por Nashita el Lun Ene 04, 2010 8:02 am
Parte Primera
Destino Infinito
- ¡No puedo hacerlo! -
Una vez más aquella pesadilla se presentó. Cada noche desde aquel día cuando se lo había cruzado, no paro de rememorar su mente lo que menos quería y deseaba: la verdad. El mundo recobraba ese Sin Sentido que el Dios del Tiempo habia borrado ya. Pues parecía que hasta él se había olvidado del Pasado. Otra vez sin religión que salvase su fe, sin Rey ni Voluntad.
Se levantó dejando tirada tras de sí las sabanas. Rozó su frente con la mano, estaba llena de sudor. Rascó su cabellera rojiza y se paró en seco cuando lo escuchó:
- Es hora, otra vez....
Allí estaba, inmutable cual mago de lo oscuro. La capucha ensombrecía el rostro de Gil, dejando apenas asomar el perfil que marcaban una nariz afilada y una quijada pronunciada, apenas sombreada por una barba de tres días. Eidahan ni se molestó en saludarlo, se dedico a lavar su cara y ponerse algo de ropa mientras le hablaba.
Eidahan: Dije que no lo haré!
Gil: No quieres torcer el Destino?
Eidahan: El Destino está marcado Gil...
Gil: Antes no decías eso
Eidahan: Antes los tenía con nosotros
Gil: Arrebataselos a la Muerte
Eidahan: Ya lo intentamos, tu mismo vez los resultados una y otra vez, ahora son seres comunes y viven felices en esta realidad
Gil: falsa...
Eidahan: falsa nuevamente ahora que volviste!!!! Yo estaba bien hasta hace unas semanas atrás!!!
Gil: y sabes que volverá a repetirse una y otra vez hasta q...
Eidahan: hasta que yo mismo lo rompa, maldigo la hora que pude conseguir esa ventaja... ventaja... que estupides... estupido fui... estupido!
La tinaja que contenía el agua hubiese ido a parar al suelo si Eidahan no la atrapaba. El instinto de percibir lo que podía suceder no lo abandonaba, pero lo molestaba sobremanera, por lo que la apoyo con tal brutalidad que, como estaba predestinado, terminó rompiendose.
Gil: pues yo creo que fue tu testarudes en querer vencer al Destino
Eidahan: ojalá tu testarudes tuviese fecha de vencimiento Gil
Gil: no por nada me elegiste sin preguntar para que despertara yo y no tu
Eidahan: eras mi única opción
Gil: sabemos que no
Eidahan: ella no cuenta, lo sabes
Gil: si tu lo dices... en fin... ¿Qué dices? Quizás sea la última vez que vuelva a sacarte de esta tonta realidad
Eidahan: tu crees?
Gil: no se que pierdes con intentarlo una vez mas
Eidahan: verlos morir otra vez? Ver que quienes quedan terminan...
Gil salió de las sombras que se proyectaban sobre él al estar en la arcada de la habitación y se dirigio hasta Eidahan sin dejarlo terminar la frase. Por vez primera en aquella noche sus ojos brillaron como si un fuego ardiera dentro por miles de años.
Gil: el dolor no se va, lo se igual o peor que tu
Eidahan lamentó escucharle decir esas últimas palabras. Bajó la mirada y en su trayecto no pudo evitar posarla sobre el pecho del mago oscuro. Sabía que esas aterciopeladas telas cubrían la carga que más dolor le inflingía a ese Tunica Negra, un dolor que él le encomendó sin consultarlo....
Cansado de buscar un trocito de cielo lleno de peros... y a deshora sale el sol iluminando una esquina y alumbrandome el día. Donde están los besos que te debo, en una cajita, que nunca llevo el corazón encima por si me lo quitan...