculo.
-¿Qué demonios han hecho?- preguntó con furia, pero fingiendo calma, el rey.
-Nosotros, nada. Es tu querido sobrino el que esta divirtiéndose afuera- respondió Seff.
-¿E-el le-legít…timo?-
El rostro sorprendido y asustado de Mage divirtió a los bárbaros. Más que temer por su reino, parecía que el rey temía por su propia vida.
-Cobarde- dijo Caurd dándole una patada en los tobillos a Mage.
-Endemoniados del infierno, ¡jamás moriré!- gritó enérgico el rey.
Ambos rieron. La puerta del salón se abrió y apareció el legítimo. Mage tembló de terror. El legítimo se acercó corriendo como una bestia y, mordiendo su cuello, asesino a Mage en menos de un segundo. Un gritó apagado se escucho en el castillo del rey.
El legítimo no había aparecido para atacar el castillo de Duredspar.
La noche y el día habían transcurrido calmados para todos los habitantes de aquella parte del reino.
Sin embargo, a la hora de almuerzo, un lobo llegó. Linked era uno de los pocos lobos domesticados, por no decir el único. Su función era llevar mensajes sin peligro de un castillo a otro.
Linked, al llegar al castillo, había sido considerado como amenaza, pero al darse cuenta de quien era le dejaron entrar al castillo como a un rey.
Juan, que podía hablar con los animales por su accidental condición de grifo, le preguntó el porque de su visita. Linked era un lobo, no un humano, y eso era lo que Juan no había recordado. Poder hablar con ellos era entender sus aullidos, sus movimientos, en general su comportamiento.
Fue Venus quien encontró la carta entre los pelos del animal, y quien la leyó. Su rostro no fue de mucha ayuda para los desesperados acompañantes que tenía.
Las palabras del principio, “El rey ha muerto”, retumbaban en su cabeza. Lo peor era lo que seguía, el nuevo rey era una bestia, o sería una bestia, o quizás la bestia los mataría a todos y sería dueño de la tierra. Frases aterrorizadas pasaban de lado a lado del papel. Lo único alentador era “Se despide fraternalmente, Fraile Nasgul de Timirp Sereek.”
-Archias nos ha desamparado- dijo White al terminar de oír la lectura de la carta.
-Heraldo, sigue las huellas, bájate del caballo- ordenó Ostín.
Llegando hacia la cima de la montaña colorada en la que se encontraba Elarg Neel se había desarrollado una tormenta de arena. Los cuatro, para protegerse, se pusieron telas sobre la cabeza, pero los ojos los dejaron un poco descubiertos para poder continuar.
Elfa y Gusster parecían tener mayores problemas, pero al atar sus caballos al de Ostín el peligro había desaparecido. Heraldo al no haber pensado antes en ello se quedó unos metros atrás, solo y con un rango de visión no superior a los dos metros.
-Ven, te hablaré hasta que llegues con nosotros- decía en voz alta Elfa –creo que solo quedan unos pocos metros para el paraíso de los muertos-
En breves instantes Heraldo llego junto a ellos y ató su caballo al caballo de Gusster.
Al seguir caminando el cielo comenzó a despejarse, la tierra se hizo más dura y tibia, y la vista se fue llenando de dudas. Habían llegado al desierto florido. Caminaron entre las flores, con mucha cautela de no pisar muchas. Al llegar frente a las rocas con forma de mano ataron los caballos al dedo meñique de una y continuaron adelante. Elarg Neel les llamaba.
もし何かことに専念したい場合は価値はないのが一番だし
Drow
Heraldo Duredspar, hijo de Chaman, nieto de Confu, sobrino de Hielo
75% en el Frikitest
Caballero Jedi o_O
ESPAÑA