Medias verdades (solo historia)

Un lugar donde los héroes se reúnen a discutir, reír y beber!

por Artros el Jue Feb 09, 2006 12:54 pm

porque la gente es vaga xDD
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Artros

 
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por superalvarez el Vie Feb 10, 2006 1:11 am

llegamos a interponernos en su camino con 50 esqueletos
-super ahi vienen impideles llegar aqui, si alguno pasa(espero que no por tu bien) le matare yo en persona ve a impedir que que llegen
-si maestro
*************************************************
est
uve caminando despues de avisar a el hermano de artros... ya entendi eso de la mesa..... claro es un vampiro seguramente... pase por cerca del bosque me acerque a la cabaña... el escondite de mi maestro y mio
-super llegas a tiempo preparo un ataque contra esos estupidos y el chico de la espada y amuleto-dijo con una sonrisa-orcos elficos se dirigen aqui y les atacaran desde la montaña mientras tu y un batallon de esqueletos atacareis por aqui
-entendido maestro... pero el chico del amuleto...
-dejamelo a mi
-si maestro
***********************************************
ya al llegart al camino me dirijo a ellos con fuerte paso.... podia oir a el chico del amuleto
-vienen enemigos a nosotros
-corred sacad las espadas
ja... no duraran nada ATACAD ESQUELETOS
en ese momento aparecieron los orcos con su jefe con un gran hacha
-dejadles son nuestros-me dijo-si no los soltais os mataremos
- y si probamos alianza??? total.. nosotros tambien les queremos matar...
-TRAIDOR
mafioso salto de un arbusto.... jajaja descubrieron su posicion
a ellos todos....

el espacio entre estrellitas es un recuerdo para que no haya confusion
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superalvarez

 
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por Gambit el Jue Mar 09, 2006 8:36 pm

Cuando volvi a abrir los ojos me parecio estar en otro mundo; el tenebroso bosque por el cual el carromato habia avanzado habia desembocado en un claro de ensueño; no era muy grande, apenas unos 5 metros de radio, pero la luz verdeamarillenta q adornaba todo debido a las ojas y el tranquilo clima que hacia, caliente por el sol y sin viento por el denso bosque y las montañas, le daban al lugar una quietud que se acentuaba con el rumor de un lejano riachuelo y el silencio del tenebroso bosque, que aqui, lejos de amedrentar, animaba al descanso.
El anciano se encontraba ante mi. Sonreia satisfecho consigo mismo. Y no me hacia gracia, pero se le notaba sabio y anciano, asi que seria mejor q contuviese mi rabia por el modo de jugar con nosotros.. aunque puede que la idea del veneno fuese parte de la idea del gremio de GreyBlade, pues ese modo de actuar se asemejaba a sus tacticas. Aun asi resultaba extraño que hubiesen empleado ese metodo para algo q no les beneficiaba directamente, sino q a lo sumo les ofreceria unas cuantas monedas... algo pasaba, pero mi cabeza aun estaba resentida y no podia pensar bien. Una daga cruzo el aire; mire con los ojos aun medio nublados a su direccion temiendo ver a todo el Gremio de asesinos; sin embargo el bosque salia lo q recordabba de el.. oscuridad, una profunda oscuridad impenetrable. Mire al anciano y para mi sorpresa este sonreia.. sabia algo; era algo suyo y preferi no pensar en ello, mientras concentraba todos mis esfuerzos en levantarme; Aeris tenia una mejilla colorada; habia recibido un golpe; estaba guardando algo en un bolsillo... un anillo... o acaso estaba intentando ponerselo sin que el anciano lo viera?; me acerque al anciano; me tocaba, pese a estar mal, ver que ocurria.
"Me alegro ver q te has recuperado tan rapidamente, joven Gambit" me dijo con voz baja y pausada. Me pare; no me esperaba esas palabras... le sonrei como bien pude y pregunte "y a que se debe esa alegria, despues de esa.. urgencia por encontrarnos, hasta el punto de contratar al Gremio de Asesinos?" "Yo no los he contratado; le pedi el favor a un viejo amigo y el me lo ofrecio..." Este anciano estaba resultando ser desconcertante... "Soy un viejo druida del q no conoceras su nombre... todo esto que ves son tierras q en su tiempo ayude a crecer y prosperar... y lo creas o no, GreyBlade y sus entornos tambien lo fueron... (tenia razon, parecia increible que una ciudad tan grande, tan contaminada y con unos exteriores tan grises, pudiera ser en otro tiempo parte de esto) pero como siempre, toda clase de criaturas entran en estos dominios sin importarles nada (volvio a mirar a la direccion de donde vino la daga; quizas no fuese un amigo suyo). En fin; mientras no dañen a lo q les roeda, lo que les rodea tampoco les hara daño a ellos" Sus palabras me impresionaron.. de repente me senti.... rodeado.. y observado por los arboles.. el claro ya no me parecia un remanso de paz, sino el punto final de un camino creado por un cazador para tener arrinconada a su presa.. y su presa en ese momento era yo.. y estaba rodeada.. cogi una carta entre mis dedos y me concentre en el anciano... El me miro y sonrio... no era su objetivo, si no no me hubiese curado, no? aunque se meocurrian un par de retorcidas posibilidades, pero... "Tengo cosas para tu princesa, Gambit" interrumpio mis pensamientos.. "Mi princesa? Te equiv.." "Por el camino que estas tomando me hago una idea de donde la llevas, pero he de advertirte que quizaas no este preparada" Me dejo frio. Este anciano era en verdad un anciano y poderoso druida, pues conocia muchas cosas.. quizas mas cosas de las que esperase... "No se.." "Y deja de repetir que no es tu princesa" me dejo un tanto sorprendido.. mire a Aeris.. ella estaba lejos, mirando como hablabamos pero pensando en otra cosa.. en el anillo? Mire al anciano... "No se desvie, anciano.. que queria de nosotros? que queria de ella?" "En verdad no la consideras tu princesa?" Me miro dubitativo, pensando, mientras acercaba su mano izquierda a su menton lleno de barbas canas. Empezaba a ponerme nervioso y no tenia muchas fuerzas. "No hay tiempo, anciano; me ire ya; hemos venido coaccionados y ciertamente no te conozco de nada como para respetarte... y no me estas dando muestras como para que lo hagas; si me disculpas..." "Esta bien, joven Gambit, hablaremos francamente. Os dare lo que iba a daros; son objetos que por cosas que no te consiernen la princesa Aeris debera llevar; te dire para lo que sirven al igual que a ella, pero te prevengo; no trates de evitar que los tenga; viendo el camino que llevas te advierto que te buscarias problemas muy grandes y serias encontrado rapidamente" Su aspecto ceñudo mostraba la veracidad de sus palabras. Me encontraba en desventaja y no me iba a quedar mas remedio que acceder... sin embargo... "No pienso dejar que ella lleve objetos peligrosos, al fin y al cabo (sonrei como bien pude) es... ««mi princesa»», non?" Al anciano no parecio gustarle q jugase con el me miro serio y con mirada fulgurante "Escucha, niño; no estoy jugando ahora, lo que te digo va totalmente en serio y no voy a permitir que interfieras con tus tonterias" Las ramas del bosque se agitaron lentamente como a respuesta de sus rigidos y tensos movimientos.. se acerco a mi... pero decidi quedarme plantado ahi; si cedia ahora el dominaria todo el encuentro; podia tensar, pues el no me haria nada; no podia dejar a la princesa sola y al parecer el no se ocuparia de ella; me necesitaba. Se paro ante mi y le sonrei confiado, mirandolo desde arriba. Enfurecido reprimio unas palabras y miro a la princesa, como buscando un referente para no actuar irreflexivamente. Los abetos de nuestro alrededor se calmaron. Finalmente, abriendo la boca lentamente solto, silaba tras silaba, las palabras que habia preparado de antemano... "Tengo unos objetos para la princesa Aeris; son unos objetos q pueden salvarle la vida y que sin duda le seran beneficiosos, pues la haran sentir mejor por llevarlos" Que podrian ser? en fin.. me puse serio y lo mire "Esta bien, anciano; como desees; se que se los daras por su bien, pero te aseguro que lo que haya de ocurrir, ocurrira. Vayamos a darselos". Me gire; ella estaba a unos metros, mirando ligeramwente preocupada como hablabamos; no hablamos alto, asi q era posible q no nos hubiese oido, sin embargo, la amenaza del anciano hacia mi persona estaba claro que la habia visto. Nos acercamos a ella y el anciano sonreia de nuevo como hizo en un principio, amigable y apaciguadoramente.
"Pequeña Aeris, Princesa de la Taberna... Te he hecho venir porque me parece necesario que tengas estos objetos. Te seran beneficiosos en tu viaje, perorecuerda que solo tu podras usarlos" Tras decir esto em mira y sin cambiar la sonrisa me dice.. por favor, joven.. podrias alejarte un rato? he de habar a solas con la Princesa respecto a los objetos... ("y tu molestas"... vale...) En fin.. decido alejarme.. voy hacia el borde del claro, al borde de donde salio la daga.. no habia nadie... quie fuese sehabia ido.. o lso arboles lehabian rendido el respeto que se merecia. Los arboles, densos, oscuros, se movian a merced de una suave brisa que extrañamente no se sentia en el claro, alla donde podia ver al anciano darle a Aeris en este momeno.. un colgante.. si; era un colgante... y parecia de calidad.. todos los objetos magicos precisaban de objetos de gran calidad para ser encantados.. pero era una princesa.. quizas era simplemente una baratija.. aunque si dijo que le ayudaria en el camino era por algo. Eltiempo q transcurria mientras el anciano le murmuraba sonriendo mientras ella asentia a las explicaciones y (quizas) el ligero viento de los arboles fue despejando mi mente, conforme pasaban los efectos del veneno.
Al tiempo el miro hacia donde yo estaba sonriendo, satisfecho...me axceeerque cuando me aviso y em entrego una bolsa... "Y este ofrecimiento, mon ami?" "Dentro encontraras un ran monton de bayas curativas... saciaran vuetro hambre y sed y os ayudaran a cerrar algunas leves heridas; pero cuidado" me miro seriamente "no confies en su poder para sanar heridas serias, pues eso no esta en mis manos; sino q es competencia de altos clerigos y sacerdotes, no mia. Si a ella le sucediese algo... " Lo miro; esta serio de nuevo "No le sucedera nada.... nadie la matara.. esta conmigo." Tras eso me giro; el me coje del brazo y lo miro de reojo.. mis negros ojos, con su brillante rojo iris logran hacer q me suelte... y me acerco a Aeris... "Bueno, Princesita... ya nso han retenido mas tiempo del que yo esperaba, asi que tendremos que partir, jeje.."
Nos despedimos del anciano, que nos indica con el brazo por donde salir... hay un sendero. Y antes no estaba. Pero en fin; supongo que en el era de esperar. El carro parte y no respondo a nada de la Princesa hasta que salimos del paso de montañas y me dirijo en otra direccion; a lo lejos se divisa lo q es una inmensa ciudad cerca de un barranco a un lado y a los pies de una montaña al otro. Las amarillas estepas que nos envuelven se van volviendo marrones conforme la poca vegetacion seca que tiene desaparece dando lugar a campos de tierra. Algunos caserones, posiblemene abandonados, se encuentra a un lado y otro del czamino conforme nos acercamos a la ciudad.. el barranco se va a cercando por la derecha a nosotros y el camino nos acerca al las faldas de la montaña.. mientras conduzco, decido hablar con Aeris... "no se que te habra dado y tampoco si querras decirme para que es, pero parece ser que es solo para que tu lo uses. De todos modos ahora iremos a la casa de un viejo conocido. No entraremos en el pueblo; es un nido de sabandijas y peores criaturas." Iremos por un camino secreto" Le sonrio y ella se queda pensativa. Al rato, me desvio y voy en busca de un monton de malas hierbas q crecen cerca de una fractura en la montaña. Asegurandome de que no hay nadie bajo y meto el carro...... en una profunda cueva que habia mas alla de estas. Mientras Aeris mira asombrada a su alrededor, vuelvo a bajar y me acerco a una pared... saco ciertos objetos que prefiero que Aeris no descubra y de repente, un enorme pasillo se abre a la derecha de este, con cientos de colores tenues y antinaturales... El espectaculo es grandioso. Subo al carro y lo conduzco hacia alli anes de que vuelva a cerrarse solo. "Esto que ves es musgo fosforescente.. y aquello de mas alla son rocas de cristal... uhm.. un cristal especial.. retiene las luces en su interior y luego las reflecta poco a poco... Lo mas peligroso que puedes encontrar en estas cuevas es el tocar alguna de esas cosas con las manos desnudas; no te lo aconsejo" y le guiño "El cammino se usa para rutas de contrabando desde hace mucho y para pasar otras cosas que no deben ser vistas. El gremio de asesinos no lo conoce; solo..." me callo; mejor no hablar mas de ello. El ambiente es algo frio, pero as multiples luces de distintas tonalidades compensan de sobra... luces que vienen y se van, de un color y otro... al final llegamos a lo que parece una abertura llena de lianas. Las atravesamos y le muestro a Aeris el fondo del barranco. "Bueno, chere... ahora el camino nos llevara al otro lado..." guio el carro a otro onton de lianas y el proceso se repite. El camino es tranquilo y no ocurre nada malo. Cuando salimos por el otro lado en una abertura de piedras en un escalnon bastante pronunciado en la tierra, a lo lejos, en una cuesta abajo de la llanura donde se encuentra este escalon, logro ver una casa rodeada de gris.. la tierra a su alrededor ha perdido su color y solo queda esa sucia y recia casa, con un gran cobertizo a nu lado y varias carretas envueltas en trapos grises tambien...
El camino es corto y mientras le digo.. "no se si poseeras alguna aptitud magica, princesa (le sonrio picaramente) pero si hay alguien que pueda darte una armadura que pueda serte de utilidad, ese es Soimehd el sombrio. Es un.. armero, digamos, con tales cualidades que puede permitirse vivir solo. Me debe un favor, pues enuna ocasion, yo le.. ««eche una mano»» (vuelvo a sonreir y le guiño) Asi que se educada como solo tu sabes serlo, pequeña y ya veremos que te ofrece." Se nota que como siemrpe tiene dudas y yo se las respondo tranquilamente; sobre esto no hay problemas...
.. Llegamos a la casa y alli hay un semihumano, con rasgos acentuados y de piel muy oscura, tendiendo a grisacea y al parecer.. sobrenaturalemtne gruesa.; lleva un delantal negro de cuero gastado y ropas grises llenas de quemaduras y manchas. Soimehd, varon de alrededor de metor noventa, calvo, de gan mostacho y de mirada ruda y complexion fuerte, me sonrie conforme nos acercamos y me reconoce. Paro el carro a su lado y le susurro a Aeris que baje detras mia. Cuando me ve sonrie con franqueza y deja de limpiarse las manos con un trapo y me la tiende para chocarla... Espero que Aeris no suelte ningun grito de sorpresa, podria incomodarle. Su mano derecha es de un metal plateado y reluciente y no tiene ninguna juntura; es como si fuese de plata liquida. Yo le miro a lso ojos oscuros y le sonrio.. "Bonjour, mon frere. La vida me trae a ti" Es fuerte, lo noto cuando me aprieta y me dice "Si vienes a mi es porque necesitas favores grandes; que necesitas?" Me aparto para que vea a la princesa. Sus ojos se abren al igual que su boca; nunca habia visto a nadie igual y apenas sabe reaccionar."Esta en peligro; y lo va a estar mas.. no a nada de aqui, creo q me entiendes" Deja de mirarla y su expresion se vuelve seria,conforme alza su mano plateada,la mira y luego cerrando e puño me afirma... "Claro que te entiendo Gambit. Tengo algo para ella, pero no esta ajustado; asi que la necesitare para hacer pruebas y para moldearlo; podreis quedaros arriba, en las habitacioens que tengo. Sera mas seguro que.. ese carromato que teneis. Nadie entra sin mi permiso en esta casa (eso si que lo se yo; ni siquiera nosotros los ladrones o los mejores magos lo han logrado nunca). En un par de dias estara listo". Dejo a Aeris habladno con el mientras saco las cosas.. me toca ser mulo de carga, je... bueno, asi ella le dira lo q el necesita saber para crear su armadura y de paso la conocera mas y se convencera en mayor emdida de hacerla... sera mejor q no se lo diga, pero es buena chica... una pena...
Los dias, tranquilos, pasan rapidamentemientras el prueba partes de la armadura conforme la moldea como si fuese barro de ceramica.... cuando choca las dos amnos, ambas se cubren con ese color plateado y realente el metal se vuelve mantequilal en sus manos.. pero lo que mas me satisface es ver el brillo de los encantamientos que el moldea en el interior de sus armaduras...
Pasan tres dias y Soimehd le ofrece la armadura a Aeris. Fina y elegante, parece parte de su cuerpo... en verdad tengo quemirar a otro lado para no ruborizarme, pues es tan fina como la tela, pero de color plateado con filigranas doradas; se le pega a toda la cintura y le cubre el cuerpo desde los pechos hasta por debajo de las caderas, la mayoria de las piernas, como si fuesen medias y tambien los brazos, cual guantes que se le pegan a su alrededor,acariciandola... Ambos convenimos en que es mejor que vaya mas.. vestida y ya que ella no nota que lo lleva puesto; asi que finalmente, cuando Soimehd queda satisfecho, ella vuelve a ponerse sus prendas. "Se que las obras que haces.. son caras Soimhed.. te debo una". El me sonrie y me pone su mano plateada en el hombro "No, joven; nome debes una. Esto que tengo es gracias a ti y no solo eso, sino que me salvo la vida; ademas vas a enfrentarte (le miro serio) ...eeeeh... los odio, ya lo sabes. Y ella, es una bella princesa de gran corazon (ante este comentario lo miro sonriendo y el se pone algo colorado y luego la miro de reojo a ella, sonriendo con sorna,jeje) y me ha demostrado estos dias qe se merece esa armadura. Es lo mejor que he podido dar de mi mismo, espero que os venga bien." Baja lamano y yo se la tiendo. "Por supuesto, amigo. Estoy seguro de ello. Hasta pronto". Dejo a Aeris qew se despida de el mientras subo los pertrechos en el carro de nuevo (sigh) despeus de comprobar de que no tiene nada... Ella se sube y se despide; nos vamos.
No se si sera vergonzoso para ellahabalr del tema de la armadura, asi qeu prefiero no sacr el tema y dejar q ella hable si se atreve; pero a la media hora, desvio mi rumbo. Ibamos direcots a la ciudad y de repente cojo otro camino lleno de maleza por ambos lados.. ante la extrañeza de ella le digo: "donde vamos esta lejos; el rodeo es muy amplio y tardariamso dos semanas en llegar al mismo punto al que llegaremos en unas horas.. solo que tendremos que cruzar un paso.. bueno, un paso de montaña custodiado por gigantes de las montañas y por alguna que otra criatura.. y bueno.. no se si habra una prueba o no..." trato de mostrar segurdad pero su rostro expresa que no lo he conseguido. En fin.. ahora me toca responder a muchas cosas conforme el camino se acervca a un lejano peunte en desuso del percipicio y as alla, a un par de horas de viaje en carro, el paso oscuro alque nadie osa ir... El carro se aleja lentamente de la llanura conforme Aeris me pregunta toda clase de cosas de ese lugar..................
La tournement est fini, chere... Yo gano.
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Gambit

 
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por Artros el Jue Mar 09, 2006 8:39 pm

...bendito sea Gambit.... aun no lo he leido, pero es lo mas bonito que veo desde hace decadas xDDDD
creoq eu voy a llorar xDD
eso me recuerda algo Aeriiiiis xDDD
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Artros

 
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por Artros el Jue Mar 09, 2006 10:56 pm

ale... que ya tenia yo ganas... xDDD
Observe a Aribeth moribunda y me arrodille junto a ella… tenia los colmillos preparados para morder, iba a ponerle mi muñeca pero vi que ya era tarde… plata… no había nada que hacer y ella lo sabia, observé que en sus ojos se acumulaban lagrimas.
- Te quiero…. no vayas a salvarla… huye, olvida los viejos juramentos –incluso con la sangre saliéndole por sus labios me lo pedía… hasta el ultimo momento.
- No es solo una promesa… no voy a dejar que la hagan daño –La decisión estaba tomada, ya nada me haría cambiar de idea y ella lo sabia.
- No merece que hagas eso por ella… si supiese quien eres te mataría, es mi ultima voluntad… por favor –sus ojos me miraron por ultima vez, esa seria su ultima palabra, había dado su vida por mi y era incapaz de hacerle un ultimo favor… el destino como siempre caminaba en mi contra… y las cosas se pondrían peor cuando le contase a Aeris quien era ella y sobretodo quien era yo… me odiaría y puede que incluso me matase… ya que en caso de que lo deseara no iba a haber ninguna lucha.

- Dhemios –mire al horizonte, donde el anillo me indicaba que estaba ella- tu sabes lanzar hechizos de teleportación… ¿verdad?
- Depende de para que… -dio unos pasos hacia mi mirándome con curiosidad, intentando leer mis intenciones- y si conozco el lugar al que vamos.
- No necesitas conocerlo –le mostré el anillo que llevaba puesto- y quiero que nos reunamos con Aeris… tengo que darle un libro…
- ¿Un libro de hechizos? ¿Que libro es? –Dhemios disimuló como pudo su interés- ¡oh! un anillo de empatía… interesante.
- No he dicho que fuese de hechizos… es de historia, las crónicas de las dos familias de Misfarat… los Garnia señores de la magia y los Lamía señores de la Guerra, lo cierto es que solo es el final de la historia, cuando los Lahmia entraron en el palacio de los Garnia y los mataron a todos… y también la parte en la que los Lahmia fueron exterminados por la población de Misfarat provocando la destrucción de la ciudad… bonita historia… ¿no crees?
- Dicen que no todos murieron… fíjate en las constelaciones cuando sea de noche, la constelación de la lucha, fíjate faltan las dos estrellas de las puntas de las espadas, dicen que son los dos miembros del clan Lahmia que siguen con vida, cuando mueran aparecerán esas estrellas… y si miras la constelación de la media luna, también le falta una estrella, dicen que esa es la constelación del clan Garnia y esas estrella es del ultimo superviviente… por cierto –Dhemios observo el libro que sobresalía de mi mochila por debajo de la pequeña historia- ¿Qué hace ahí el gran libro de los Garnia? ¡Oh! tranquilo… no me interesa… no tengo la sangre adecuada para lanzarlos, la magia de los Garnia es solo para ellos… y muy poderosa…
- Es para ella también –mire hacia otro lado- es ella quien sabe usarlo…
- ¡La ultima de los Garnia! Pero ¿De donde sacaste el libro? –Dhemios arqueó una ceja sabiendo la respuesta- Los Lahmia tenían ese libro… lo robaron cuando atacaron el palacio de los Garnia…
- ¡Y son los Lahmia los que lo tienen! –mis ojos se volvieron amarillentos y le observaron, en la cara de Dhemios se cruzo una siniestra sonrisa- Si… soy uno de los dos… y pienso matar al otro y para ello… necesitare magia, la tuya preferiblemente, no quiero que Aeris se arriesgue, además, en cuanto sepa quien soy lo primero que hará será intentar matarme…
- Excelente… pero recuerda que mis favores se pagan…
- Dhemios… cuando eres un Lahmia, todo favor que te conceden sabes que será pagado –me acerque a el y puse el dedo del anillo entre sus manos- vamonos… ya hablaremos de cómo lo haremos cuando llegue el momento… y no digas nada por favor.
- Descuida –de nuevo aquella sonrisa surco su rostros –tomo mi mano y cerro los ojos- ¡Portal cluo vadis estimov!
Todo se hizo oscuridad para ver la luz de nuevo… nos encontramos sobre un carro a espaldas de un ladrón sorprendido dispuestos a acuchillarnos… ¡Gambit! Sonreí… al fin estábamos ahí, sin embargo mi sonrisa se volvió triste al pensar en lo que vendría a continuación… era el momento de contar historias, traiciones, era el momento de que me odiaran de nuevo… mis ojos se tornaron tristes solo de pensarlos, pero debía mirar por el bien de Aeris… era el momento de que aprendiese a defenderse por si sola mejor de lo que nadie podía hacerlo… una voz salio de dentro del carromato.
- ¿Qué ocurre Gambit? –Era la voz de Aeris sin duda, se me partió el alma al saber el daño que le haría conocer la verdad- ¿Por qué detienes el carro?
- Tenemos visita inesperada chere…
- ¿Qué visita inesperada? –Estaba realmente cabreado porque no sabía a donde la llevaba, lo cogí del cuello de su camisa y lo levante- ¡maldito imbécil! ¿Se puede saber a donde la llevas? He tenido que venir porque nuestros enemigos me han dicho que un ladrón estúpido intenta defenderla.
De pronto la puerta del carromato se abrió y lo solté… esa noche le daría el libro… primero que conociese la historia, en dos días le daría el otro… que supiese quien era ella y quien era yo.
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por Kovu el Vie Mar 10, 2006 8:48 am

El Cazador de las Sombras


Acababa de cumplir 20 minutos ocultos en esa antigua casa abandonada ya en ruinas, cuando se dejaron de oír los gritos. No quería recordar lo que les acababa de ocurrir a sus compañeros momentos antes, ni mucho menos a quien había provocado esa masacre. Ahora Gregory se encontraba oculto entre las sombras de un cuarto del segundo piso de la casa con un rifle entre sus manos apuntando hacía el bosque.
Su largo cabello color negro, estaba alborotado por la huida del bosque, sus grandes ojos azules no dejaban de llorar por sus amigos, su piel era clara y su cuerpo estaba sucio y sudado. Sus pensamientos estaban desordenados pero sabía que solo había una persona capaz de ayudarlo, pero en ese momento era imposible recurrir a el.
Comenzó a recordar entonces la horrenda escena desde el momento en que se desato el caos. Gregory estaba con sus amigos de campamento, y llegada la noche se reunieron alrededor de la fogata y comenzaron a contar historias de terror. Pero ya entrada la noche, Gregory comenzó a contar una antigua historia llamada Los Ángeles Negros, que hablaba sobre los ángeles caídos enviados por el Diablo para matar a los vivos que serian Arcángeles una vez que hayan muerto. Pero una vez a la mitad de la historia un extraño apareció de la nada y dijo que se había separado de su grupo de caza, que había perdido su rifle y que no sabía donde estaba. Extrañamente este desconocido también conocía la historia, lo cual asusto a todos, pero no le prestaron importancia. Una vez concluida la historia algunos amigos de Gregory se apartaron un poco de la fogata, directo hacia las sombras, y mientras, los que se habían quedado a lado de la fogata platicaban sobre la historia. Pero segundos después un horrendo grito rompió el silencio, y su origen había sido un grupo de cadáveres, todos eran cazadores. Automáticamente nuestro invitado dijo que la historia tenia otro final, y ahí comenzó la masacre. 3 murieron al instante, mientras los demás corríamos fuera del bosque, pero en el camino todos fueron muriendo uno por uno hasta que Gregory se quedo solo. Y ahora, lo único con lo que se podía defender era con un rifle que había tomado de los cuerpos, y que no lo protegería si fallaba el tiro.

Ya habían transcurrido unos minutos, cuando Gregory se dio cuenta de que estaba muy cerca de la ciudad. La carretera estaba a unos 500 metros de distancia, y todo el camino entre la casa y la carretera era un claro, así que no sería sorprendido por el cazador. Ya estaba todo planeado, saldría de la casa, iría a la carretera y una vez ahí el cazador no le haría nada por que la gente lo vería, después se iría a la casa de algún amigo y a la mañana siguiente buscaría a la única persona capaz de ayudarlo.
Pero en su desesperación por planear su escape había olvidado prestar atención a la casa, y cuando menos se dio cuenta noto que la puerta principal se estaba cerrando. Rápidamente salio del cuarto y al oír los pasos en la escalera, apunto el rifle… pero nada salio.
—Debes estar bromean…—pero antes de poder terminar un cuchillo salio de la nada y casi se clava en su rostro. Por fortuna logro evitarlo, después noto que el cazador se acercaba corriendo hacía el. Entro sin pensarlo a la habitación que tenía a su derecha, cerro la puerta con seguro y se alejo de ella. La habitación era grande, tenía algunas pinturas de paisajes colgadas en la pared ya desgastada y con algunas hendiduras y agujeros. Algunos muebles, la mayoría rotos, le daban un toque de antigüedad a la habitación. Noto que había dos puertas, una era por la que había entrado y la otra conducía a una habitación contigua, la cual estaba abierta.
De repente un fuerte golpe en la puerta cerrada rompió el silencio. Gregory apunto con el rifle, pero se lo pensó dos veces antes de disparar. Así que en lugar de eso, corrió a la puerta de la habitación contigua. Cerró la puerta al entrar y espero.
Esta habitación era algo parecida a la anterior, solo la diferenciaba la cama que se encontraba ahí. Otra puerta que daba al pasillo se encontraba a un extremo de la habitación, y una vez que oyó como la otra puerta era abierta, corrió hacia el pasillo.
Al salir al pasillo, noto que el cazador salía de la otra habitación. Su capa negra se agitaba con fuerza. Gregory bajo rápidamente las escaleras y con un movimiento rápido salto de ellas ya en los últimos 5 escalones, justo a tiempo para evitar otro cuchillo que había lanzado el cazador y que se había clavado en el peldaño del cual había saltado Gregory.
Entro rápidamente a la cocina, y se oculto entre las sombras. Ya había sufrido mucho por gente como esa. Entonces, con la puerta de la cocina cerrándose lentamente, Gregory se sumió en sus recuerdos.

Había pasado el verano con sus abuelos, y había sido la mejor semana de su vida. Pero había llegado la hora de irse, así que con la cabeza en alto se despidió de sus abuelos y tomo el brazo de su madre para así retirarse. Después de las 4 horas de viaje, finalmente habían llegado a casa, pero algo extraño había notado su padre, que la puerta de la entrada principal estaba entreabierta. El entro con una vara de metal en la mano, y segundos después un disparo ahogo el silencio. Segundos después un extraño salía de la casa con la cara ensangrentada, peor no era la suya, sino la de su padre. El extraño tomo el auto y huyo, con su madre y el abordo. Condujo hasta haber salido de la ciudad, después bajo a mi madre y sin pensarlo dos veces la mato. Gregory iba oculto en la parte de atrás y el asesino aun no sabía sobre el. Así que en un movimiento arriesgado, salió de su escondite y tomo el volante. El auto perdió el control, y después de algunas vueltas el auto se volcó. El asesino murió al instante, pero Gregory logro sobrevivir. Desde ese día, Gregory vivió con sus abuelos, pero cada día deseaba estar muerto. Pero tampoco se suicidaría, no era un cobarde.

Lo que lo hizo volver en si fue el sonido de la puerta al abrirse con fuerza. Al instante el cazador entro en la cocina y fue hacía el. Lo golpeo con el mango del rifle y después corrió lejos de el, saliendo de la cocina y dirigiéndose a la entrada de la casa. Pero segundos después noto que la puerta había sido trabada, y no gastaría una de las balas del rifle para abrirla. Así que volvió rápidamente a la puerta de la cocina, en la cual aun seguía tirado el cazador, y trabo la puerta con una varilla de metal. Después de eso busco la puerta que condujera al sótano, sorteando toda clase de obstáculos, tablas, muebles y telarañas.

Una vez en el sótano encendió la linterna que llevaba en su bolsillo y cerro la puerta desde dentro. El sótano era algo grande, tenía dos muebles llenos de botellas de vino, en la mesa algunas herramientas oxidadas, planos de la casa y decenas de ratas. Gregory comenzó a buscar una salida… pero descubrió que no había nada. Se sentó en una vieja silla y trato de descansar una poco, después comenzó a recordar a los amigos que aun le quedaban, los que no habían estado en el campamento, los que los Ángeles Negros no le habían quitado. Entonces comenzó a recordarlos, a Diana, a Robert, a Luisa… y a Ángel, al único capaz de ayudarlo. Hasta ahora sabía que Diana y Robert vivían en el Vaticano, lugar donde estarían seguros… y aprovechar para hablar con los Cardenales sobre la proximidad del Día Final, del cual los Ángeles Negros les habían hablado y les habían dado pruebas. Pero de Luisa y Ángel no sabía nada, solo sabía que estaban cerca de Nueva York buscando al resto de los Arcángeles. Y el, era el único que se había separado sin preocuparse sobre el peligro que le estaba pasando. Se había ido lejos ya que el se podría cuidar solo, pero no pensó que alguien ajeno a su temor lo fuera a matar ahora.

El aullido de un lobo lo hizo volver en si, pero ya no estaba en el sótano, ahora estaba de nuevo en el bosque. Oía algo a lo lejos, así que comenzó a buscar la fuente de ese sonido. A través de su trayecto se encontró grandes charcos de sangre, y debido al miedo no logro encontrar una respuesta. Después alcanzo a oír el crepitar de una fogata… y voces que desconocía, y pensó que estaba realizando un viaje astral, que las voces eran de otros campistas… que no habían visto los charcos de sangre y que ahora se encontraban en un grave peligro.

Corrió hacia las voces, que cada vez eran más fuertes y con mayor claridad. Una vez que vio la luz de la fogata descubrió que estaban contando una historia que el desconocía, se acerco mas, y una vez que estuvo frente a la fogata se sorprendió.

Todos los campistas eran sus amigos, y estaban contando una historia sobre un chico que era perseguido por un asesino maniático y que ahora se encontraba en una casa abandonada, supo al instante que hablaban de el. Segundos después todos lo miraban con indiferencia, como si fuera un extraño, como habían mirado al cazador. Gregory se alejo corriendo de ahí, esperando que no le pasara nada. Piso charcos de sangre, de lodo, ramas, en una ocasión casi cae al suelo, pero aun así siguió sin mirar atrás. Después se apareció frente a el un extraño templo, al cual entro buscando refugio. Una vez ahí encontró un grupo de 8 personas alrededor de una mesa, todos vestidos de negro.
— ¿Disculpen?—les pregunto.
—Parece que nuestro invitado ha llegado—contesto el que parecía ser el líder. La voz se le hacía muy familiar.
—Un extraño me persigue y quiere matarme. ¿Podría ocultarme aquí hasta mañana?
— ¿Ocultarte? Pero si aquí vivirás, con nosotros—después de decir eso todos los que estaban en la mesa se levantaron y se descubrieron los rostros, mostrando los rostros de los amigos que los Ángeles Negros le habían quitado.
—No… no… esto no es… posible.
—Claro que lo es, y pronto tú estarás aquí… con nosotros.
Al oír eso Gregory salio corriendo huyendo del templo. De nuevo se encontró en el bosque, pero lo que se materializo frente a el no fue una fogata ni un templo, fue una casa abandonada casi en ruinas. La puerta principal estaba abierta, y se oía a alguien correr por dentro.

Al entrar en la casa cerro la puerta atrancándola por fuera, y corrió hacia el sótano. Penetro en la oscuridad del sótano y cerro la puerta. Una vez abajo encontró un joven acostado sobre una mesa de trabajo, su aspecto era de alguien cansado, parecía que acababa de recorrer una gran distancia en tan poco tiempo. Tenía una cortada en el brazo izquierdo, su ropa estaba rasgada, y su expresión reflejaba un horrendo miedo. Esa imagen lo llevo directo a un antiguo cementerio, donde había visto a sus antiguos amigos por última vez.
—Esta muy cerca… puedo sentirlo—dijo Robert.
—Igual yo, se siente un horrendo frió en el aire—comento Diana.
—Gregory… ¿Te sientes bien?—le pregunto Ángel.
El se encontraba respirando con dificultad sin razón alguna, y su cabeza la sentía a punto de explotar. Pero lo único que recordaba era que eso había pasado y que cuando paso, a su mente en ese momento había llegado la imagen de una casa en ruinas y un grupo de gente muerta… ahora sabía porque… y me arrepentía de no haber hecho caso a mi premonición que era muy clara.
—No… me duele… la cabeza—le contesto.
—Si, era de suponerse… ya se acercan—dijo Ángel.
Su voz era firme, y de todos los presentes era el único que no presentaba miedo. Parecía estar deseoso de que los Ángeles Negros llegaran, ya que presionaba los puños con fuerza llevando en el puño derecho una reluciente espada. Su empuñadora estaba decorada con 4 dragones de color rojo que formaban una larga espiral que terminaba con cada uno de los dragones con la boca abierta, aparentando estar envolviendo la espada en llamas.
—Se están tardando—dijo Robert.
—Ya llegaran, sean pacientes—aligero Ángel.
— ¿Qué te hace pensar que vendrán?—le pregunto Gregory a Ángel.
—Quieren el amuleto, tienen que venir—le contesto confiado de lo que decía.
— ¿Y si es una trampa?
—No son tan sucios. De los Poltergeist si te lo creería pero de estos no—y con una risa débil se sentó en una tumba.
Un grupo de encapuchados comenzó a llegar minutos después, al instante supe que eran los Ángeles Negros, pero no tenían intención de matarnos. En realidad llevaban sus espadas enfundadas, lo que decía que no pensaban hacernos nada.
—Bien Ángel, parece que cumpliste tu parte del trato al venir con el amuleto—dijo en que parecía ser el líder. Kamos.
—Ya sabes que soy un hombre de palabra.
—Tienes porque, ya que no tienes otra opción.
— ¿Quién dijo que no la tengo? Puedo destruir el amuleto y asunto resuelto.
—Sabes lo que ocurriría si lo hace.
—Claro que lo se, pero no le temo a las consecuencias.
—Deberías. Ya que pronto todo terminara—y sin decir nada mas desenfundo su espada y corrió hacía Ángel. Al instante Gregory despertó sudando. Un golpeteo en la puerta lo alarmo, parecía que el cazador ya estaba a punto de entrar en el sótano.
Se escondió detrás de unos viejos muebles y espero. Entonces, la puerta cedió, y sus pasos se oyeron en el interior del cuarto. Parecía que el tiempo pasaba cada momento mas despacio y que su muerte no podía ser evitada de nuevo.
Entonces, como caída del cielo, una voz ronca lleno el sótano.
— ¿Hay alguien hay?—supuso que su amigo maniático no podría estar hablándome así que conteste.
—Si, por aquí. Ayúdeme por favor—dijo al salir de su escondite—, un extraño esta aquí y trata de matarme.
—Tranquilo, tranquilo. Oí gritos en la casa y decidí venir, soy el guardabosque. Mi cabaña queda cerca de aquí. Ven.
Salió de la casa con el. Le dijo que ya no era necesario el rifle pero aun así no lo soltó. Pero al salir de la casa nunca supuso que alguien me observaba desde la ventana de uno de los cuartos del segundo piso.

Una vez en la cabaña del guardabosque Gregory se relajo y le contó lo que paso, desde que llego el extraño hasta que el guardabosque lo encontró en la vieja cabaña. Reacciono mucho más impresionado de lo que Gregory pensó, ya que hizo un ademán de querer tomar su rifle e ir a la cabaña por el cazador, pero el no quería mas muertos así que lo detuvo justo a tiempo antes de que partiera.

Paso unos treinta minutos dentro de la cabaña, despejando su mente y agradeciendo a Dios de que se haya salvado. Nunca pensó que esas palabras pasarían de nuevo por su mente de una forma diferente dentro de unos minutos. Intento poner sus pensamientos en orden, pensó en la forma en la se pudo evitar toda esta masacre… pero no encontraba la forma, por su mente solo desfilaban imágenes de cadáveres… cadáveres con los que acababa de hablar aproximadamente hace una hora. Y aunque en su mente estaba feliz de estar vivo, su alma le decía que debía morir.

Ha llegado la hora, fue lo que dijo Ángel cuando partieron en dirección al cementerio donde los habían citado. Hace unas horas acababa de matar a uno de los Ángeles Negros, encontrando entre sus ropas un pequeño amuleto que según Ángel es capaz de abrir la Puerta del Infierno. Así es como llegaron a nuestro mundo, y si querían regresar al suyo necesitaban el amuleto. Así que hicieron un trato, sus vidas por el amuleto. Ellos aceptaron y les dijeron donde, pero Gregory supuso que era una trampa. Intento detener a Ángel pero solo le dijo una cosa…”Lo se”
—Aun no se el porque te preocupas tanto Gregory—le dijo Robert.
—No lo entienden, esto puede ser una trampa. Y si seguimos así caeremos en ella y moriremos.
—No te preocupes, no caeremos. Me tienen a mí—agrego Ángel.
—Ah si, que consuelo.
—Cállate y no lo contradigas—contesto Diana.
—A mi no me callas maldita pe…
—Silencio. Alguien se acerca—dijo Ángel. Entonces su cabeza sintió un fuerte golpe justo por dentro. Ya era tarde para escapar.

El fuerte ruido de un golpe en la madera lo hizo despertar. Parecía que alguien estaba tocando la puerta. El guardabosque fue a ver, y bajo su asombro no había nadie.
—Cierre la puerta.
—Pero tengo que ver a donde se fue.
— ¡Que cierre la maldita puerta!
Al instante, el guardabosque cerró la puerta justo para evitar el golpe de una gran hacha que quedo incrustada en la madera. Estaba manchada de sangre. Era la misma hacha que había sacado cuando comenzó la masacre. Y era la misma hacha que había visto Gregory en el cementerio meses atrás. Ya sabía lo que le deparaba. El guardabosque tomo su rifle y disparo hacía la puerta. Un fuerte grito de dolor se oyó, y al instante el hacha soltó la puerta. Gregory tomo su rifle y corrió hacía la puerta aun entre abierta. No había nadie, excepto algunas gotas de sangre que se dirigían hacía una parte oculta de la cabaña. Pero no pudo reaccionar cuando sintió el frió del cañón del rifle.

El guardabosque cargo su rifle y salió, quiso seguir las huellas. Pero sabía que podía hacer algo mejor, si le ofrecía al cazador a este campista que había rescatado podría perdonarle la vida. Apunto hacía la espalda del extraño y dijo.
—Muy bien, aquí termino todo. Tú te quedas aquí mientras yo me alejo y salvo mi vida.
—No lo entiendes, ya me ayudaste. Automáticamente ya eres parte de esto—respondió el campista.
—No, yo me salvo y tu te mueres. Así funciona esto, así es como he vivido.
— ¿Les dabas a los campistas? ¿Dejabas que los matara?
—A cambio de vivir todo vale la pena.
—Créeme, ahora no te va a funcionar tu plan.

Arthur acababa de entrar a la cabaña por una ventana abierta. Le dolía mucho el brazo por culpa de ese guardabosque. No captaba el porque lo había ayudado. Pero eso no era de importancia, ya que acababa de cumplir su cometido. Una conversación se oía en la puerta. Parecía que su amigo acababa de capturar a la presa. Por fin se libraría de ambos. Dejo el hacha cerca de la ventana y desenfundo su espada. Se acerco sin hacer ruido, y con toda velocidad encajo la espada en el pecho del guardabosque. Solo le dijo una cosa.
—Ya tengo a la presa. Tú ya no me sirves.
Después clavo una daga en el mismo lugar, y como un relámpago corto al guardabosque por la mitad.

El grito de dolor del guardabosque hizo saltar a Gregory. Al voltear vio al cazador detrás del guardabosque, y al guardabosque en el aire, suspendido por la espada del cazador. La sangre no paraba de gotear, y sus intestinos se hacían cada vez más visibles. A la mente de Gregory llego la misma imagen, solo que con victimas diferentes. Lo que más odiaba Gregory de si mismo era que nunca le hacían caso y siempre tenía la razón, y eso fue lo que hizo que viera como muchas de las personas que amaba se fueran. Entre ellas sus padres.

Gregory le había dicho muchas veces a su padre que cambiara las cerraduras de las puertas de la casa, y no lo hizo; le había dicho que cargara un arma, y no lo hizo; le había dicho que no entrara a la casa, y lo hizo; le había dicho a su madre que bajara, y no lo hizo; le había dicho al asesino que se detuviera, y no lo hizo; y ahora solo por no hacerle caso esas tres personas ahora estaban muertas. Fue lo mismo varías veces con Ángel pero eso es otra historia mucho mayor, pero de algo estaba seguro, ya no tendría que soportar ese horrendo defecto.

Acababa de recibir el primer ataque cuando el resto comenzó a atacar. Poco a poco los Ángeles Negros comenzaron a rodearlos en el cementerio, y lo único que les quedo fue protegerse entre si mismos. Entonces, cuando la perdición parecía ser inminente, una luz comenzó a destellar desde el amuleto, que fue lo que hizo que los Ángeles Negros se fueran. Les había salvado la vida, pero en ese momento Gregory no tenía el amuleto.

Solo vio una daga entrar a lado de la espada, después al guardabosque partido en dos. Cuando el cazador se abalanzo contra Gregory, el levanto el rifle y disparo. El tiro golpeo en el pecho del cazador haciéndolo caer al suelo. Gregory soltó el rifle y corrió lo mas rápido que pudo hacía la luz de los autos de la carretera.
Ya no estaba muy lejos…
Solo el amor…
Faltaba muy poco…
Solo el puede…
Volteo y vio al cazador aun en el suelo…
Fue lo que nos salvo…
Podía oír a los autos…
El amor que nos tenemos entre nosotros…
Volvió a voltear pero el cazador ya no estaba ni el rifle…
Fue lo que nos salvo…
Solo alcanzo a ver una gran masa negra frente a el antes de caer al suelo. El cazador estaba frente a el con el rifle en la mano, u espada estaba en el suelo. Intento levantarse pero el cazador encajo su espada en el pecho de Gregory varía veces. Ahora se encontraba en el suelo rodeado por un gran charco de sangre.
—Fuiste muy difícil de atrapar—le dijo el cazador.
—Sabía que este momento llegaría.
—Si, pero nunca pensé que fuera tan pronto. Al menos diste batalla.
Dicho esto, levanto el rifle y apunto al rostro de Gregory.
Por un momento Gregory creyó ver a sus padres a su lado.
Después un blanco resplandor.
Finalmente… oscuridad.
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Kovu

 
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por KaBratman el Vie Mar 10, 2006 8:52 am

Dhemios ya es hora que decidas estas con nosotros en Fantasy. si estas deacuerdo te asignare a Linterna verde como tu apodo de heroe. responder prontamente. es enserio no es broma
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KaBratman

 
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por Gambit el Dom Mar 12, 2006 2:24 am

INTERLUDIO
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----- Hace sol.. esta tierra esta seca.. a lo lejos, a la derecha dejamos Greyblade.... y las hierbas estan altas... es un dia tranquilo.. ojala todos fuesen asi.. seguro que esta noche hace un aire calido.. agradable para andar por as calles.. aunque dificulta el entrar en otras casas, pero eso le da emocion al trabajo..
... oigo a Aeris ponerse la armadura dentro del carro... lleva probandola de distintas posturas y poniendosela y quitandosela emocionada desdde que salims de alli.. normal.. no siente calor ni frio con ella, se siente comoda.. y hasta parece ser que el revitaliza y da energias cuando esta algo agotada... queiro una de esas, jejeje.. los pajaros vuelan altos.. eso quiere decir que por el aire no hay amenaza inminente de dragones, grifos ni similares. Sigo conduciendo el carro y de repente la puerta dse abre, sonriendo ella alegremente y con un suave deje timido... es normal, es princesa.. sus maneras se dejan notar... me mira sonriendo y yo le correspondo. Su armadura, brillante, parece que se adapta a su cuerpo, sin forma rigida y brilla como las gotas del rocio....... hace un dia agradabable....
... cojo de un lado del carro una vara... ha llegado el momento de darsela... la forma alargada, bien definida y suave, ofrece calidez al cogerla. Filigranas plateadas que recuerdan a embravecidas olas del mar recubren la vara, de blanco color, que junto a las formas plateadas ofrecen una sensacion de pureza solo ingualable a su futura poseedora. Regia y resistente para poder golpear con ella, la punta baja, tambien de plata, esta preparada para poder ser clavada en duras superficies, tales como la roca (pues siendo magica como es la atravesara con facilidad lo suficiente como para clavarse) o en.... La punta superior hace un curioso contraste, ya que las filigranas parecen alzarse hacia el, como si fuesen brazos dispuestos a adorar, hasta una extraña luna en cuarto menguante, de un metal extraño, negro como la noche p pero que ofrece brillos al posar la vista en el.. l aparte inferioro de esa luna posee tres anillas colocadas en ella, de las cuales penden otras tres estrellas negras que se mecen en el aire y tintinean al son del movimiento del carro. Una vara preciosa. Se la ofrezco a Aeris y le digo antes de que hable... `Bueno, Prinesa.. le dije que ibamos para que le diesen una armadura.. necesitaba equiparla para que estuviese segura. Ahora que puede afrontar con seguridad los peligros, le ofrecere esto. No me preguntes de donde la he sacado (le sonrio) pues es un secreto mio... pero.. es toda suya.. cojala y sentira ocmo ella le llama.´.. su cara bien vale el ofrecimiento... un dia agradable, si señor...
... Mientras mira la vara, mientras la sujeta, suelto casualmente una ingenua pregunta... `por cierto, princesa... sois virgen?´
La cara que pone ante la pregunta es tan valiosa como la que puso cuando le ofreci la vara.. jejeje... oigo sus comentarios y ante ellos le sonrio y mirando a las mulas, las espoleo con las riendas y me rio ligeramente mientras siento un suave viento mecerme.....
... hace un dia agradable......
.....
... solo roto por el inesperado conjuro de teleportacion de un oscuro mago junto a otra persona.....
............................
La tournement est fini, chere... Yo gano.
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Gambit

 
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por Gambit el Mar Jul 29, 2008 2:55 am

Increible..dos años y medio y no cae....

(Olvidadlo; no es de ahora... no hay historia que seguir; asumidlo; cread las vuestras propias).
La tournement est fini, chere... Yo gano.
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Gambit

 
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