La Eternidad de las Flores

Un lugar donde los héroes se reúnen a discutir, reír y beber!

La Eternidad de las Flores

por drad el Mié Dic 28, 2011 4:09 am

La Eternidad de las Flores: El recuerdo

Llevaba la visión nublada, la alergia no me permitía seguir el paso a mis primos, y ellos eran muy intrépidos. Vi al abuelo Tanavar acercarse con una rosa que contenía una infusión acaramelada.

-Bébela- me ordenó -Te quitará la alergia-

El abuelo era el fundador de la comunidad en la que habitábamos mi familia y yo, junto a mis primos, los hermanos y primos del abuelo y sus hijos.
Sin embargo, el no era quien tomaba las decisiones. Parecían tener todos el mismo poder a la hora de optar por una u otra cosa.

Lo sorprendente era que quien parecía tener mayor autoridad era la prima del abuelo. Confu, como solían llamarla, era una elfa oscura. Tenía otro nombre y apellidos, pero no me los sé.


Tras beber la infusión del abuelo todos mis sentidos volvieron a mí y pude moverme con facilidad. Alcancé a mis primos en pocos segundos, incluso me puse en medio del grupo.

Nos dirigíamos al lago. Mi abuelo dice que el nombre se lo puso Elfamaniaca, pero no puedo recordarlo. El bosque de camino era muy frondoso y extenso. Además, en su interior habían cientos de criaturas mágicas, así como frutos deliciosos y, por supuesto, las mascotas de los habitantes que solían pasar sus tardes allí.

Unos cuantos álamos, altos hasta el cielo, eran lo primero que se veía al ingresar. Nuestro paso era firme, audaz, pero no rápido.
Seguimos entre los árboles hasta toparnos con los pinos. El suelo se veía anaranjado por sus pequeñas hojas que dejaba caer constantemente. El abuelo decía que era maravillosa la cantidad de colores, olores y vistas que podías tener en la naturaleza, y aún más fabulosa era la combinación de una gran diversidad de especies en un lugar como nuestra comunidad.
Su sueño había sido este lugar, y con el esfuerzo de años, él, sus familiares y amigos lograron construirlo.
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Re: La Eternidad de las Flores

por IceoH el Mié Dic 28, 2011 5:06 am

Y aunque ciertamente en ese momento el Abuelo, junto con toda la comunidad, era bastante feliz; una noche ocurrieron sucesos que cambiaron las cosas para siempre.

Estábamos reunidos al fuego de las antorchas, todos sentados en el comedor principal, la mesa estaba repleta de festines deliciosos preparados por los espíritus del bosque que le servían a la comunidad desde sus inicios. Sin embargo el calendario Lunar no marcaba ninguna fecha en especial, no era un festival de Los Misterios de la Noche ni mucho menos el comienzo de un nuevo ciclo, algo extraño ocurría y eso se notaba en la cara del abuelo.

-La noche de anoche me encontré con la Diosa Madre cara a cara, en realidad, no era la primera vez que nos veíamos pero en esta ocasión nuestra protectora se comporto distante conmigo, dijo palabras que nunca había escuchado de su boca: "Siempre me has sido fiel pequeño, y desde siempre te he correspondido con mi guía y mi amor, sin embargo, esta noche acaba para ti la estela que has seguido hasta ahora." No supe que responderle solo me resigne a escuchar las bendiciones que ella dio al camino que esta noche comienza para mí, el camino que ahora nos alejará.

Todos en la mesa reaccionaron con miedo e incertidumbre, todos excepto el abuelo y aquella fría Drow sentada en una esquina junto a sus descendientes, creo que ambos tenían un acuerdo, acuerdo que se dejo ver cuando el abuelo siguió su discurso.

-Me debo ir amigos míos, familia mía; no porque yo lo desee, sino porque es el designio que la Diosa debe tener para mi.
-Querido, ¿A dónde irás? -Le pregunto rápidamente la abuela Narat quien no podía contener su evidente tristeza- No nos abandones, no ahora que la plenitud nos acompaña y que somos tan felices.
-No mi amor, no sé a donde iré, tu bien sabes que jamás me iré de sus corazones, que siempre estaré aquí, y siempre me tendrás para ti, sin embargo debo dejar el asiento principal de este comedor antes de que la Luna se pose sobre el lago principal, y seguir el camino que la Diosa me ha impuesto ahora, sin embargo, no los dejaré solos, desde ahora La Arboleda deberá estar a cargo de alguien más.
Todos los presentes excepto la Drow miraron a Narat, pues creyeron que era lo lógico, sin embargo, creció en su rostro la sorpresa como una flor de abril cuando el abuelo continuo.
-Mi prima Confused será quien desde ahora lleve la guía en esta casa de la Diosa Madre, recuerden que así como todos nos hemos mantenido unidos es como debemos seguir, vean en ella el espíritu de la Diosa que nos ha traído hasta aquí y que sin duda los llevará muy lejos.

Después de ese gran discurso el abuelo le entrego varios objetos a Confused y con su bastón abrió un gran portal, como los que solía usar para moverse por La Arboleda pero de color gris, por donde entro no sin antes mirar atrás y regalarnos a todos una sonrisa sincera, y desde entonces, muchas cosas cambiaron en La Arboleda de las Lunas.
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por drad el Mié Dic 28, 2011 6:44 am

-Genova- Giré la vista y me encontré con Chaman.
-¿Sí?- le respondí indiferente.
-Debo... yo... Tengo algo que contarte- declaró.

Lo observé un segundo. Se veía agitado. Realmente no solía fijarme en él, pero había estado extraño los últimos días. Confu me lo había dicho: "Chaman anda metido en algo raro, estoy segura". Es su hijo, no podía estar muy equivocada.

-Bueno, ¿Qué es?- le pregunté.
-Creo que... pienso que la Arboleada caerá en manos malas y... debemos estar preparados-
-Confused no permitiría eso, además, es tu madre. A pesar de que Tanavar nos debió dejar, la plenitud de nuestra comunidad no ha decaído- le respondí.
-Mira, no sé tú, pero yo estoy planeando una nueva comunidad con unos inmigrantes nuevos. Seremos más, habrá más libertades y yo seré el lider-

Automáticamente recordé que Confu me había hablado de que unos extranjeros comenzaron a ver a Chaman como una especie de superior. ¿Qué habría en sus pequeños cerebros? A Confu la traía sin cuidado, y eso me extrañaba mucho. Tal vez fingía conmigo para tranquilizarme, o tendría su forma de solucionarlo.



De pronto una luz Anaranjada con fuegos rojizos se hizo sobre nuestras cabezas. Parecían meteoritos que caían sobre nuestros árboles casas, y con fuerza destruyeron todo a su paso. Todos corrimos, y con ayuda de las sombras unos portales se abrieron para salir.

Confused estaba en el cielo. De sus manos salías disparadas cientos de bolas blancas y celestes que se comían todo. Luego, junto las manos, y mientras fruncía su ceño una extraña luz brotó de entre sus palmas pegadas, expandiéndose rápidamente.
La luz me cegó y escuché todo explotar, al tiempo que una sensación de seguridad me envolvió.


Silencio. Oscuridad. Todo lo que me envolvía estaba frío. Intenté abrir los ojos, pero aún no podía ver nada. Una sombra me ayudó y me dio a entender que me había rescatado.

-Gracias- le dije.

Luego me apuntó y todo comenzó a volverse oscuro. Sentí que algo me absorbía y me vi caer en un precipicio.

-No~- grité.



-Despierta, Genova- una voz me llamaba.
-¿Ah?-
-Has tenido pesadillas otra vez. ¿Qué fue ahora, tu ex-novia?-
-Hermano, he soñado con...-
-El fin de la Arboleada, solía pasarme-

Lo recordaba, Nyko solía tener ese tipo de pesadillas. Si bien el estaba envuelto en algo extraño con Drad antes de la destrucción, tendía a recordar el hecho con mucho miedo.

Luego de que Confu tomara el poder, todo siguió igual. Incluso intentó algunas cosas nuevas, pero se notaba que algo no le agradaba mucho.
Sin embargo, creo que nadie se esperara que un día despertara y lo destruyera todo. Cuando la vi sus ojos no tenían expresión alguna, o tal vez no fui capaz de verla bien. La verdad es que ya no importa, nuestras vidas han cambiado mucho desde ese día. Aunque no negaré que sueño con que algún día ese lugar vuelva a existir, que esos sueños vuelvan a ser realidad para nosotros.
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Re: La Eternidad de las Flores

por IceoH el Mié Dic 28, 2011 7:58 am

La Eternidad de las Flores: Veredas obstinadas

Ya ha pasado mucho tiempo desde de la destrucción de La Arboleda de las Lunas a manos de la Drow Confused Duredspar, de ella en la actualidad no se sabe absolutamente nada e inclusive se duda que siga viviendo. Acerca de su fundador original se sabe aún menos, solo que sigue existiendo en algún plano del universo.

En estos días, La Arboleda de las Lunas es solo un recuerdo borroso en la mente de los que en algún tiempo se llamaron los Arbóreos, quienes jamás han logrado reencontrarse pues fueron dispersados por todo el orbe conocido por medio de los portales que les permitieron salvar sus vidas. De ellos muchos continúan sus vidas en solitario o con compañías ocasionales, únicamente quienes ya tenían descendencia en el momento de la destrucción de La Arboleda de las Lunas han conservado la linea sanguínea de los dos personajes más importantes de la historia de la comunidad: Ithilior hijo del Gran Primer Druida Gris Tanavar Oakwalker tuvo como descendiente a Inirión Oakwalker, quien nació en los últimos tiempos de Tanavar como líder Arbóreo, por su parte Obito Duredspar, hijo de la poderosa Drow Drad Confused Duredspar procreo una hija:Aunrae Duredspar, quien también nació durante los últimos tiempos de Tanavar como Líder Arbóreo.

Además de ellos la joven Elfamiaca procreo unos gemelos como descendientes que se extraviaron durante la destrucción de La Arboleda, y de quienes nadie sabe nada.
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Re: La Eternidad de las Flores

por IceoH el Mié Dic 28, 2011 8:22 am

En realidad eso es todo lo que recuerdo de aquella hermosa Arboleda, eso y otros pasajes de una infancia feliz, que fue abruptamente cortada primero por la partida de mi Abuelo Tanavar y poco después por la destrucción de La Arboleda a manos de la Drow Confused, a causa de la cual mi padre y yo tuvimos que iniciar una nueva vida en esta pequeña Villa llamada La Alta Esperanza, durante los últimos años hemos sobrevivido a base de trabajo y esfuerzo, por alguna extraña razón los poderes que antes poseíamos nos abandonaron con nuestra salida de la comunidad, pero mi padre siempre me dijo, que con ellos o sin ellos, nosotros seguiríamos siendo Arbóreos hasta que la Diosa Madre nos llamase al Sueño Esmeralda, momento que para mi desgracia está ahora más cerca de mi padre que nunca.

El joven Elfo Nocturno se despierta abruptamente de su pequeña siesta vespertina y al mirar alrededor ve que se encuentra en la Villa en donde ha pasado los últimos años en compañía de su padre.

-¡Maldito sea el lado Oscuro de la Diosa! Se supone que debí haber llegado con mi padre hace unas horas y en lugar de eso se me ocurre sentarme debajo del Roble a recordar épocas pasadas que no volverán jamás – Acto seguido emprende el camino a casa lo más veloz que sus piernas de joven le permiten- Si no llego pronto mi padre se enfadará y seguramente tendré que cortar los leños para calentar la cena.

Al llegar a su cabaña el joven Inírion se encuentra con una gran sorpresa, las ventanas permanecen a oscuras y no se nota actividad alguna al interior de ella.
-¿Qué sucede aquí? –Se detiene de golpe y comienza a caminar sigilosamente hasta lograr llegar a la puerta de su casa, entonces entra y comienza a buscar el rastro de algún intruso en ella pero no encuentra nada salvo a su padre tirada a la mitad de la sala- ¡Padre!, ¿Qué sucedió?, ¿Quién te hizo esto?
-Calma hijo –Dijo tosiendo con su voz grave el viejo Ithilior- no ha sucedido nada que no debiera pasar, ningún enemigo ha pisado nuestro hogar, es solo, que tu padre esta tan viejo que la Redentora lo llama justo ahora a su suave yugo.
-No padre, aún no es tiempo de que te marches, por favor, padre, dime que te quedarás conmigo, te necesito aquí para poder seguir, la vida aquí es demasiado dura para continuar viviéndola yo mismo.
-Eres tan cálido como lo era mi Padre durante las épocas grandes de La Arboleda de las Lunas, justo como lo recuerdo…ahora, podré reencontrarme con él ahí y podre revivir aquellas hermosas épocas en que tu –una grave tos interrumpió al viejo Elfo Nocturno causando un gran terror en su hijo, pero después de unos segundos pudo continuar- en que tu apenas eras un niño hijo, ¿Lo recuerdas?
-Si Padre, recuerdo como jugueteaba con mis primos y como el abuelo nos protegía y nos contaba historias fantásticas de su juventud, acerca del gran amor de la Diosa y de la eternidad Arbórea.
-Es justo ahí a donde iré, al Sueño Esmeralda para unirme con los míos y poder descansar en presencia de la Dama Blanca. –En ese justo momento los grandes ojos azules de Ithilior se cubren de una oscura sombra y su espíritu abandona su antiguo cuerpo, que sin el comienza disolverse en el aire-
-¡Padreee! No me dejes, ¡No! –Inírión lanza un gran lamento al ver la muerte de su padre en sus brazos y al no poder retener su cuerpo entre sus dedos-

Entonces de las pocas moléculas del cuerpo de Ithilior que quedan flotando en el aire, nace una extraña voz femenina que le habla a Inirión en un idioma extrañamente familiar, un élfico tan antiguo como las mismas entrañas del mundo, el cual aún a pesar del tiempo que ha pasado continua entendiendo: No ha muerto del todo, su luz permanece en la mano de la Diosa Madre y ahí descansará, tú por tú parte no encontrarás paz aquí, debes ir a buscar tu destino así como tus padres lo hicieron antes de ti, toma el camino de la aventura y busca la eternidad de las flores… Sin saber de quién era esa voz tan familiar Inírión decide en ese momento abandonar aquella cabaña que durante tanto tiempo había sido su hogar y con sus recuerdos en unas pocas cosas que permanecían guardadas en el viejo cofre de su Padre emprende un nuevo camino…
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Re: La Eternidad de las Flores

por drad el Mié Dic 28, 2011 8:27 pm

"Aunrae, hoy te toca la caza". Perfecto, no podían haber peores noticias. No es que no me guste cazar, de hecho, al contrario, pero me harta tener que hacerlo por obligación.

Este bosque tan frondoso convertido en esta sarta de hojas anaranjadas, casi del color del oro, cayendo poco a poco sobre el nevado suelo... Y pretenden que encuentre comida aquí, precisamente en el desierto helado.

Antes, hace muchos años, yo no conocía el invierno, si quiera el frío. Cuando vivíamos en la Arboleada de las Lunas. Aquel lugar nos protegía como si fuéramos gatitos. Prefiero por mucho estar aquí fuera que en ese lugar tan... de fácil vivir. Aun que a veces añoro la seguridad que me daba, la belleza que irradiaba, las personas... mi abuela.

Tanto tiempo había pasado, que ya no podía recordar el rostro de aquella mujer de piel oscura que terminó por traicionarlos a todos.

Drad Confused Duredspar Terrón, mi padre suele hablar de ella como si hubiese sido la mujer más maravillosa del planeta. Tal vez sólo la admiraba, pero incluso aprobó la destrucción de la Arboleada solamente porque era su madre quien lo había hecho.

Su admiración, sin embargo, se me ha ido traspasando. Mi abuela era un ser correcto, tal vez no bondadoso. Había llevado a la perdición a cientos de almas -y era lo que correspondía según nuestra religión-, pero seguía considerándola buena. Por lo menos conmigo lo era, y no me obligaba a cazar.

Pero, ¿no habitaban más personas aquella comunidad? No puedo recordarlo bien... han pasado demasiados años, y Obito, mi padre, sólo habla de su madre.


Bueno, ha seguir con esto.

La nieve refrena mi paso, y para no hacer ruido voy lento. No me gusta cazar como los cobardes con flechas, así que llevo mi espada en la mano derecha y una pequeña daga en el cinturón.

Me encamino al lago, sin dejar de oír hasta el más mínimo rozar de las hojas, ahora ocultas bajo el blanco manto.

Siento pasos, son más grandes que los de un ciervo, pero más pequeños que los de un oso... quizás sea... un intruso.

***


No sé dónde me llevan mis pies, he caminado días y noches, y mi cuerpo no se cansa. ¿Será que la Diosa Madre me está impulsando a seguir?
Padre no me enseñó demasiados lugares, habíamos vivido en el mismo lugar desde que el portal nos arrojó. Sin embargo, presiento que algo no estará bien por aquí. Los cadáveres colgando a la entrada del bosque no eran lo que yo llamaría una invitación a pasar.

Este bosque anaranjado, con un piso de nieve... es tan irreal. En el pueblo en el que vivía con mi padre no nevaba, pero él me explicó cómo era por si algún día ocurría, que no me asustara.
Si mal no recuerdo, me lo contó cuando vivíamos en la Arboleada, y el abuelo hizo nevar más de alguna vez. Pero esto es distinto, es frío...


***

Si, debe de ser un intruso. Salté y me puse de tras de él, en un solo movimiento mi espada rozaba su cuello y sus brazos eran afirmados por mi zurda en una llave.
Pensé en matarlo de inmediato, pero un olor en él me paralizó.
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Re: La Eternidad de las Flores

por drad el Mié Dic 28, 2011 8:28 pm

Imágenes que ayudaron a mi imaginación...

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Re: La Eternidad de las Flores

por IceoH el Mié Dic 28, 2011 11:28 pm

Maldición, llevo meses caminando y cuando apenas tomo camino por este bosque tan antinatural se le ocurre a esta asesina meterse conmigo, ¿por qué jamás tengo buena suerte con las mujeres y menos con las que tienen dagas y espadas?

-¿Quién eres? -Pregunta con una voz fría pero segura de sí misma la joven Drow-
-Mi nombre, mi nombre es…Inírion Oakwalker. ¿Qué quieres de mi?, si vas a asesinarme para robarme mis cosas te advierto que no llevo nada encima, te has equivocado de víctima.
- Oakwalker, ese apellido me suena muy familiar, y tu olor a roble, ¿De dónde provienes forastero? ¿A qué vienes aquí?
-Provengo de la Villa foránea de Alta Esperanza, ahí he vivido mi juventud, no vengo a robar ni a saquear, solo estoy de paso, -rápidamente el joven Inírion mete su mano en su chaleco y busca con fervor algo que darle a la asesina- toma, esto es todo lo que llevo de valor –dice entregándole un broche es forma de hoja de roble-

Acto seguido Aunrae lo suelta y se aleja unos pasos de él.
-¿De dónde has sacado eso? Ese broche es idéntico a uno que tiene mi Padre.
-¡¿Qué?! ¿A quién se lo han robado?, oh por la Diosa, espero que no lo hayan tenido que asesinar, ese broche solo significa ascendencia Arbórea y si ahora el legitimo dueño de ese prendedor esta muerto con él se acabara la oportunidad de conocer un poco más del pasado.

La Drow se enfada ante las insinuaciones de Inírion y enseguida se le acerca rosando con su espada el cuello de aquel nervioso elfo nocturno.
-Tú eres quien tendrá que rendir explicaciones acerca de la procedencia de ese broche, pero no a mí, sino a mi padre. –Entonces sin dejar de sujetarlo con la espada lo encamina hacia el despoblado en donde a esas alturas del día su padre suele permanecer-

Camino hacia allá Inírion intenta explicar a la Drow que ese broche ha estado en su familia desde hace mucho tiempo, y que ese símbolo había estado guardado en el cofre de su padre quien recientemente había tenido que partir al encuentro de la Diosa, sin embargo Aunrae hace oídos sordos y solo lo apresura más y más para llegar pronto con su padre, pues muy en el fondo ella sabía que no había nada malo en el Elfo Nocturno e inclusive sentía un poco de remordimiento al ponerlo en peligro.

Al llegar al despoblado algo extraño ocurre, hay una neblina sobrenatural en el aire que oculta todo de la mirada de ambos y solo se logra escuchar sobre el viento un sonido parecido a un gran rio caminando sobre las piedras de su cauce, y entonces la Drow sabe que algo malo ocurre.

A lo lejos se escuchan navajas traspasando la carne de un viejo Drow, y la sangre corriendo sobre el césped nevado que recubre el suelo, el inmenso blanco del despoblado se impregna entonces de un guinda profundo, y sobre el cuerpo del muerto se escribe con una daga una runa en forma de nube, entonces los asesinos escapan cubiertos por la neblina sin que Aunrae o Inírion puedan verlos, luego el despoblado queda despejado y ante los ojos púrpura de Aunrae aparece el cadáver de su padre.

-Padre, no–Dice Aunrae conteniendo un poco tu tristeza ante el forastero-
-Entiendo tu perdida, entiendo lo que se siente perder a un ser querido.
-Él no era un ser querido, era mi padre y me educo como debía hacerlo, soy una Drow orgullosa de su sangre y ahora puedo seguir mi sendero como debo hacerlo –Se acerca lentamente al cadáver de su padre y al observar la runa en forma de nube su corazón oscuro se llena de sed de venganza- ¡Por todos los demonios del abismo! Juro que encontraré a esos asesinos y los hare pagar con su sangre esta afrenta.
-¿Qué sucede?, ¿A dónde vas?, ¿Me dejaras así como así para que pueda robar a mis anchas?
-Tú no me preocupas, con ese cuerpo de mujercita es poco lo que podrás hacer, déjame en paz.
-Hagas lo que hagas, no me alejaré de ti, esos broches significan algo en la inmensa sabiduría de la Madre y siento que debo permanecer junto a ti.

Entonces la Drow se dirige hacia su cabaña, y detrás de ella va el Elfo Nocturno, ambos sin saber lo que encontrarían ahí.
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Re: La Eternidad de las Flores

por drad el Jue Dic 29, 2011 2:07 am

Aunrae tenía el ceño fruncido. Las venas esparcidas en su frente comenzaron a tomar forma, denotando la rabia que sentía la drow.

Al ir de cacería solía vestirse con una capucha de piel de lobo blanco, unos pantalones y un abrigo del mismo material. Incluso traía unas botas hechas con cuero de lobo, las cuales había curtido ella misma después de matar al animal.

Poseía dos cimitarras, mas sólo llevaba una a la hora de cazar.

-Debo recuperar mis cosas de la cabaña y perseguiré a esos cobardes- pensó en voz alta, al tiempo que se lo repetía internamente.

El muchacho la siguió, guardando su distancia, pues su cara mostraba tal fiereza que podría haberle hecho algo. Sin embargo, el confiaba en que no lo haría.


La drow abrió la entrada de su cabaña, al entrar notó que todo estaba esparramado, tirado o destruido fuera de su sitio.
Gritó con una furia descomunal, salió del lugar, y tomando con las dos manos la espada cortó el árbol más próximo de un solo golpe. Luego le enterró la cimitarra repetidas veces al mismo tronco, disminuyendo la fuerza y la velocidad con que lo hacía cada vez que volvía a golpearlo.

En todo momento Inírion la estuvo observando, al tiempo que se preguntaba qué relación sanguínea podría tener con ella.

-¿Será descendiente de la drow Confused?- se preguntó de un momento a otro al ver su poder contra el tronco.


Después de unos minutos Aunrae se calmó, respiró hondo y volvió a entrar. El muchacho la siguió, ahora con más confianza, y se paró en la puerta.

La chica escarbó entre los destrozos hasta que encontró la otra cimitarra. Luego, entró en una habitación que parecía ser la suya, cerrando la puerta tras ella.
Se tardó aproximadamente quince minutos en salir, pero cuando lo hizo una armadura del color de la obsidiana recubría su cuerpo. Nuevamente la capucha de piel de lobo estaba sobre todo lo demás, lo cual supuso Inírion la protegería del frío.

Tras eso, la drow abrió la puerta de la otra habitación y se puso a hurgar. El elfo nocturno caminó hasta la puerta de la pieza y examinó el lugar, deteniéndose únicamente al notar un brillo extraño detrás de una tabla.

-Allí- indicó, intentando que Aunrae le oyera.
-¿Qué?- cuestionó la joven levantando la cabeza para mirarlo.

Miró hacia donde apuntaba el muchacho. Con la mano derecha quitó la tabla de un tirón. De inmediato quedó descubierto el broche con forma de hoja de roble. Alzó la mano para alcanzarlo, pero antes de poderlo tocar una luz blanca cegó a ambos elfos.


De pronto, se vieron envueltos por la oscuridad. La luna les iluminaba, de forma que alcanzaban a verse el rostro, pero más allá de ellos no había nada.
Vieron en todas direcciones sin éxito, hasta que de la luna pareció descender una silueta luminosa.

-La Diosa Madre- dijo Inírion casi sin poder creerlo.
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Re: La Eternidad de las Flores

por IceoH el Jue Dic 29, 2011 6:06 am

-¿Qué has dicho? –Pregunto con mucha sorpresa y empuñando lentamente su cimitarra la joven Drow-
-Es la Diosa Madre, debemos estar en el Sueño Esmeralda o quizás en alguna dimensión del Universo dónde ella es omnipresente.
-Así es hijos míos, están en mi Quinta Casa, y han llegado aquí porque es necesario que sepan que es lo que sucede a su alrededor. –Dijo aquella sombra luminosa con una voz femenina, que ya antes había escuchado Inírion, mientras ésta permanecía en el aire a cierta distancia de ambos-
-Yo no creo en Diosas Madres y mucho menos en una Diosa Lunar que se comporta como una…. –repentinamente el silencio se hizo en la boca de Aunrae y ambos comenzaron a escuchar la voz de la Redentora que parecía no venir desde fuera sino desde el interior de sus propios corazones-
-Hace muchos ciclos Lunares fue destruida La Arboleda de las Lunas, y sé que ustedes no recuerdan mucho de eso, pero necesito que en este momento ustedes inicien con lo que se debió iniciar hace mucho desde la Diáspora Arbórea que siguió a la destrucción de su hogar, en este justo momento, muchos asesinos están en búsqueda de mis antiguos hijos, los buscan para tomar su sangre y cortar de tajo las raíces que tenia la Comunidad Arbórea, requiero de ustedes para reunirlos a todos alrededor mío, dispersos todos ellos no poseen ninguna posibilidad de sobrevivir así como tu Padre no la tuvo Aunrae, -la drow baja la mirada por un segundo pero después continua mirando fijamente a la figura femenina que permanece frente a ellos- pero juntos podrán hacer frente a la adversidad que se cierne sobre todos ellos.
-¿Qué es lo que quieres que hagamos Madre? –Dice Inírion con voz temblorosa-
-No doy poder a quien no los merece, y tampoco lo quito sin que sea absolutamente necesario como con sus Padres y tíos, a quienes despoje del poder para evitar que fuesen encontrados, sin embargo, ahora el enemigo ha encontrado un camino para hallarlos y es necesario que ellos recuperen el esplendor de la luz en sus vidas -dos luces muy brillosas salen de la figura femenina y a una gran velocidad entran en los cuerpos de Aunrae e Inírion- es necesario que ustedes los busquen, para esto tendrán un poco de los poderes que antaño poseían sus abuelos Tanavar y Drad, ciertamente no les otorgaré la totalidad de ese poder, pero poco a poco ese poder llegara a ustedes conforme avancen en el camino que hoy les doy.

Poco a poco todo se llena de una inmensa luz que comienza a cegar la vista de ambos jóvenes hasta que finalmente ésta es tan brillosa que los obliga a cerrar los ojos, entonces escuchan, encontrarán todo lo que necesita para comenzar.


Luego al abrir los ojos ambos se encuentran en la cabaña de Aunrae y frente a ellos se encuentra un gran mapa en el que aparecen 10 pequeñas hojas de roble sobre diversos puntos de todo el mundo.

-Supongo entonces, que éstos son los Arbóreos que debemos encontrar. –Dice sorprendido Tanavar-
-Que tú tendrás que encontrar, no cuentes conmigo para una estupidez como esa. –Le responde la joven Drow comenzando a caminar hacia el exterior de la cabaña-
-¿Qué no has escuchado nada?, La Diosa Madre nos ha pedido que busquemos a los Arbóreos, para enfrentar a esos asesinos que le robaron la vida a su padre, ¿No era venganza lo que querías? –Aunrae se detiene y voltea a ver al Elfo Nocturno-
-Está bien, es venganza lo que busco y si ella puede dármela te ayudaré pero no a cambio de nada, solo a cambio de sangre.

Después de salir de la cabaña ambos pretenden emprender el camino para encontrar a todos los Arbóreos dispersos por el orbe, pero al dar el primer paso sobre el césped un intenso viento los rodea y Aunrae nota como sus cimitarras comienzan a brillar de una forma sobrenatural, a Inírion por su parte le aparece en las manos un báculo de madera que apenas lo supera en estatura.

-“Encontrarán todo lo que necesitan para comenzar” Ella lo ha dicho y lo ha cumplido –Dice el Elfo Nocturno mirando a Aunrae con cierto aire de ego, ella solo comienza a caminar-

Así se adentran en el bosque comenzado la búsqueda con las hojas de roble que están más cercanas a ellos.
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Re: La Eternidad de las Flores

por drad el Jue Dic 29, 2011 10:13 pm

La Eternidad de las Flores: La Búsqueda

Llevaban tres días caminando en dirección norte, dónde el frío parecía gobernar cada vez con más fuerza.
La nieve empezó a quedar atrás, dejando ver rocas completas congeladas, glaciares y otras aguas congeladas sobre la tierra. El aire se respiraba seco y a tan baja temperatura, que debieron cubrir sus bocas y narices para que no se les congelaran los fluidos del cuerpo.
Sus pestañas tenían diminutas gotas congeladas, pero no podían cubrirse los ojos y seguir caminando.

En el trayecto habían matado unos cuantos conejos para alimentarse, llegando a beber su sangre por la falta de agua. Y habían llevado un par muerto entre sus bolsos por si no conseguían encontrar nada durante los siguientes días.
Con la piel de los animales, Inírion comenzó a improvisarse ropa, guantes, algo que le cubriera la cabeza y distintos parches a lo que llevaba para mantener la temperatura.

Él mismo sacaba cada cierta cantidad de horas el mapa y revisaba cuanto les faltaba por llegar. Había diez hojas de roble esparcidas en él, y una era más oscura que el resto. Notaron que cambiaba su posición cuando ellos caminaban, así es que supusieron que era la suya.


Aunrae, por su lado, no cambiaba su expresión indiferente y concentrada, con los ojos perdidos en el horizonte.

-¿Cuánto crees que falte?- le preguntó al muchacho.
-¿Ves las montañas de allá?-
-Sí-
-Después de eso hay un río, al otro lado está el pueblo- explicó.

"No queda tanto", fue lo que pensó. Sus ganas de matar se habían adormecido en medio de la caminata y ahora sólo le quedaba seguir adelante.


Recién había amanecido y no podían parar hasta que acabara el día, eso se habían propuesto.

Pero cuando estaban llegando al pie de las montañas, unos perros siberianos -grises y negros- que tiraban de un trineo se detuvieron frente a ellos. No llevaban jinete, y no parecía que nadie los siguiera.

-“Encontrarán todo lo que necesitan para comenzar”- pensó el Elfo Nocturno.

La Drow lo había golpeado cada vez que lo decía, por lo que terminó guardándose para sí la alegría de ser ayudado por la Diosa Madre.

-Subamos- ordenó la chica, empujándolo para que subiera junto a las cosas en el trineo -Yo conduciré-



Y así lo hizo, arreó a los perros con tal destreza que cruzaron la montaña en un sólo día. Al caer la noche ya se encontraban a orillas del río. Habían saltado precipicios, se habían arrastrado varios metros, he incluso estuvieron a punto de caer por chocar con piedras, pero llegaron sanos y salvos al otro lado.

En éste lado, la nieve volvía a reinar sobre los suelos, bañando todo con su blancura. El frío no era tan abrumador, y el río dejaba fluir el agua.

Aunrae decidió soltar a los perros y dejarlos beber agua; "Estarán cansados", pensó.

-Inírion- lo llamó -busca ramas secas por aquí cerca, pero no pierdas de vista el campamento- le ordenó.
-De acuerdo-
-Iré a cazar, si vez algo que te asuste, grita-

El chico, más ruborizado que nada, asintió.



La Drow sacó una cimitarra con su mano derecha y comenzó a caminar lentamente hacia el río. Oyó unos pasos, pensó que se trataba de ciervos por el eco producido contra el suelo, y por la delgadez aparente de las patas.
Se acercó, en cuclillas y tratando de hacer el menor ruido posible. Finalmente divisó a una manada alces, eran un poco más altos de lo que imaginó, pero eso era más carne.

Dio un salto rápido y quedo frente a uno, alzó la espada y cortando su cabeza lo mató. Su cuerpo tuvo un par de convulsiones, su cabeza rodó entre los demás, haciendo que corrieran, dispersándose en todas direcciones.

Tomó el cadáver del animal y lo puso sobre sus hombros, cuando estaba a punto de partir escuchó un grito.

-Mierda, Inírion- dijo al tiempo que comenzó a correr a toda velocidad hacia el campamento.
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Re: La Eternidad de las Flores

por drad el Jue Dic 29, 2011 10:43 pm

Aunrae corrió tan rápido como pudo, de modo que no tardó más de un minuto en llegar.

Se encontró con el muchacho escondiéndose tras un árbol, mientras un oso lo perseguía.

-No me digas que "eso" te asustó- dijo moviendo la cabeza un poco molesta.

Dejó caer el alce y, tomando con las dos manos la cimitarra, atravesó al animal. Luego sacó el arma y le cortó la cabeza.

Inírion salió de su escondite y se acercó al oso, viéndolo con recelo. Luego miró a la Drow, quien mostraba cansancio y molestia.

-¿Y los perros?- le preguntó ella al notar la mirada.
-Creo que fueron a cazar- respondió él.
-Ah. Dormiré un rato- indicó.

Tras eso, movió al oso y se recostó sobre él, boca abajo.

-Muy bien, yo me encargaré del resto- se dijo el muchacho.

Él sacó un cuchillo bien afilado y comenzó a cortar la piel del alce, sacando la carne útil y poniéndola entre unos bolsos de piel que le había pasado la joven. Cortar, limpiar, cortar, limpiar; en eso se había llevado toda la noche.
Las ramas para la fogata estaban juntas, pero el no sabía como hacer fuego con tanto frío.

De pronto, una idea le cruzó la cabeza, y extendiendo la mano hacia las ramas, pronunció unas palabras. Empezó a arder, sus ojos se humedecieron ante la sorpresa. "Magia", se dijo.

Terminó con su labor con el alce y lo alejó del campamento, para que las bestias lo devoraran lejos de ellos. Cocinó un trozo de carne y se lo comió, al notar que la chica no despertaba, dejó el resto entre la nieve para que no se pudriera e intentó dormir, rodeándose por los perros que habían vuelto. "Al menos así tendré menos frío", pensó.



Al día siguiente cruzaron el río, había un puente no muy lejos de donde se encontraban, y pudieron pasar sin grandes problemas.
Caminaron unos metros más allá del bosque y se encontraron con el pueblo. Era pequeño, de hecho, muy pequeño. Parecía que no más de cien personas vivía allí, y con razón, el frío no hubiera permitido tener alimentos para más gente.

Caminaron hasta lo que parecía una posada, y se encontraron de cara con un hombre canoso, que llevaba un broche con forma de hoja de roble que le afirmaba el abrigo.

Inírion, al darse cuenta, habló.

-Disculpe, ¿Era usted un Arboreo?- preguntó el joven Elfo.

El hombre lo miró, sus ojos parecieron perderse en el pasado. Un minuto después, reaccionó y gritó.

-¡Hermano, ven enseguida!- su euforia había aplastado al impacto inicial que había sentido.

Los invitó a pasar a la sala, dónde habían un par de sillones un poco desgastados. Los hizo sentar y les preguntó de dónde venían. Antes de dejarlos responder empezó a sacar sus propias conclusiones, los miró, y al tiempo en que llegaba Nyko, les dijo.

-Tú- apuntando a Aunrae -debes ser la nieta de Confu, y tú- ahora apuntando a Inírion -el de Tanavar-
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Re: La Eternidad de las Flores

por drad el Jue Dic 29, 2011 10:44 pm

Ah, una hoja que me ayudo a pensar.. y que me gusto xD

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Re: La Eternidad de las Flores

por IceoH el Jue Dic 29, 2011 11:20 pm

Ambos no pudieron esconder su sorpresa al saberse conocidos por ese humano que parecía tener más de un siglo de edad.
-¿Qué sucede? ¿Me he equivocado? –Dijo con una voz animosa Génova, el hombre que los había recibido en la puerta- Lo que sucede es que el parecido es increíble.
-No, sí es así, somos nietos de ellos, es solo que no pensábamos que sacarían conclusiones tan acertadas y mucho menos después de tanto tiempo – Respondió Inírion mirándolo a los ojos-
-¿Qué ha sucedido? ¿Cómo están sus padres?, no pensábamos encontrar a algún Arbóreo nunca más y ahora están ustedes aquí enfrente nuestro, por alguna razón debe ser –Dijo el otro anciano que al parecer era Niko el hermano mayor de Génova-
-Están muertos- Dijo la joven Drow sin una molécula de emoción en su rostro, como quien ya está acostumbrado a vivir entre muertos-
-¿Qué?, pero ¿Cómo? Eso no es posible, tenia esperanza de volver a estrechar las manos de Obito y de Ithilior después de tanto tiempo –respondido cabizbajo Génova-
-Así es, mi Padre fue llamado a la presencia de la Diosa para que yo saliera de mi Villa y el padre de Aunrae por su parte….-Inírion guardo un momento de silencio al no saber que decir al respecto-
-Fue asesinado por unas malditas escorias, que al parecer están tras la huella de todos los Arbóreos en el mundo, por eso estamos aquí –Dijo la Drow mirando a ambos humanos- nos han mandado por ustedes y por los demás Arbóreos, quiere que los volvamos a unir.
-LA DIOSA MADRE quiere que sus Arbóreos vuelvan a estar unidos –Dijo el Elfo Nocturno como corrigiendo lo que Aunrae estaba diciendo- la hemos visto y nos ha pedido que vayamos por todos.
-Así que han visto a la Diosa Madre- Dijo Niko dando la espalda a todos- quizás después de todo nuestra comunidad no haya muerto, tu abuelo solía decirnos que siempre seriamos Arbóreos, y que aunque no estuviéramos juntos siempre seriamos familia, sus palabras siempre provenían de la Diosa… está bien, yo iré con ustedes.
-Y claro que yo también. -Dijo Génova al instante-

Ambos ancianos tomaron las cosas que creyeron que necesitarían para el viaje, entre ellas sus antiguas ropas de Arbóreo que a pesar del tiempo no habían envejecido ni se habían roto, entonces, la caravana eternal continuó con la búsqueda de los otros Arbóreos.

Ya fuera del pueblo en lo profundo del bosque los 4 caminaban por la nieve concentrados en encontrar la próxima hoja de roble que marcaba el mapa, repentinamente todo se lleno una neblina muy extraña, una neblina que tomó por sorpresa a Niko y a Génova quienes no supieron cómo reaccionar, Aunrae e Inírion por su parte tomaron sus armas pues conocían muy bien lo que significaba esa espesa neblina.

-¡La sangre llama! Su clamor de venganza será saciada en esta tarde –grito al viento Aunrae-
Inírion por su parte tomo el báculo que la Diosa le había obsequiado sin saber a ciencia cierta qué hacer, sin embargo recordó lo que sus palabras habían hecho con la fogata unas horas atrás, entonces alzando su báculo rogo a la Diosa Madre que no lo dejará caer de su mano y de la punta de su báculo nació una gran llama azul que ilumino todo alrededor despejando la profunda neblina, entonces todos pudieron ver una gran sombra que corría velozmente por los arboles, Aunrae corrió rápidamente hacia ella con ambas espadas en sus manos pero la sombra era mucho más veloz que ella y no lograba alcanzarla, hasta que finalmente decidió lanzarle una de sus espadas que termino sujetando a la sombra a un árbol por su pierna, Inírion entonces apunto su báculo hacia el asesino y diciendo en voz baja algunas palabras en elfico antiguo lanzó un gran rayo de fuego que consumió en su totalidad aquella sombra sin dejar ninguna huella de ella.

Segundos después todo estaba despejado, Niko y Génova no sabían que decir para agradecerles a los jóvenes elfos que salvaran su vida, sin embargo no fue necesaria ninguna palabra Inírion les sonrió y dijo -continuemos.
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Re: La Eternidad de las Flores

por drad el Vie Dic 30, 2011 3:09 am

Pasados dos días de viaje por el bosque, la fatiga se hizo notar en los humanos, de modo que las paradas eran cada vez más frecuentes. Esto molestaba a Aunrae, pero les daba tiempo para conversar con los ancianos.

De pronto, cuando habían retomado la marcha, oyeron el chillido de algo que creyeron era un águila. Sin embargo, el chillido se hacía escuchar una y otra vez, con mucha más fuerza uno que el anterior.

En un instante una criatura gigante se asomó en su campo visual. Tenía unas alas enormes, grises. Su cuerpo era de varias veces un águila, tenía garras, y además unas patas traseras y cola, como un león.

-Un...- balbuceó la Drow.
-...Hipogrifo, específicamente es Juandrez- interrumpió Nyko.

El animal alado dio vueltas en círculos sobre el aire, hasta que finalmente aterrizó a pocos metros del grupo.

-Nyko, Genova, tanto tiempo- saludo la criatura.
-Lo mismo digo- exclamó el mayor de los hermanos.

Genova sólo alzó el brazo, haciendo un gesto de saludo.

-Veo que te has encontrado con mi sobrina- dijo Juandrez tras encontrarse con los ojos de la muchacha.
-Pues sí, y también con el nieto de Tanavar, Inírion- explicó el hombre.
-¿Sobrina?- preguntó la joven.
-Obito no debe haber mencionado que tenía hermanos adoptivos...- dijo en un susurro el hipogrifo -Sucede que tu abuela tenía la tendencia a encontrar criaturas huérfanas y adoptarlas hasta que pudieran sobrevivir por si solas-
-Ah..- respondió un poco decepcionada.
-No te engañes, seguía siendo muy temible hasta para nosotros- aclaró.



Luego de una amena conversación, los jóvenes elfos recordaron que debían continuar con su expedición en búsqueda de Arbóreos.
Juandrez se ofreció para llevarlos hasta el próximo pueblo, cercano a la hoja que indicaba el mapa.

De este modo, todos subieron al hipogrifo, quien con los años había triplicado su tamaño, y volaron lejos del norte invernal.
En menos de un día avistaron lo que era una gran ciudad, con muros de piedra hechos por los enanos, y una arquitectura envidiable por todos los seres de la tierra.

El clima era templado, y parecía que la primavera hacía florecer aquel nuevo lugar, lejano a lo acostumbrado por los cuatro viajeros.


Juandrez aterrizó a unos cien metros de la puerta de la ciudad, entre los pinos del bosque, para evitar problemas con los habitantes del lugar.

Se despidieron sin prisa, pero al mismo tiempo sin demora. La criatura les había contado sobre el resto de la familia de Drad y sobre los antiguos Arbóreos que conoció a los jóvenes Elfos, y se había actualizado con respecto a la vida de los hermanos durante el viaje, de modo que poco era lo que faltaba por decir.

-Cuídense de los asesinos, mercenarios y ladrones. Donde quiera que vayan ellos estarán esperando- aconsejó el hipogrifo al tiempo que emprendía el vuelo en dirección a lo desconocido.
-Lo haremos, ¡Adiós!- grito Inírion.

La Drow se conformó con alzar el brazo para despedirse, al igual que hicieron los hermanos.

Genova fue el primero en reaccionar tras aquel momento, y recompuso la marcha hacia la ciudad, más enérgico que al principio del día.
Nyko fue el primero en irse detrás de él, y los Elfos se quedaron en la cola, tal vez sería más seguro protegerlos desde atrás si aparecía alguien.



Su procesión al interior de la ciudad no fue larga, de hecho, en una hora ya habían llegado al centro. Iban a sacar el mapa cuando escucharon una riña en un callejón cercano.
Inírion se encaminó raudo al lugar. Por una cuestión que no entendió bien, la Drow lo siguió de cerca.

-¡Maldita rata, me robaste!- gritaba un hombre lanzando una olla.
-Lo siento, tenía hambre- expresó la criatura.
-¡DEBES PAGAR!- gritó con un cuchillo en la mano.

El hombre se preparó para asestar el golpe, pero antes de tocar el cuerpo peludo una mano le sujeto la muñeca.

-Déjalo- ordenó Aunrae.

Inírion, que no se esperaba aquello, había estirado el báculo en dirección al hombre. Pero la aparición de la Drow lo hizo paralizarse unos segundos. Él bajo el arma y se acercó a la ardilla, extrañamente de color verde, mientras la chica forcejeaba con el hombre.

-Puedes retirarte ahora o te cortaré en pedazos- gruñó la Drow.
-Una mujer no me da miedo- bramó.

Entonces la Elfa lo agarró por la espalda y lo lanzó contra el piso.

-Arrepiéntete, mierda- le dijo con el ceño fruncido, al tiempo que desenfundaba una cimitarra.

El Elfo Nocturno se puso en pie, con la criatura entre los brazos, y se puso a caminar hacia afuera del callejón. El hombre intentó alcanzarlo, pero antes de que lo tocara salió volando como si el chico tuviera una burbuja cubriéndolo. La Drow se rió despacio, burlándose, y siguió al joven.
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Re: La Eternidad de las Flores

por drad el Vie Dic 30, 2011 3:10 am

Cuando por fin se encontraron con los dos hombres, Nuty -la ardilla que llevaba Inírion- saltó de la emoción al reencontrarse con sus viejos amigos.

-¡Nuty!- exclamó Nyko -Has envejecido- le dijo riendo.
-Mira quién habla, anciano decrépito- contestó el animal.

Conversaron mucho tiempo, en lo que los demás buscaban dónde pasar la noche y se actualizaron respecto a varios temas.
En el transcurso de uno, los Elfos -que habían conversado previamente- interrumpieron su conversación, y pusieron por encima de todo el problema del viaje.

-No es que los consideremos incapaces, pero el viaje los desgastará- dijo el Elfo Nocturno.
-Además, nos retrasan. Si no hubiera sido por mi tío, hubiéramos llegado aquí en semanas- agregó la Drow.
-Lo sabemos, pero no hay lugares seguros en los cuales estar, no después de lo que le paso a Obito, ni de lo que pasó en el bosque- indicó Genova.
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Re: La Eternidad de las Flores

por IceoH el Vie Dic 30, 2011 4:01 am

Después de horas de búsqueda Inírion encontró una pequeña posada alojada en un barrio lejano del centro de la ciudad en donde se leía en una tabla una frase escrita en élfico antiguo, por lo que todos pensaban que solo era parte de la decoración, “A pesar de las hojas y el viento, siempre tendrán un lugar aquí quienes esto entiendan”, sin dudarlo Inírion busco a todos los Arbóreos y los reunió frente a esa posada a la que llamó tocando la puerta con su báculo.

-¿Qué se desea allá afuera? –Dijo una extraña voz que provenía del interior de la posada y no parecía pertenecer a un humano-
El Elfo Nocturno respondió en Élfico “Deseamos refugio y alimento”, acto seguido la puerta se abrió y de ella apareció una extraña figura, un viejo mapache que tenía un bastón en una mano y una linterna en la otra.
-¿Cómo es posible?, Lo veo y no lo creo, ¡Mapache! –Grito dando un brinco instantáneamente Nuty quien iba en el hombro de Niko-
-¿Qué?, ¿Cómo es posible?, habiendo cientos de ciudades apestosas tuvieron que llegar aquí, pensé que jamás tendría que volver a verles y mucho menos ahora que soy viejo y no podría defenderme de sus estúpidas jugarretas –Dijo el Mapache alzando la lámpara hacia los forasteros a pesar de que el sol aún clareaba la tarde en la ciudad-
-Bueno, la vejez es algo que nos ha llegado a todos viejo amigo – Dijo Niko al mismo tiempo que se acerco para saludar al vetusto mapache-

Entonces, Los elfos se presentaron con el mapache casero y le explicaron todo lo que sucedía, el grisáceo rostro del mapache reflejaba la sorpresa con cada frase que salía de la boca de Inírion y Aunrae pues no podía explicarse como esos dos jóvenes tenían un enorme parecido con sus abuelos tanto físicamente como en sus comportamientos y palabras.
-Veo que no existe ninguna otra posibilidad, en ninguna otra posada aceptaran animales -lanzando una mirada hacia Nuty- en las habitaciones, además, son tan viejos que de no ser porque todavía respiran tranquilamente podrían ser recibidos en el Campo Santo, tendré que soportarlos, esta posada los recibirá, y solo por la memoria de mi hermana Confused –Dijo el mapache y luego les mostro a todos sus habitaciones en donde los humanos y la ardilla descansarían hasta el retorno de los elfos tras su búsqueda de los otro arbóreos-

Todos pasaron la noche en la posada, pero la Diosa Madre se le mostró en sueños a Inírion para prevenirlo; en ese sueño… un gran manto blanco cubría todo e Inírion se sentía fuera de su cuerpo, como un espíritu más de los que acompañan a la Diosa en sus trayectos nocturnos, entonces escucho la voz femenina que le hablaba en la lengua de sus antepasados: Su nombre es Torothal, una antigua deidad de los ríos a quien hace mucho tiempo enfrenté y vencí con mis ejércitos, pensé que la derrota la habría hecho perecer, pero no fue así, la Diosa del Río ha sido la responsable de todas las catástrofes que los han seguido, desde la salida de La Arboleda de las Lunas de tu abuelo hasta su destrucción, y también los asesinos que los persiguen pertenecen a su sequito, es necesario que Aunrae y tú apresuren la búsqueda de los otros Arbóreos, siento a la muerte cernirse sobre ellos, y si ustedes no acuden a ellos pronto, Torothal habrá cumplido sus deseos.

Inírion se despierta abruptamente de su sueño y encuentra en sus manos 8 piedras que brillan con las luces del arcoíris, entonces escucha la voz de la Diosa Madre que le dice suavemente al oído:Traigan a todos mis hijos aquí, utiliza estas runas para defender mágicamente esta posada en donde no les sucederá nada, apresúrate hijo mío.

Entonces Inírion coloca las runas en diversas partes de la posada y despierta a Aunrae para explicarle todo lo que ha visto en sueños, ambos emprenden el camino muy de mañana hacia los desiertos lejanos del Este en donde se encuentra la hoja de roble más cercana…
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por drad el Vie Dic 30, 2011 7:50 am

Arena, arena y más arena. Y sol, un maldito sol sobre nuestras cabezas, siento que mi piel se pondrá más oscura después de esto.

Inírion tampoco se ve muy feliz con el clima, pero yo soy una Drow, y nosotros vivimos en cavernas gigantes sin una luz más que la que indica el tiempo. De hecho, tenemos infravisión y esto me complica un poco ver dónde están todas las cosas.

Quiero que desaparezca el sol, deberíamos viajar de noche, sería mucho más productivo para mí. Para el también debiera serlo, es un Elfo Nocturno después de todo.

-Inírion-
-¿Sí?-
-Viajemos de noche-

Él detuvo la marcha y puso una cara pensativa.

De pronto, sonó algo extraño que no pude identificar. Ante nosotros una criatura gigante, como una serpiente, pero sin escamas.

Recordé lo que una vez me dijo mi padre sobre esos bichos: "Gusanos de Arena, podrían tragarse a un ejercito. Se arrastran entre las dunas y tienen un aliento asqueroso. Si tienes un buen equipo, la podrías matar un rato, mientras más corta sea la pelea, mejor."

Me acerqué a Inírion y lo agarré de un brazo. Corrimos detrás de la criatura mientras pensaba como matarlo, o en su defecto, como rebanarlo. Sin embargo, su tamaño era tal que hubiera sido imposible atravesarlo con una cimitarra.

La bestia se lanzó contra nosotros, y escupió una sustancia fétida. Dimos un salto y caímos sobre su cabeza.

-Usa tu báculo- le dije al Elfo.
-De acuerdo- me respondió.

De inmediato salté, desenvainé las cimitarras, y alzando los brazos le realicé un corte a lo largo al gusano. Se estremeció, haciendo que Inírion perdiera un poco el equilibrio, pero antes de que cayera alcanzó a levantar el báculo y le lanzó una bola de energía en todo lo que yo suponía era el cráneo.

-Excelente- dije, sin que nadie me oyera.

En un momento comencé a sentir una molestia enorme por el sol y el calor, y pensé en oscuridad y sombras... como si de un sueño se tratara, una bola oscura comenzó a crearse delante mío, expandiéndose a una velocidad impresionante. En menos de un minuto estábamos rodeados por esa extraña esfera, la visión era imposible, pero la fatiga había desaparecido.
Sinceramente, no necesitaba de mis ojos para cortar al gusano. Espero que el otro Elfo tampoco.

La otra bestia arremetió con fuerza contra mí, otra vez con sus fluidos extraños. Me lancé sobre él y le realicé unos cortes en la cabeza, y por donde caía cerca de él le cortaba lo que tuviera al alcance.

Escuche otras bolas de energía chocar contra el cuerpo del gusano, y como este se estremecía ante cada ataque. Espero que no resista mucho más.

Me puse en lo que supuse era el cuello, y le dí un par de estocadas. Luego lo rodeé, cortando toda la corteza de su piel en un diámetro.
La bestia se agitó, haciendo un vaivén, hasta que cayó rendida sobre la arena.

La oscuridad desapareció al instante, mis ojos debieron acostumbrarse a la luz de golpe, por lo que al principio estuve cegada. Después pude reconocer el cuerpo de la criatura, y un poco más allá, al Elfo.

-Lo hicimos- dije jadeando.
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Re: La Eternidad de las Flores

por IceoH el Vie Dic 30, 2011 8:35 am

Después del encuentro con aquel enorme gusano la relación con la Elfa Oscura ha mejorado, creo que ya le he demostrado que no soy un completo inútil, aunque ciertamente ella es mucho más poderosa que yo, yo poseo algo que a ella le hace mucha falta, Fe y paciencia, dos cosas que me han ayudado desde siempre a resolver las cosas a mi modo.

-¿Cuánto falta para alcanzar esa hoja de roble? –Pregunto la Drow rompiendo la concentración del Elfo Nocturno-
-No falta mucho si seguimos a este paso llegaremos en lo que resta de la noche, después de todo viajar de noche no fue tan mala idea –Respondió Inírion mientras observaba atentamente el mapa en sus manos-
Ambos Elfos continuaron por el inmenso mar arenoso hasta que el sol comenzó a clarear en el horizonte, fue entonces que lograron ver a lo lejos lo que parecía ser una pequeña ciudad Beduina rodeada por un oasis.
-¡Justo ahí!, ahí debe encontrarse otro hermano Arbóreo, me pregunto quién será. –Dijo el Kaldorei señalando la pequeña ciudad dibujada en el horizonte-
Durante los últimos días ambos elfos habían compartido lo poco que recordaban acerca de La Arboleda de las Lunas y habían logrado recordar muchas cosas más, como los nombres de los integrantes a los que ahora buscaban frenéticamente.

Al llegar a lo que de lejos parecía ser una pequeña ciudad se encontraron con pequeño poblado en completas ruinas en donde se notaba que hace mucho tiempo no había habitado nadie.
-¿Qué no se supone que estaba aquí la hoja de roble? –Pregunto la Drow con cierto aire de desconfianza-
-No se supone, este es el punto que marca el mapa, y aquí debe estar, hasta ahora la Diosa no nos ha fallado y no comenzará a abandonarnos ahora –Respondió seguro de lo que decía Inírion-
Entonces de lo alto de una construcción salió disparada una extraña esfera de color purpura que ambos elfos lograron esquivar con un brinco.
-Maldita sea, asesinos otra vez –gritó el Kaldorei mientras intentaba ver quien había lanzado la esfera pero el sol se lo impidió-
-No, no son asesinos, la niebla siempre los delata y aquí no existe ninguna posibilidad de que existan, quizás…- Dijo Aunrae antes de ser interrumpida por una estruendosa voz-
-¡Largo de mis tierras malditos intrusos! –Dijo el ente que había lanzado el poder hacia ellos- Largo o solo se encontraran cara a cara con la muerte.
-¿Quién eres? –Pregunto Inírion quien tomo con ambas manos su báculo preparándose para defenderse del segundo ataque que sabia no tardaría demasiado en venir-
-Soy la oscuridad de este mundo, soy el Caballero Oscuro. –Dijo el ente al tiempo que salto desde lo alto y se encontró cara a cara con ambos elfos-
-¡Paladín! –Gritó Aunrae a Inírion-
-No soy más el Paladín que defendía la justicia, ya no. En mi alma solo existe oscuridad y tinieblas, las dos cosas que desde ahora ustedes verán –El caballero oscuro se lanzo con gran fuerza sobre ambos empuñando su mandoble en lo alto-
Sin embargo el ataque de Paladín fue detenido por las cimitarras en manos de la Drow, al tiempo que el Elfo Nocturno apuntaba hacia el enemigo su báculo.
-Detente, no somos enemigos, hemos venido por ti, la Diosa Madre nos ha enviado –Le grito con voz potente el Kaldorei, creando enredaderas en el suelo que estaba debajo de él para inmovilizarlo-
De esta forma Aunrae pudo alejarse un poco de él.
-Quizás se ha vuelto loco, ¿Qué podemos hacer? –Le pregunto la Drow a Inírion-
-Es poco probable que se haya vuelto loco, quizás, alguien lo ha hechizado, puede que si pido a la Diosa Blanca por él, quede liberado de esa maldición, y si eso no funciona, me temo que habrá que acabar con su sufrimiento de una u otra forma – Respondió pensativo Inírion-
-Opino que es mejor liberarlo de su carga de una vez por todas –Dijo Aunrae al tiempo que se acercaba al Paladín para acabar con su existencia-
-No, al menos permíteme intentarlo una sola vez por favor Aunrae –Le dijo el Kaldorei para detenerla-
-Está bien, pero solo UNA vez –Respondió sentándose a la sombra de una construcción destruida-

El elfo se acerco al Paladín y cerrando los ojos pidió a la Diosa Madre que le ayudase a saber qué hacer con él, entonces de una forma extraña el sol se cubrió por un segundo por una nube que había aparecido de la nada mientras que del cuerpo del paladín salió despedida un gas grisáceo que se elevo a lo alto.
-Está hecho –Dijo victorioso el Kaldorei liberando al Paladín de su prisión de enredaderas-

Entonces los Elfos pudieron platicar con él acerca de todo lo que había sucedido y de cómo lo habían encontrado, supieron de esa forma que él había sido lanzado por el portal junto con Chaman a quien había seguido por mucho tiempo hasta que ya no le fue útil, siendo exiliado a las arenas por Chaman muchos años atrás, en donde había perdido toda esperanza y había sido presa de un demonio de las arenas que lo había hecho dar caza a todo y a todos.

-Entonces Chaman es ahora un rey oscuro, tal como nos lo conto Génova, no cedió en sus ansias de poder, y el mismo poder lo termino consumiendo –Dijo Inírion mirando al Paladín y a la Drow-
-Debemos ir por él, su reino se encuentra al Sur, pero ¿Qué podemos hacer con Paladín? –Dijo seriamente Aunrae-
-Si gustan puedo seguirlos, pero sinceramente es poco lo que podré hacer por ustedes, todas mis energías han sido consumidas por las arenas de este infierno.
-No te preocupes Paladín –Dijo Inírion mientras levantaba su báculo en alto- Sabemos a dónde debes ir, todo lo que se necesita es un poco de fe –entonces un pequeño portal de color azul apareció enfrente de ellos-
-Esos portales, son…-Dijo Paladín-
-Idénticos a los de mi abuelo –completo la frase el Kaldorei- lo sé, la Diosa me los ha otorgado, este portal te llevará a la Posada del Mapache, en donde ya se encuentran Génova, Niko y Nuty.

Así el Paladín se despide de ambos Elfos que toman camino al Sur, al reino maldito de Cronopía en donde reinaba Chaman del Árbol Maldito.
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IceoH

 
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Re: La Eternidad de las Flores

por drad el Sab Dic 31, 2011 5:22 am

La Eternidad de las Flores: La Venganza

Una estruendosa risa se oía por los pasillos del castillo. El cielo estaba gris, y el humo del volcán parecía mimetizarse con él.

El Rey de Cronopía era cruel y despiadado, humillaba constantemente a sus esclavos, súbditos, e incluso a los que habían creado con él aquel lugar.

-¿Quién es el Elfo Oscuro más poderoso de la tierra?- se preguntaba constantemente, y se respondía, como un loco -Yo, por supuesto-

Solía latigar a quienes desobedecieran su palabra, escupir en la cara de quien le traía un alimento que no era de su gusto, entre otras faltas a la educación y el protocolo.

Los habitantes lo maldecían a él, y a Lolth, por ser la Diosa del zángano que llamaban Rey. Y por esto mismo la Diosa Araña se había molestado. La desgracia había llegado a sus tierras, cargadas de arañas y monstruos de la Antípoda Oscura.
Sin embargo, el poder que ya tenía Chaman le permitía rechazar y contra atacar a las criaturas que aparecían en el horizonte de sus dominios.

***

Lo primero que apareció ante los ojos de los Elfos -tras dejar el desierto- fue el volcán. Que el cielo estuviera nublado hubiera parecido cómodo para ellos, excepto porque a pesar de no hacer calor, la luz era mucho más molesta que con un día soleado.

"Aunrae" escucho la joven, deteniéndose al instante. "Chaman es peligroso, mas no invencible... Él lucha como tú, con dos cimitarras. Lo tienes que sorprender y humillar, que toda su sangre alimente mi hambre."
Una sonrisa se dibujo en su rostro, esbozó un sí con los labios, sin dejar escapar sonido alguno de su boca y retomó la marcha.

El Kaldorei la miro extrañado y le preguntó que había sucedido, pero ella sólo sonreía y le contestaba: "nada".



Al salir el sol, se tenían a pocos metros de la puerta. Los árboles secos hacían que la podredumbre del lugar se hiciera más notoria.

-Inírion, ve por la puerta principal. Intenta entrar de forma pacífica, yo iré por las murallas- indicó la Drow.

El muchacho asintió y comenzó a caminar. Ella corrió hacia un costado del muro.

-Lolth- pronunció.

De inmediato comenzó a levitar, hasta llegar la cima del muro. Allí unos soldados perdían el tiempo con dados, sin percatarse de la presencia de su nueva acompañante.
Ella les saltó encima y le cortó la cabeza a dos. Al tercero lo atravesó con la cimitarra de su mano derecha.
Tras ella se lanzaron otros cinco soldados que venían de otro sector del muro, de los cuales partió en dos a los primeros, extendiendo sus brazos hacia los lados, luego los junto para cortar la cabeza del tercero. El cuarto venía con la espada en alto, preparándola para aterrizar en la cabeza de Aunrae. Ella lo paró con la cimitarra izquierda, y con la derecha lo atravesó. El último intentó huir, pero de un salto se puso frente a él, soltó las cimitarras y comenzó a estrangularlo con su mano izquierda, soltándolo sólo cuando sus dedos se toparon con el pulgar, y el cuerpo ya estaba inerte.
Última edición por drad el Sab Dic 31, 2011 7:02 am, editado 1 vez en total
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