por chogas el Dom Feb 17, 2008 9:45 pm
Capitulo 7: El aliado
Mi mente cabalga como un corcel sin rumbo, en estos momentos desearía no recordar aquella escena… pero por el bien de esta historia no queda remedio alguno. En ese momento conocí a uno de los mejores aliados que tuve, tenia una mirada confusa, a la vez serena y atenta, tenia una estatura media, un portento físico admirable y una gracia con el acero asombrosa. Dejad que os relate que vi aquel día, cuerpos desmembrados, sangre que recorría la hierba creando enormes ríos de muerte y desolación, a nuestros pies se encontraban tres bandidos muertos… de una manera horrenda, el sufrimiento se asomaba en el rostro de sus caras antes de que estos dieran el ultimo adiós.
Atento a cualquier movimiento levante mi espada cubriéndome el pecho y sin quitar ojo alguno de aquel hombre, no os mentiré… tuve miedo, no soy un gran espadachín, en estos momentos no quería recurrir a magia alguna, pero… entonces, ¿Cómo me protegería? Efrel se encontraba al lado mío, el parecía tener un porte mas sereno, sus hazañas como paladín habían recorrido senderos y ciudades, era difícil encontrar a un hombre que pudiera vencerle en igualdad de condiciones, por eso mismo, él fue el primero en alzar la voz.
-¿Quién eres? – Preguntó mi compañero – Efrel, paladín de su majestad te ordena que respondas a la pregunta.
-¿Eso acaso importa?… paladín- Replicó aquel hombre – Mi nombre carece de importancia, así como el de estos tres bandidos que trataron de robarme… pero si os empeñáis en conocerlo, yo soy Akaoni, explorador del sur.
-¿Qué te trae por estas tierras explorador? – Siguió con el interrogatorio mi compañero.
-Conocéis mi nombre y os abstenéis a mencionarlo…bueno, lo mismo que mueve a muchos hombres, el dinero y la búsqueda de aventuras – Sus ojos se fijaron en mi presencia-¿Y vos quien sois? Sino me equivoco… un silvano, es difícil ver a gente como vosotros en estas tierras.
-Soy Chogas, como bien decís… elfo silvano, druida de los bosques – terminé mi presentación sin dudar un momento – Y no es placer alguno tener que viajar por estas tierras… pero resulta necesario por los tiempos que corren.
Noté como su mirada se quedaba clavada en la mia, como su pulso se aceleraba y el sudor frió comenzaba a resbalarle por la frente, en un intento de volver a su estado sereno carraspeo y volvió a levantar la voz.
-Ya veo… Entonces, ¿es real? – pregunto incrédulo Akaoni.
Efrel y yo nos dirigimos miradas extrañadas, ¿es real?, ¿Qué clase de pregunta era esa?, ¿A que se refería el explorador?, parecía estar al día de las nuevas que corrían por las plazas, los rumores iban y venían sobre los hombres que pondrían fin al imperio de Sarch, “La Resistencia” había dejado de ser una fantasía para convertirse en una leyenda.
-No entiendo vuestra pregunta, señor – Le conteste bajando el arma – Pero en caso de que estos tres hombres intentaron robarle como decís y por lo que mi compañero y yo escuchamos tenéis razón… no veo motivo alguno por el que se le pueda acusar de algún delito, es así que nosotros no tenemos nada que ver en esto… solo sentimos no a ver llegado a tiempo y que estos hombres fueran arrestados en vez de darles muerte.
-Señor… - insistió akaoni guardando el acero y clavando su rodilla en el suelo - ¿Sois vos de quien he oído hablar? Chogas, el líder de La Resistencia, ¿la persona que hará pagar caro los delitos al villano de Sarch?
Efrel me dirigió una mirada fugaz, guardando su arma me puso una mano en el hombro y dio media vuelta para volver hacia el grupo.
-Hemos de irnos, los demás estarán preocupados…
Sin mencionar palabra alguna hice lo mismo, deje que mis botas siguieran el camino que habíamos trazado anteriormente y levante la mirada buscando algún rastro de Athos o Likimeya, pero algo freno mi avance.
-¡Esperad! – Gritó Akaoni arrodillado mientras agarraba el faldón de mi capa – Druida, dejadme ir con vosotros, como muestra de buena fe… os juro, de rodillas… que estaré sometido a tus ordenes y a tus palabras, pero por favor… señor… deje que le ayude en su labor, he sufrido mucho para encontrarle…
-¿Cómo?- Pregunté – ¿Tu viaje era para esto? ¿Tu objetivo era encontrar a los miembros de La Resistencia?
-Si, mi señor… y mi segundo objetivo era unirme a ellos – sentenció el explorador.
El paladín me mostraba una mirada negativa, en cambio… aquel hombre había demostrado ser un poderoso guerrero… no podemos permitirnos heroicidades en el grupo, por eso no nos vendría de mas alguien con quien contar a la hora de entablar combate.
-Yo no puedo decidir eso… - le respondí - La Resistencia es un grupo de personas, soy su líder… pero no puedo tomar decisiones que pertañen al grupo por mi mismo, todo debe ser discutido, síguenos.
Dada esa orden, Akaoni se levanto del suelo y comenzó a andar detrás mía. Efrel iniciaba la caminata delante, tras unos arbustos y algún que otro animal despistado, encontramos al resto del grupo. Athos se encontraba de cuclillas al lado de un árbol esperándonos, nos dirigió una mirada serena mientras se levantaba ayudado por el mango de su espada.
-¿Quién es ese? – Pregunto confuso.
-Alguien del que hablaremos mas tarde… - le repliqué
Likimeya se encontraba al lado del joven King, ambos parecían alegrarse de nuestra vuelta, pero también dirigían miradas de intriga a Akaoni, este sin dejar de pestañear un momento se las devolvía con la misma sensación de confusión.
-Chogas… - Me llamaba la elfa.
-Señora, viene con nosotros, es uno más…
-Entiendo… - Fue la única respuesta que obtuve.
Mire al resto del grupo, el vampiro no se encontraba con nosotros… y aquello era algo que no me extrañaba, ««Puede cuidarse solo»»-Pensé. Volviendo a mis pensamientos intente entablar conversación con Káiser, pero parecía haberse alejado del grupo… tenia una pequeña sensación de preocupación por su parte y se habría ido a recorrer alguna distancia para asegurarse de que podíamos estar tranquilos. Eché una mirada al cielo, parecía estar oscureciendo y aquello no era buena señal… el bosque resulta intratable cuando la visión es casi nula.
-Señores, deberíamos acampar por hoy… mañana seguiremos nuestro camino – propuse al resto del grupo.
-Tienes razón, elfo, no deseo perderme por un bosque tan frondoso – me contesto Athos dirigiendo sendas miradas a los arbustos.
Plante la mochila en el suelo y me dispuse a sacar todo el materia para armar el campamento cuando una mano me rozo la espalda, me giré y encontré a Akaoni
-Chogas, existe una cabaña no muy lejos de aquí… podéis refugiaros en ella, por lo que se esta abandonada… y Así no tendréis que perder tiempo desmontando el campamento a la hora de marchar – me propuso el explorador.
Likimeya parecía haber escucha la conversación y pronto intervino en ella.
-Me parece buena idea… a mi edad acampar en pleno bosque no es lo mismo de antes – me miró con una sonrisa sarcástica.
-Tienes razón… - dije sin mas – te seguimos explorador, guíanos hasta tal cabaña.
Tras unas miradas rehaces de Athos, y lo mismo por parte de Efrel, dejamos que Akaoni nos guiara hasta el interior del bosque… donde se encontraba una pequeña cabaña de madera, bastante antigua por el color de sus paredes y poco confortable… aunque todo es mejor que dormir al raso. Nos venia bien una noche entre cuatro paredes, descargamos todas las mochilas y el equipaje en un rincón y nos propusimos dejar que la oscuridad nos trasladara al mundo de los sueños.
Camino de la revolucion... [Road to revolution]